En días pasados se dio a conocer la noticia de que Bernardo Vega había depositado en la Biblioteca Vetilio Alfau Durán, órgano de la Academia Dominicana de la Historia, la colección bibliográfica que durante muchos años logró conformar acerca de Trujillo y la dictadura que encarnara desde 1930 hasta 1961. En carta dirigida a la directiva de dicha Academia, extensiva a todos sus miembros, el economista e historiador destaca la entrega de 749 libros, a los que se sumarán treinta y un títulos de su autoría depositados en diferentes momentos. A este desprendimiento preceden la entrega de su colección arqueológica al Centro León, de sus libros de arqueología al Museo del Hombre Dominicano y la entrega al Archivo General de la Nación de la colección de documentos que durante una larga y persistente búsqueda localizó en los archivos de la Presidencia de la República, y en otras fuentes de los Estados Unidos e Inglaterra.
El examen de la relación de los libros donados revela que se trata de 632 títulos, de los cuales, 117 se repiten con ediciones en diferentes años, por tener más de un ejemplar o por tratarse de versiones en diferentes idiomas. De estos, destacan las obras producidas por el exilio dominicano como uno de los recursos de combate contra el dictador. Esta especie de literatura de la resistencia se inició con la obra: Trujillo, la agonía dominicana, escrita por Buenaventura Sánchez y publicada en La Habana en 1933. Le siguieron las obras de Ángel Miolán, Juan Isidro Jiménez Grullón, Juan Bosch, Pericles Franco, Carmita Landestoy, entre otras, dominicanas y extranjeras. Como muestra de los que formaban la contraparte, también incluidos en esta colección, figuran los escritos de Joaquín Balaguer, Félix W. Bernardino, Thomás Hernández Franco y Manuel Arturo Peña Batlle. A estos se sumaban los escritores extranjeros pagados por el dictador y la literatura de la defensa generada para el día a día.
Discursos, informes, ensayos periodísticos, políticos y académicos son presentados con el cuidado editorial o con la exclusividad del recurso de la copia que daba la tecnología de la época. Muchas de las obras de esta colección conservaron durante mucho tiempo el sello de la exclusividad o de la consulta solo por parte del especialista. Por buena fortuna, todo cambia a partir de hoy. Esperamos que, en poco tiempo, la puesta en común de esta valiosa colección constituya un estímulo para el incremento del estudio de la dictadura de Trujillo con orientación escolar, académica o periodística, y con el gusto variado de los amantes de la lectura reflexiva. Sería el mejor de los retornos para el donante desprendido y para la consolidación de la memoria histórica de los dominicanos.