Estamos en el tiempo de la conmemoración del aniversario 211 del nacimiento de Juan Pablo Duarte, distinguido como el primero de los dominicanos por haber concebido, difundido y defendido un proyecto de nación sustentado en la separación política de los haitianos y en la proclamación de una república libre e independiente. Su condición de político de fino tacto y de intérprete de la dinámica social se percibe en el acierto de la fundación de la Trinitaria, instrumento de lucha que despertó la conciencia y el sentimiento de la dominicanidad. Con ese fin puso en primer plano los rasgos primarios de nuestra identidad: el credo religioso, el uso del idioma español y el diseño de la bandera nacional, símbolo patrio por excelencia. Además, le debemos el lema y el nombre que nos distingue como país, y el ejemplo de dignidad y moralidad contenido en todas sus acciones.

En su ideario, recogido por Vetilio Alfau Durán, y convertido en un decálogo por el maestro Patín Veloz, Duarte refleja su elevada jerarquía y virtudes de hombre proceso, la coherencia  de sus ideales, la transparencia en sus actos y su capacidad ilimitada de sacrificio. Por su probidad incuestionable, honremos al Padre de la Patria. Hagámoslo, con las clásicas ofrendas florales, con discursos que transiten el camino de su ejemplo y con el sentido de rectificación que hoy es demanda. Simplemente, sigamos su ejemplo, alimentemos la fe en nuestro pueblo y su destino respetando la ley en tanto recurso regulador de las relaciones sociales, protectora de la soberanía y celosa de la unión de todos los dominicanos, sin tomar en cuenta la clase a que pertenezcan. Como él, veamos la política como la más noble de las actividades humanas y, quienes la ejercen, que imiten su desinterés económico, su apego por lo justo y patriotismo invariable. Que su legado nos identifique siempre con nuestros derechos, pero a partir del cumplimiento de nuestros deberes, y que nos reclame la consideración de la libertad como lo más preciado del contrato social. Así, honraremos a la patria y elevaremos hasta el tope los intereses supremos del pueblo dominicano.