El Centro Leóncumplió este mes de octubre, precisamente el 3, sus 20 años al servicio del arte y la cultura en la pujante y demandante ciudad de Santiago, estando al servicio de todo el país y ha llevado sus sinergias fuera de nuestras fronteras con éxito que debe llenar de satisfacción a la Familia León-Asencio, y a todo el grupo encabezado por su dinámica representante María Amalia León, Presidenta de la Fundación Eduardo León Jimenes y Directora General de dicha institución cultural.
Decía Carlos Gardel, que 20 años no eran nada, tal vez para disipar sus turbulenta historia, pero sabemos que 20 años representan sociológicamente una generación y eso nos marca individualmente, marca a los pueblos y a las instituciones y a sus huellas o cicatrices que se han de percibir en el tiempo, que es indudablemente lo que ha logrado positivamente dejar como legado, el Centro León.
Como Buenas prácticas, y como deseo de servir en el arte y la cultura para construir una mejor nación, pero con interés y preocupación de hacerlo bien, con eficiencia y profesionalidad, convertido en marca-país en aspectos culturales y del manejo y gestión de tan difícil oficio, son evidentes sus frutos, aunque sabemos pues, que su rentabilidad se ha de medir, como institución cultural, en los resultados a veces intangibles y no necesariamente de riqueza material, pero las huellas se queda y las generaciones quedan impactadas de su trabajo en los 20 años de existencia del Centro León, que es la mejor de las muestras.
Referente obligado del trabajo cultural, el Centro León ha logrado un posicionamiento bien ganado, un respeto de las demás instituciones culturales y una buena vibra con el sector público para alcanzar resultados compartidos en el trabajo cultural. Llegado a sus 20 años los logros son más que visibles y auguramos que siga adelante en su gran labor de apoyo para que el arte y la cultura sean vehículos de educación, de formación de una nueva ciudadanía, de acercamiento y cuidado al medio ambiente, de respeto a las diferencias y a la democracia cultural y de apoyo a los artistas y al arte, como a las más diversas manifestaciones del mosaico cultural que es la República Dominicana.
Precisamente el cierre de este 20 Aniversario se hizo acompañar, entre otras cosas magníficas, de una exquisita y bien montada exposición de la fotografía de Bernard Diederich, como parte de su colección fotográfica y cuyo valor fue reconocido, en su dimensión e impacto regional y valorar su importancia por la UNESCO Latinoamericana al otorgarle el reconocimiento de Patrimonio de la Memoria Latinoamericano y del Caribe el año pasado, a esta colección por reconocer esa trascendencia documental, patrimonial, y de significación regional de esta valiosa colección fotográfica que reposa en esta institución.
Curada por Carlos Acero, y el equipo profesional de museografía de dicha institución, y con esmero, puntualidad y estética, la exposición de Bernard Diederich, En primera línea. Una selección de fotografías del Fondo Bernard Diederich, se dividió en segmentos históricos que recorrió mas de 20 años con capítulos importantes para la historia de nuestro país y toda la región: las relaciones nuestras con Haití liderada por dos dictadores, Francois Duvalier y Rafael Trujillo, así como los acontecimientos cimeros de la Guerra de Abril y la posguerra, hechos que en gran medida marcaron el devenir de la llamada historia contemporánea dominicana.
Limpieza en el montaje, formato pequeño que no se traga la delicadeza de lo expuesto, textos cortos complementados por la fuerza de las fotografías seleccionadas, marcaron esta curaduría y el montaje de la exposición bien logrado, que a la vez es parte de su puesta en valor como Patrimonio de la Memoria dominicana, caribeña y Latinoamericana, por su irradiación en todo el continente de los hechos históricos narrados a través del lente de quien se convirtió en testigo visual de lo sucedido en esos años.
Naturalmente, la fuerza comunicativa de esta colección de Bernard Diederich del Centro León, va más allá de lo histórico, lo es igualmente de valor antropológica, estética, sociológica y geopolítica, sin embargo, el tema histórico lo relaciona más con su internacionalizacíon, aportando un contenido transfronterizo. Sabemos que su contexto, esta vez en la exposición, usó una narrativa más local, por el valor explicativo para el pueblo dominicano de estas fotografías convertidas en esta exposición, en documentos históricos.
Con esta hermosa, valiosa y bien estructurada exposición, dejó marcado el Centro León sus 20 años al servicio del arte y la cultura dominicana. Felicitaciones y esperamos cada vez recibir de esta institución sorpresas que nos hacen sentirnos más orgullosos de ser dominicanos y de que, desde el arte y la cultura, se puede construir narrativas de confianza, críticas, esclarecedoras, estéticamente bien logradas, y comprometidas con el mejor futuro de la nación.