La dramaturgia sí que ha sido poco trabajada en nuestro país, lo cual es muy lamentable, por el aporte que, desde ella, podemos presentar a los lectores y espectadores del mundo del teatro o del drama.

Desde la dramaturgia, nuestros niños y niñas y el público en general, pueden encontrar un espacio de deleite y entendimiento para toda la vida. Basta con saber que todos somos actores, en este gran escenario de la vida, y que, nuestra gran obra la vivimos escenificando y protagonizada, todos los días de nuestra existencia. La vida es nuestra potencial y cotidiana obra dramática.

En el caso de "El indulto", como drama de la autoría de Patricio de León, me permito plantear que se trata de una obra dramática que consta de tres (3) acto que inician su travesía de desamor, angustia y duelo, a partir de la decisión de separarse, llevando sobre su memoria, la división de los bienes que poseían, como pareja, la venta de la casa y la muerte de su único hijo.

Portada de la obra dramática El indulto (2024), de Patricio de León.

Conflictos familiares cotidianos de parejas. La realidad tangible del rompimiento matrimonial, esta vez con una línea de contacto de doble vía, a pesar de los insalvables vacíos espirituales que coexisten, junto al deseo de salvar su vida matrimonial.

Esa es la panorámica del cuadro de vida que se registra en esa obra de teatro, donde dos personajes recorren los espacios dramáticos de la obra, situando el remordimiento existencial y la tragedia humana, como parte inseparable de sus vidas.

En esta drama, el desamor y el duelo, invaden el ambiente de angustias que se mueve en cada contexto de diálogo sostenido entre los personajes que actúan de manera protagónica, en esta obra teatral.

Bendt y Jordana, se asumen desde la melancolía de no poder volver a edificar el contexto matrimonial que antes sostenían. La ruptura matrimonial, como realidad, es presentada como un hecho normal, entre los humanos. Desde esa óptica de ver la vida, hay un enfoque realista del matrimonio, como alianza espiritual entre dos humanos, por encima de lo sexual.

El Maestro y político, Luis de León, la Dra. Margarita Heinsen Guerra y el escritor y dramaturgo, Patricio de León, hijo del Mtro. Luis de León.

Como personajes activos, los dos establecen la dinámica normal de quienes se niega a olvidar aquel tiempo de convivencia familiar, a pesar del duelo marcado por la muerte de su hijo.

La terapia, como pauta de desahogo, es una de las alternativas presentadas aquí, como alternativa de liberación de angustias o como terapia sanadora de las quimeras del ser. Eso hace de esta obra, un espacio de liberación para el lector y para el espectador.

Me imagino la escenificación de esta obra, en un parque cualquiera, donde dos personas (un hombre y una mujer), encuadran el melancólico panorama de la ruptura y el duelo, como traumas psicológicos, arrastrados por el divorcio.

El teatro, aquí es espacio de representación de los traumas y llantos de los humanos, de manera desnuda y sin límites.

La música entra a formar parte del ritual de acciones que se entrecruzan en este drama. Eso nos induca del vínculo del sujeto-autor, como dramaturgo y músico.

Patricio de León.

La descripción del ambiente, la presentación de los detalles de los espacios y la presentación del reencuentro, adquieren vida propia en este drama, para revivir el pasado y el presente de su vínculo matrimonial, para arropar en la culpa, aquellos prejuicios que los empujaron a la ruptura.

Es un vivo confesionario, el que construye en ese encuentro, entre esos dos personajes, haciendo de esa obra de teatro, un relicario de intimidades, marcadas por el deseo de un posible volver, en medio de la conducta de quien sabe que su péndulo vital no tiene vuelta atrás.

Dos vidas, se convierten en rémoras del pasado, para, a partir de la llegada de un temporal de tormenta y nieve, confesarse y confesarnos sus delirios, por no decir sus quimeras.

Es la vida nisma en su más doloroso perfil, la que se proyecta en esta dramaturgia, representada desde una dialogía de discordias y tonalidades de recuerdos de imborrables amores, esta vez, desde la soledad y el silencio.

La ausencia de Casper (el único hijo de la pareja) y el duelo sembrado por su muerte, es lo que los une en una vertiente de llanto, desde un mismo dolor. "Casper en menor", es, entonces, el eje creativo de aquella pieza musical que el padre, como músico, escribió como expresión de resistencia a la negación del olvido, por la ausencia del hijo.

Los tres actos que sirven de base a estaobra dramática, son también la representación orgánica de su composición interna, porque representan el inicio de la obra, su nudo y su desenlace. Eso permite que los espectadores puedan captar, de manera rápida, su estructuración argumentativa.

El sujeto autor hace uso de su experiencia como actor y como creador, para conllevar este diálogo, mezclando el recuerdo o el pasado, la memoria, con la intriga, sin descuidar el humor y el suspenso, entre sus pocos personajes. Básicamente, dos personajes, envuelven el dramatismo-lírico, en esta obra.

Reitero, la vida y sus circunstancias, es el gran escenario, del que se ha valido el sujeto-autor, para incluirse él e incluirnos a nosotros, como espectadores de estas escenas trágicas del vivir en familia, de las cuales nadie se escapa, como la muerte y sus quimeras.