Cuando por razones de un alto grado de sensibilidad o de orden espiritual, alguien comienza a vibrar en una escala energética que le empalma con un plano superior, su conciencia se expande y entra en comunión con la esencia de las cosas y comienza a ser su certeza que no se es separado de nada, de que se es el Todo en la Unidad de un solo latido; se experimenta la dicha de estar establecido en las vivencias que quisiera testimoniar. Esto último no es posible, sino a través del lenguaje de los símbolos, no mediante el modo ordinario de la comunicación o el banal fósil del lenguaje de poca suerte que no trasciende la forma y lo meramente sensorial, careciendo de abismo insondable que anide la esencia de la poesía, de lo que ya llevamos dentro y que pugna por revelarse; necesariamente tendría que ser gracia a la elaboración de un decir que entrañe la sustancia esencial de lo enunciado: solo es posible cuando se ha asumido por estilo de vida la no interferencia, la sabiduría del silencio y la amorosa mirada del Tao.

Tenemos motivos para celebrar los logros de la poeta Mikenia Vargas, de sentirlos nuestros, de pensar que su calidad da cumplimiento al ideal estético que postula el ideario taocuántico, de cuya estética es signataria y cofundadora. Y esto, porque la Comunidad Literaria Taocuántica no tiene por razón de ser buscar notoriedad o encimarse en nombradía alguna, sino ser dinámica armonía que nos permita, en función del proceso experiencial, ahondarnos en nuestra naturaleza, convertirnos en mejores seres humanos, en consciencia de que divina es nuestra identidad esencial.

Una experiencia de expansión de conciencia ha ocurrido en esta cultora taocuántica, a fuerza de vivencias en unidad con el Todo. Sabe ella sagradas todas las cosas; ahora el árbol es un templo, una casa para estar íntima, entrañada en el amor que imanta la energía que hace una red de todo cuanto es en el Universo. Y así sacraliza la carne, ya no es barro, sino amor cósmico que oficia la consciencia de su vínculo con todo lo que es en la Unidad del Todo.

Caracterizado por un lenguaje salmístico y la brevedad que habla de la experiencia incomunicable mediante el lenguaje ordinario, el cual, como dijera Carl G. Jung, de ningún modo logra expresar lo que subyace bajo el umbral  de la conciencia, en su condición de testimonio la poesía en esta poeta fluye expontánea y casi sin palabras. Quizás sea el poema El sonar del fuego (con el cual inicia su poemario, Rumor Sagrado) el más representativo dentro de la veta mística de Mikenia Vargas… No parece un poema hecho con palabras, sino la vivencia diciéndose a sí misma… Dice la poeta mocana, la cual se abraza en dulzor ardoroso al ideario taocuántico:

Empinada
intento ver tu rostro
pero vas dentro de mí
debajo del olivo
Con tu candil me alumbra
llameas
todo es fuego sin poder balbucir tu nombre
En los pasillos de mi alma
reverbera tu misterio
es tu espíritu el eco que retiñe en el abismo
Basta tu rumor
y surca con tu braza mi sed.

La poeta encumbrada en su alta frecuencia energética, cuyas órbitas giran en su toroide hacia todas partes, en su claror, se sabe un pozo, una vasija donde resuena el Universo cuando el aire sega las aguas. Se ahonda en experiencias en las que es encantada por el sonido primordial, en esa ladera en la cual los tres tiempos tejen un solo instante de eternidad, por lo cual la realidad esencial se le revela ceremoniosa, emergiendo del centro que está en todas partes…

Dice en Inaudible:

Una voz habla dentro
retumba en la totalidad de lo que busco
aletea mi espíritu
todo es desplazamiento
Un ejército de ángeles pastorea mi navío
Sigo tu palabra
silencio inefable que desteje mis harapos
No sé a cuál orilla arriba esta marea
navego en torno a ti
siento pudor ante la desnudez de mi sonrisa
Otra vez al origen
al amor primero
No me importa el nombre que uses
para llamarme a puerto
no me dejes
Señor
no me dejes.

