Para los dominicanos, Duarte vino a ser como una revelación, porque en su tiempo puso de manifiesto una autenticidad que lo convirtió en líder y, posteriormente en prócer, al concretar la idea de una república que no contábamos con ella.

Duarte no es el prócer de ayer, sino el prócer de hoy, de mañana y de siempre. Y para moldear sus sueños y concebir la república dio perfil a la sociedad patriótica “La Trinitaria”, creada el 16 de julio de 1838, que había de inyectar ideales en la mente de hombres revolucionarios que vieron en él, en sentido potencial, el instrumento más eficaz para incrementar el fervor patrio.

Duarte, espíritu magistral de una época matizada por la barbarie de las tropas haitianas, y como referente con sentido desarrollista, se convirtió en la única garantía del momento y con sus ideas inicia la vía para erradicar de cuajo el espectro político y militar de los haitianos y legarnos “una nación libre y soberana”.

En Duarte, el concepto de “una nación libre y soberana” tenía la particularidad  inequívoca de construir un heroísmo que germinara en la conciencia de los jóvenes de su tiempo que observaban cómo los haitianos minaban la esperanza y les arrebataban el sueño de ser dueños de su destino, de tener un lugar seguro y propio ya que sin protagonismo no seríamos lo que somos hoy: auténticos dominicanos.

Infancia y adolescencia de Duarte

El nacimiento del libertador de un pueblo es un hecho glorioso. El asiento de la patria, en cualquier litoral del mundo, constituye una proeza que solo lo logran héroes y próceres mediante procesos de guerras o períodos de dominación de grupos que subyugan a otros y estos últimos se rebelan y lógicamente triunfan al estar dotados de valor personal, pasión de libertad y diseñan mejores estrategias bélicas o de inteligencia militar.

Los que se someten a la dura prueba del sacrificio casi siempre logran imponerse. Resulta una apasionante competición que requiere también de templanza, resistencia y paciencia, por tratarse de una empresa muy arriesgada que lleva años para lograr el triunfo.

La singularidad del nacimiento de Juan Pablo Duarte tiene lugar en medio de una serie de acontecimientos que se inician con los movimientos de independencia de las colonias españolas de América Latina, en el Virreinato de Nueva España  conformado por México y los países de América Central y las Antillas de habla española: Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico;  esas ideas de independencia tuvieron una gran acogida en los países de América del Sur, especialmente en aquellos que conforman el Virreinato del Río de la Plata: Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay; también las acciones de los pueblos del cono Sur repercutieron en otros lugares como Bolivia, que entonces se llamaba el Alto Perú; por otro lado, están los acontecimientos de Ecuador, Colombia y Venezuela, que al final terminaron imponiéndose ante la Corona, debido a que esta se vio indefensa ante la carencia de recursos económicos y la reducción de sus flotas marinas.

En esos movimientos tuvieron destacada participación José San Martín, Bernardo O´Higgins, José Gervacio Artigas, Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Francisco de Paula Santander, Andrés de Santa Cruz, José Antonio Páez, Francisco de Miranda, Benito Juárez, Miguel Hidalgo, José María Morelos, Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide.

En esos años libertarios, en Cuba se produjo la conspiración de los Soles y Rayos de Bolívar, en la que estaban involucrados un grupo de masones criollos que buscaban la independencia de la isla. Entre los protagonistas de esta conspiración figuran José María Heredia, Narciso López, Francisco Muñoz del Monte y Francisco Javier Foxa, estos dos últimos apellidos procedían de la isla de Santo Domingo.

En el caso de Santo Domingo, que anteriormente tenía el control total de la isla, se vio forzada a ceder la parte Este a Francia, durante el reinado del emperador Napoleón Bonaparte, lo que contribuyó a fortalecer el Estado haitiano.

En ese período de la historia de la isla de Santo Domingo, caracterizado por la imposibilidad de la Corona española de seguir manteniendo a las autoridades y sus ejércitos, y en medio de las facciones entre los principales caciques de Haití, bajo el amparo de Francia, tuvieron mucho protagonismo Alexandre Pétion, Jean Pierre Boyer, Henri Christophe, Jean Jacques Dessalines y Toussaint Louverture que se había ganado el apoyo de los grupos mulatos y negros por haberlos liberado de la esclavitud.

Por otra parte, surge la incidencia de José Núñez de Cáceres, en torno del cual se habían organizado diferentes grupos de valientes y combativos hombres que luchaban en contra de los españoles, y también de los haitianos, con tal de lograr el nacimiento del Estado dominicano.

En medio de una oleada de conflictos provocados por las metrópolis de Francia y España, nace Juan Pablo Duarte y Díez, en la ciudad de Santo Domingo, el 26 de enero de 1813 y muere en Caracas, Venezuela, el 15 de julio de 1876. Veinte años después se convierte en el principal inspirador de la construcción de la República Dominicana, proceso que permitió separarnos de Haití a partir de 1844.

Cuando llega de Europa, trae consigo las ideas románticas que asimiló de los políticos catalanes y se encontró de nuevo con sus amigos y los convenció de fundar La Trinitaria. Nueve firmaron el Manifiesto de Juramento en el que fijaban su posición en contra de Jean Pierre Boyer, aunque fueron numerosos los que participaron en dicha organización secreta.

Las sociedades Dramática y Filantrópica y el teatro de los trinitarios

Duarte y sus compañeros trazaron diversas formas de difundir sus ideas y crear conciencia sobre la necesidad de separar el territorio de la parte Este de la isla, o Santo Domingo Español, y expulsar a los ocupantes haitianos.  Una de esas ideas fue el teatro y el trabajo de concientización del pueblo.

Para tales fines, los patriotas fundaron las sociedades La Filantrópica (con fines altruistas y de beneficencia hacia la población), que se encargaba de propagar con trabajo social solidario la conciencia respecto a los objetivos perseguidos. Con la segunda, el ideólogo de La Trinitaria, que tenía conocimientos de la importancia del teatro como medio de exposición de las ideas, decidió utilizar la escena teatral para llevar su mensaje a la población.

En tal virtud, utilizaron una construcción próxima al palacio de Borgellá, preparada por el trinitario Manuel Guerrero, para llevar a la escena obras como Bruto o Roma libre, de Vittorio Alfieri; Un día del año 32 en Cádiz, de Eugenio de Ochoa y La viuda de Padilla, de Antonio Martínez de la Rosa.

El edificio donde realizaban sus puestas en escena era el de la antigua cárcel. Varios de los miembros de La Trinitaria se convirtieron en actores para las representaciones teatrales: Félix María Delmonte, Jacinto de la Concha, Pedro Antonio Bobea, Juan Bautista Alfonseca, Pedro Alejandrino Pina, entre otros. El prócer José María Serra se refirió en sus Apuntes para la historia de los trinitarios a la acogida del público y la asistencia al local:

“Este se llenaba de bote en bote en ciertas representaciones escogidas de intento, y la exaltación del espíritu público era tal, en ocasiones, que llegó a llamar la atención del gobernador, quien una noche hizo subir al escenario a un ayudante suyo, para pedir la pieza que se representaba y ver si en ella era cierto que estaban escritas estas palabras: ‘Me quiere llevar el diablo cada vez que me piden pan y me lo piden en francés’.

Esa invectiva contra los franceses no era supuesta: estaba en efecto escrita en la comedia, y el general Carrié se dio por satisfecho.

 

Cándido Gerón en Acento.com.do