La literatura no es tan solo un modo de expresión, en la que el lector asume contar su visión del mundo o la ambición de un mundo posible. Esta es también una correa de transmisión para platear procesos de conservación de las acciones culturales específicas y determinadas de nuestras sociedades, por igual para remarcar acciones de educación que en muchos de los casos se van o se han ido perdiendo en el discurrir de una sociedad que día a día desmantela esquema de sus valores tradicionalmente positivos.

El cuento, y más aún el cuento infantil, es una herramienta que se presta de manera determinante a todo lo antes propuesto y en esta autora de primera factura literaria bulle el elemento de llamado de atención.  Yairys Pérez Acosta en sus cuentos hace hincapié en resaltar la importancia del amor familiar, resalta de manera exponencial el amor filial.

Pero más importante aún es que, con agudeza la autora llama la atención hacia la importancia del amor en el seno familiar, tal y como lo expone en el cuento Los ojos de mi Mamá cuando dice:

 ¨Las he visto, las he visto, cuando abro los ojos en cada amanecer, ustedes están ahí, aun siendo de día, en la cocina, en la sala, al despedirme para ir a la escuela, al regresar a casa¨. (pág. xxx).

En  Pérez Acosta, se resalta un alto sentido del compromiso de la importancia del amor en una familia, esta escritora, no solo se abraza a sus valores morales, sino que profundiza en dejar en el leyente un toque especial que le permita remover sus acciones conciénciales, tal y como lo desarrolla con gran destreza en el cuento Luna, donde tomando de anclaje la vida de una familia de cachorros articula una importante historia en la que pone de manifiesto como el amor de dos familias se encuentra en una de las peores encrucijadas sobre el papel y el accionar del amor, sobre todo en dos familias especiales una humana y la otra animal.

Veamos: En el granero Preciosa lloraba amargamente, mis cachorros mis cachorros, como los extraño, Luna, creo que esta vez no aguantaré tanta tristeza. Miró las estrellas como queriendo encontrar en ellas una respuesta¨…

Como podemos ver este cuento Luna, un relato de largo aliento, la atora Yairys Pérez Acosta, recurre con verdadera sagacidad a los recursos literario, sobre todo al uso del símil, para jugar con los diálogos entre humanos y animales.

Esta autora hace un uso adecuado de la Prosopopeya, de manera tal que el lector se envuelve en paraíso que ella desarrollo para que el infante lector se sienta atrapado en una burbuja que le ara flotar entre rasgos culturales, educativos y de profundización de la importancia del amor en la familia.

Veamos: Preciosa, estaba en la entrada del granero, sumida en su tristeza mirando al cielo, unos momentos antes le pareció haber escuchado el llanto de sus hijos, ¡como los extrañaba!

– ¡Estamos en casa! -exclamaron llenos de alegría y emprendieron una loca carrera hacia el granero, mientras gritaban

– ¡Mamá, mamá, mamá…

¡Preciosa se puso en cuatro patas rápidamente, ¿Dios mío me estoy volviendo loca? 

Escucho la voz de mis hijos; entre aquella grama a corta distancia vio a los tres cachorros que se acercaban a toda prisa.

– ¿Manchas, Oni, Luna, ¿son ustedes?

Sin duda que en esta autora Yairys Pérez Acosta, tenemos otra nueva voz que desde la provincia traza su raya de Pizarro en el devenir del cuento infantil dominicano…