En la poeta que celebramos, la poesía no es una suerte de menores categorías simbólicas, sino de la realidad misma en su discurrir sin agotamiento, al cual llamaremos lenguaje de la conciencia, una certeza de imágenes arquetípicas, arcanos mayores develados que la dejan en dicha plena. En estos, hemos dicho, la conciencia se enuncia a sí misma para seguir siendo la entrañable belleza de la Verdad del Ser Absoluto: La Realidad Pura.

Ardorosa va íntima enamorada de la voz que la convida despacio hacia el otro lado, imantada por el resplandor de un lirio blanco en su mirada de cisne solo, y escucha un rumor como diálogos de agua en el vez del aire que interior le tasta y le deja sin el nombre que le hacía pensar que era el cuerpo. Y de lo que no es posible decir en su pureza, en su esencial modo de ser, da testimonio personal Mikenia Vargas, en el poema titulado Ardoroso encuentro, de modo singular y con la fluidez de lo auténtico, como proceso experiencial… Dice la poeta que celebramos:

En todos mis estados
ardorosa de ti
la niebla se disipa
No hay temor con que decir tu nombre
vives dentro
Llameada tu presencia
recibo con gratitud
todo en lo que me nombras
soy en los demás parte de ti
Encontrarnos
es inmortalidad que se desborda
de lo que llevo dentro

Mikenia Vargas ha interpretado el ideario que formula la Comunidad Literaria Taocuántica. Y de ello da cuenta en su creación de peculiar modo, sin pose, con la originalidad y la gracia del lenguaje luminoso natural a su Ser. Y no hay dudas, ella, en la búsqueda de su identidad y sentido divino, orilla La Verdad que la encanta y la imanta hacia su naturaleza, ese estado de ser en el cual ya no hay miedo de estar en la carne, sino amor hacia todo, en unidad sagrada con todas las cosas de las cuales se sabe ya no separada… En su poema, De luz, nos dice:

Ya no hay sombra
una luz superior viaja paralela
En la lumbre
me he visto atravesando las cosas
No existe un comienzo en el que pueda
acurrucar tanto recuerdo
En la unidad de mi silencio
no tengo nombre
Nada es para mí
si no es compartido
Te encontré a ti dentro de todo
Derramado en la vasija está
el amor para reconocernos
No hay palabras

Mikenia Vargas nos ha colocado en el territorio de la creación taocuántica como testimonio de la mirada empinada hacia el hondón de todo cuanto también le mira. No estamos antes una creadora que pretende sorprender con su decir de caracol, sino una cultora de verdades de vida que testimonia para dar cuenta de ese otro plano lateral en el cual participamos de la danza hacia La Fuente de energía pura de la cual ha emana todo, a la cual se le ha denominado Tao, igual, le llamamos, Realidad Pura, a la cual hemos de regresar ataviados de ese resplandor inenarrable que la belleza natural al Ser Supremo irradia, en cuyo amor somos Uno.

La poética de Mikenia Vargas es voz en sintonía con el ideario estético que funda la taocuántica, con la novedad de un decir de certezas vívidas, entrañadas en su anatomía oculta, toda de luz; así como develaciones de los registros akashicos o memoria cuántica, como ya le denominan los físicos cuánticos, los cuales están arribando a la confirmación del entrelazamiento entre el taoísmo y la física cuántica. Esta última valida la genuina espiritualidad, decimos, como la ciencia del Ser, tecnología espiritual, en cuya visión, de luz todas las cosas están hechas, y sombra no hay, solo luz, aun en la noche que amuralla la mirada.

Reconocemos en esta singular creadora una exponente genuina de la sustancia que como ideario estético y estilo de vida postula la taocuántíca, en su noble propósito de situarnos en el ángulo del amor hacia todo lo que es siendo también parte del  Todo. Rumor sagrado, paisaje de testimonios de experiencias vívidas que la poeta Mikenia Vargas pensó suyo, cerrado este espacio, como diría Borges, ya no le pertenecerá, quizás será del lenguaje o la tradición.

 

Ramón Antonio Jiménez, San Francisco de Macorís. República Dominicana. Poeta, fundador del ideario taocuántico y director de la Comunidad Literaria Taocuántica.