Una antigua combi, que el boliviano Carlos Ramírez acondicionó después de la pandemia para convertirla en una librería móvil o "Book Truck", se ha transformado en una novedosa forma de revivir su vocación de librero y expandir el amor por los libros en los barrios de La Paz.
La llegada de la pandemia golpeó el trabajo de Ramírez, que vende libros a pedido hace 23 años y que es miembro de la Cámara Departamental del Libro de La Paz, ya que con las restricciones fue imposible ofrecer sus textos en las oficinas de la ciudad como hacía antes.
"Después de dos años de pandemia ya no habían ingresos (…) fui sacando todo lo que me había ahorrado", contó Ramírez a Efe hasta que hace ocho meses, en una de las editoriales que le proveía los textos, vio aquel furgón Volkswagen ruidoso, despintado y con las llantas desgastadas.
La bendita combi
"He comprado (el coche) para revenderlo", relató Ramírez que pagó 3.000 dólares por esa combi "destartaladita" que tenía casi todo suelto para después llevarla al taller de un compadre y hacer los ajustes mecánicos y de carrocería que le cambiaron la cara.
De pronto alguien sugirió a Ramírez que usara el cacharro para vender libros y se puso manos a la obra.
El librero ilusionado le pidió a su hija arquitecta que le diseñara los estantes internos que llevarían los libros, todos calculados "milímetro a milímetro" y así comenzó ha hacer pruebas en las pendientes y bajantes de las calles de la ciudad, contó.
"Se caían los muebles" y "hemos ido ajustando". "La segunda prueba ha sido poniendo libros" y "se caían los libros", luego colocamos soportes "hasta que al final no se caía nada", rememoró Ramírez.
La combi, a la que el librero llama "Book Truck", reluce con un blanco impecable y decorados celestes desplazándose por la ciudad con un motor de escarabajo de 1.600 de cilindrada y una caja de montaña que son suficientes para cargar los 700 kilos de unos 2.000 libros.
"No la vendo por nada, me han ofrecido bastante dinero, no vendo mi combi", señaló Ramírez al considerar que el que fue un descuidado automóvil es ahora "parte" de su vida.
Un personaje
Ramírez, de 60 años, trabaja con su esposa, Miriam Ramírez, y ambos han asignado tres días de la semana para salir a vender en la combi, mientras que los demás se dedican a hacer entregas a domicilio.
"Salimos (a trabajar) por pasión. Son 32 años de vendedor de libros, a mí me apasiona vender un libro, y (explicar) cómo es comprar un libro original", aseguró.
Cuando Ramírez llega a una plaza y abre las compuertas del furgón que muestran los estantes de esa librería móvil, no pasa mucho tiempo para que esto atraiga la atención de niños, jóvenes y adultos que toman fotos, le hacen consultas simples o intelectualiodes y que lo abrazan o felicitan por su labor.
En su repertorio están libros clásicos de literatura y otras disciplinas, autores nacionales, textos de cocina o repostería y material infantil.
Ramírez contó que los libros que más vende son El Principito y el Diario de Ana Frank, además de las versiones "físicas" de los textos de la plataforma Wattpad como Silence o Boulevard, de la autora mexicana Flor Salvador, de los que dijo son los que prefieren las mujeres jóvenes.
En sus itinerarios con la combi por los barrios populares de la ciudad lamentó que casi nadie se acerca a preguntar por los libros, en cambio algo completamente distinto pasa cuando va por zonas residenciales o donde abundan las oficinas.
"(Me) da tristeza ver a un jovencito que no se asoma aunque sea para preguntar" sobre un libro, sostuvo.
Una encuesta efectuada por la Cámara Departamental del Libro de La Paz en 2020 arrojó que el 46 % de los bolivianos no lee ni un libro al año y que entre un 7 % y 8 % suelen leer más de cinco textos, además de que los jóvenes de entre 18 a 24 años son el sector que más lee en el país.
No obstante, ha señalado algunos casos en los que ha tenido que regalar algunos libros a niños y jóvenes que no tenían dinero o que al pasar suplicaban a sus padres que les comprasen uno del furgón.
Ramírez señaló que con la combi se ha cumplido una idea de toda su vida, "dejar una huella" en la gente para que esto se replique ya que se considera un "pionero" de las bibliotecas móviles.
"(Pienso seguir) hasta que las fuerzas me den (…) hasta los 70 u 80 años, si mi esposa sigue a mi lado, vamos a seguir juntos" en la combi, finalizó. (Gabriel Romano)