La pasión por la lectura de Jordy Rosario, uno de los administradores del Carretón de Libros, no fue de la típica historia de la infancia, sino que su abuelo colocaba casetes para ver documentales y le cultivó el deseo de aprender y la curiosidad. “Mientras fui creciendo, ese hábito de fue afianzándose en mí”, afirmó.

Sin embargo, la chispa de “aportar más” se afianzó en él y en un grupo de 10 lectoras que viajaron a Cartagena, Colombia, para “dejar algún legado” en los 10.7 millones de habitantes de República Dominicana. Luego de un período de reflexión y aplanar la idea, surgió en 2019 el Carretón de Libros, en el parque Duarte, Zona Colonial.

“Aportar a la sociedad dominicana a través de la promoción de la lectura es un acto de responsabilidad social e individual, a medida que promueves la lectura, estás promoviendo valores que hacen a la sociedad más justa”, consideró.

Recordó el cuento “El negocio de doña hormiga”, de Juan Bosch, una fábula que habla sobre la superación de la mujer en 2000.

De hecho, los dominicanos de 10 años o más registran un promedio de lectura de cinco horas semanales, proyecta la Oficina Nacional de Estadística (ONE), lo que brinda a los emprendedores una semilla de esperanza en apostar a la cultura en las calles dominicanas.

Reto

El 5.1% de la población dominicana visita bibliotecas públicas para la lectura recreativa. Solo en 2023, más de 20,689 nacionales asistieron a estos establecimientos culturales, de este monto, 11,972 fueron féminas y 8,717 hombres.

“Yo quiero cambiar el mundo y es una idea utopía válida, pero cuando se pone en práctica y se trazan números para su funcionamiento y logística, es cuesta arriba”, señaló, por lo que resaltó que el principal reto es asumir el costo de operaciones, “avalado por entidades bancarias y empresas”.

Rosario explicó que el proyecto debe ser medido de manera cualitativo, debido a su funcionamiento bajo patrocinio. “Cuando una empresa confía en tu proyecto, se le debe presentar un presupuesto y proyecciones al cierre de año, por lo que se debe tener un balance de estadísticas”, aseguró.

Dos bibliotecarios por cada sucursal reciben al usuario que busca su próxima lectura. A nivel nacional, el Ministerio de Industria, Comercio y Mipymes (MICM), contó con 6,912 puestos laborales derivados de la bibliotecas, servicios de correos y afines.

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Jordy Rosario, uno de los administradores del Carretón de Libros. Foto: ©️ Víctor Rodríguez. Fecha: 23/01/2024.

“Tener a bibliotecarios implica un pago de nómina, implica la logística de buscar los libros que serán donados, trasladar la infraestructura, construirla y dar mantenimiento, el reto es económico”, sostuvo.

El inicio de cada proyecto cultural es cuesta arriba, un camino de prueba y error. La idea estaba concebida, “había que hacer la labor de parto y que el bebé corriera”. Pero, la pandemia puso a prueba su resiliencia y apuesta por la digitalización.

“En su inicio, la gente estaba eufórica, pero tuvimos que acatar las reglas sanitarias para proteger y protegerse de la propagación del virus”, recordó. Rosario indicó que las redes sociales fueron su “salvavidas” para seguir promocionando el emprendimiento y, a la vez, acaparar un mayor público.

“Una estrategia era compartir libros que estuvieran en versión digital, luego cuando la pandemia fue cediendo, pues se nos permitió abrir por un período corto en la semana”, sostuvo.

En República Dominicana, entidades como la ONE, estiman que el 41% de los dominicanos mayores de 12 años usaron internet para leer o bajar libros electrónicos, mejor conocidos como e-books. A nivel global, el panorama es similar, ya que se registraron 98 millones de lectores en esta modalidad y la venta de libros en este formato ascendió a US$ 14,160 millones el año pasado, conforme Statista.

Para el ejecutivo, la lectura fue un salvavidas para las personas, ya que el usuario encontraba en los libros una respuesta a su situación personal o social.

Según los datos suministrados por la organización sin fines de lucro (ONG), en 2020 contabilizaron 800 usuarios. Cuatro años después, aumentó a 1,100 miembros entre las tres sucursales. Además, la cantidad de libros transados ascendió a 2,300 el año pasado.

Expansión

A nivel nacional, la ONE registró 1,476 bibliotecas. Pero, fue Moca, Espaillat, que se destacó por su oferta cultural y acogió la tercera carreta del emprendimiento. “Es inquietante porque uno es apasionado por la lectura y creerá que el proyecto tendrá éxito, pero las personas han acogido esta idea”, comentó.

Cada librería tiene capacidad para 1,500 libros, lo que suma más de 3,000 ejemplares. Entre 1999 y 2021, la Oficina Nacional de Derecho de Autor (Onda) contó con 27,568 registros de libros bajo un ISBN. Y no es de extrañar que algunos autores o escritores dominicanos donen sus obras para incentivar la lectura.

Ángela Hernández, Luis Reynaldo Pérez y Elvira de los Santos, escritores dominicanos, han donado ejemplares de sus obras literarias y han fungido como un apoyo clave para el desarrollo del proyecto. “Los libros llegan en el momento justo en que tú como ser humano lo necesitas, es una experiencia espiritual y sanadora”, dijo.

El administrador indicó que la Zona Colonial tiene su encanto y entendía que existía un nicho de lectores consagrados y turistas que disfrutaban del centro histórico de Santo Domingo.

Impuestos

“Nosotros como país no hacemos conciencia de lo vital y lo importante que son los proyectos educativos sobre todo cuando tú lo miras desde el punto de vista territorial”, consideró. Pero, además, agregó que una de las premisas era que estuviera ubicado en espacios públicos.

Si bien la Ley 675-44 establece que la Dirección de Recaudaciones del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) debe otorgar un permiso por el espacio público, el administrador del Carretón indicó que cuentan con alianza con las autoridades y están exento del pago de esta tasa.

Acento consultó a ADN y explicaron que el costo de utilizar un espacio público en la Ciudad Colonial, por ejemplo, es de RD$ 21,979 por día, es decir, durante siete días serían RD$ 153,853. En tanto, al multiplicar esta tasa por 365 días, ascendería a RD$ 8,022,335.

Ante esto, el bibliotecario afirmó que el proyecto es una suma de voluntades. “Desde el inicio del proyecto tenemos relaciones con el Ministerio de Cultura, a través de la Dirección del Libro y la Lectura, y hay un apoyo puntual que ellos nos donan libros a través de la Editora Nacional”, aclaró.

En un país donde la lectura recreativa enfrenta desafíos, este emprendimiento se erige como un faro de esperanza cultural. Además, reveló que habrá una cuarta estación ubicada en Boca Chica en los próximos meses.

A medida que el Carretón de Libros sigue tejiendo historias y fomentando la lectura, deja un legado de enriquecimiento, que, según su administrador, a través de la lectura, las personas pueden cambiar el mundo con una página a la vez.