El cromatismo rítmico de Eris Estrella

Cuando mi mirada es atrapada por los trazos multicolores de un artista del pincel y del cincel, con sobrada experiencia del oficio, como el maeño Eris Estrella, me pregunto que cuál es la función del Ministerio de Cultura de la República Dominicana? ¿Dónde está su política cultural?

Para qué sirve un Ministerio de Cultura, que no sea para promover la creatividad en nuestros niños, jóvenes y adultos y para difundir y proteger sus creaciones, a nivel nacional e internacional?

En el caso deEris Estrella, debo decir que es un pintor y escultor dominicano, ya reconocido por la crítica nacional, pero, aunque jubilado de su labor docente en la UASD, no deja de seguir creciendo en su arte.

He mirado sus pintura y sus retratos a la acuarela, y, desde ellos, brota un cromatismo rítmico. Fluye de su hacer pictórico, musicalidad, movimiento, compás, como quien procura una ruptura con el "orden" de las cosas. Eso no es extraño en un artista novedoso, como él.

Miro una joven danzando y es movimiento y armonía lo que se desplaza en esa imagen. Observo al maestro de música dirigiendo sus músicos y es música, ritmo-sentido, combinaciones de tiempo y espacio, al compás de una batuta en manos que gesticulan y otorgan vida al espacio de la acción musical.

Luego, el artista se vuelve citadino y trate de adueñarse de la gran ciudad, de su paisaje y del esplendor de una naturaleza que contrasta con nuestro tiempo. Edificios, carreteras y calles, se convierten en los objetivos de aquel universo cromático que se devela y salta del pincel de Eris Estrella.

Y qué decir de aquella bailarina con traje que evoca los colores patrios de nuestra bandera nacional, y, más que folklore, se convierte en merengue, perico-ripiao, mangulina o carabiné, para expresar el alma musical de nuestra patria. De ahí que, el blanco, el azul y el rojo, son colores que prefijan los códigos y los discursos de una narrativa pictórica innovadora, muy propia.

Algo que sí le reclamaría a este creador, es que dirija su mirada e interés por nuestras lomas, barrios, caminos, cañadas y caseríos, sin dejar de abrazar nuestro paisaje tropical y caribeño. En buen decir "alofoque", que se dé un baño de pueblo…desde una mirada abarcante y estéticamente  política.

Vemos aquí…a un artista pintando a otro artista. Esta vez, tocando un bajo, haciendo vibrar notas musicales que, desde el pincel y la pintura, proyectan el discurso del otro, el ejecutante. Es el arte abordado desde arte. Una autocontemplación y una pragmática estética, sostenida por Euris Estrella.

Su pincel sabe situarse también en las frutas y en la conocina, y, entonces, pedazos de auyamas, y mesas y frutas, asumen, desde la imagen, su estatura cromática, su realidad artística, vistas desde la mirada atemporal y pluriespacial de un pintor que, sabe dar vida a las cosas que mira y que pinta.

Hasta cuando la acuarela se convierte en un rostro, hay ritmo, en la cara, en la sonrisa y en la mirada de eso que pinta, porque ritmo y movimiento se acomplan, en la pintura de Eris Estrella. Este es un pintor rítmico, armónico, en permanente movimiento. En este pintor, la pintura es música, gestualidad, ritmicidad y cadencia de tonos, desde lo cromático.

Y usted, amigo lector,  me preguntará que si se trata de un músico, y yo le respondo que sí, que se trata de un músico, cuyo instrumento a tocar es el pincel, para, desde el color, poner sobre el lienzo sus tonos cromáticos, pluricromáticos, expresivos, provistos de sentido, en su narrativa pictórica, desde su acción estética.

Este es un artista detallista, que, de manera minuciosa fija la mirada, más allá de la imagen o de la cosa que observa. Trasciende su objeto, cosa, paisaje o persona a retratar o a pintar, y no deja escapar el más mínimo movimiento o expresión que pueda ver o sentir, para trazar en la imagen su potencial creativo, su impronta estética.

Es un artista que, en la práctica,  ha trascendido lo meramente figurativo, para proyectar en su imagen,  la fuerza simbólica de su obra de arte. Se trata de un artista de resultados que marcan rutas que van más allá de la transrrealidad. Su mirada transfigura lo mirado, para hacer de la realidad inmediata, su obra de arte, agregándole detalles simbólicos que fortalecen su discursividad pictórica.

Este artista sabe auscultar sus motivos de arte, su razón ("inspiración") de crear. Sabe donde están sus motivos para crear (para pintar), para delinear su universo artístico, su obra de arte.

Ya, más  arriba, le reclamé, que, como innovador artista del pincel, está a tiempo, para mirarnos, como trópico caribeño,  y para auto-mirarse por dentro, y adueñarse de nuestros oleajes tropicales, sin dejar de penetrar en el alma natural de nuestro mítico paisaje caribeño.

Nuestro país, tiene en este creador, a un maestro del pincel, a quien las instancias de poder, no deben seguir empujando al olvido, sino asumirlo y proyectarlo hacia el mundo, para bien de nuestra nación.

Nació en Valverde, Mao. República Dominicana. Profesor Jubilado de la Escuela de Publicidad y de Artes Plástica, de la Facultad de Artes de la  Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).