Don José León Asensio acaba de dejar el mundo de los mortales con su frente en alto, habiendo cumplido su deber como ciudadano integro, dedicado a tiempo completo a la labor empresarial con éxito reconocido por el pujante sitial de las empresas que este grupo corporativo, sobre su cabeza, logró alcanzar y con una página de entrega y servicios al país.

Miles de empleo giran alrededor de quien en vida continuó el liderazgo cabeza de este gran emporio empresarial, Don Eduardo León. Su jovial temperamento lo sacaba por momento del almidonado traje de empresario y lo colocaba jovial y coloquialmente en el mismo nivel de camaradería del músico popular, el poeta surrealista, el artesano tallador de íconos identitarios, el artista labrador de grandes obras, el intelectual estratosférico, siempre conservando su sonrisa y sus carcajadas en entendibles diálogos con todos y todas.

De gran raigambre direccional en su labor empresarial, este oficio familiar nunca lo desvinculó del arte, de la cultura y del deporte, pasiones que supo compartir con su arduo trabajo al frente de este gran grupo empresarial. Dotado de la sencillez, poco común en determinados medios, Don José supo conservar amistades de todos los niveles sociales a quienes trataba con esmero, respeto y distinción, sin importar su estirpe. Sencillo en el trato, amable en su protocolo con los demás, Don José León cultivó igualmente el don de la humildad, pues de manera muy informal se trataba con las personas, independientemente de la procedencia social, académica, formativa o económica.

Centro León.

Un ciudadano de bien que supo estar del lado de las mejores causas nacionales para hacer del nuestro, un mejor país. Sin estridencia y guardando la prudencia debida, Don José compartía y se involucraba en distintos temas nacionales, para buscar soluciones o aportarlas, tanto desde su yo personal, como desde el compromiso corporativo.

Gestor, porque Raíces, la emisora distintiva del grupo León Jimenes, es hechura de él, por su vocación hacia la colección rigurosa musical, la selectiva escogencia de sus títulos, melodías, artistas, bandas y géneros musicales hasta la asiduidad y compromiso de ser el curador musical por excelencia de sus más destacados y honrosos programas musicales.

Era un verdadero ciudadano que con bonhomía se ocupaba, desde su espacio social, por hacer lo mejor en favor del país, y todo lo sensibilizaba: el arte, la cultura, el medio ambiente, el deporte, las buenas causas nacionales

Pero gestor, porque dio continuidad con firmeza al compromiso empresarial de un espacio, donde exponer las piezas ganadoras del Concurso de Arte Eduardo León Jimenes, era una obligatoriedad familiar que dio continuidad,  y ser decidido apoyador, casi sin límites, del Congreso de Música, Identidad y Cultura en el Caribe, llevado por el Centro León, y sus socios del Ministerio de Cultura y el Instituto de Estudios Caribeños, por cerca de 15 años, siendo Don José, el más alegre y deleitado seguidor de tan excelente programa de investigación, debate y presentaciones jamás visto en el país.

El deporte fue su gran pasión, como la música, por eso su obra de gestor fue más que apoyar actividades culturales, también impulsó con esmerado cuidado destacados programas de elevación del deporte dominicano, como hizo con la música y grandes espectáculos que, si bien era parte de la programación concebida desde la cuna misma del grupo León Jimenes, encontró en Don José León un buen promotor y soporte para su continuidad con éxito de todas y cada una de estas iniciativas.

Recuerdo que en el año 2010 puse a mis estudiantes, de la extensión de la UASD de San Juan de la Maguana, un trabajo de investigación consistente en escuchar el programa de los clásicos de Raíces por las noches una semana, y que al final me escribieran sus comentarios de cómo sacudió sus gustos convencionales la experiencia. El resultado se lo comenté en una carta a Don José y quedó fascinado con la iniciativa y los resultados obtenidos, sin bien no absolutamente favorables, pero sí en que el gusto musical se educa y se habitúa, y eso fue lo que en parte me comentó en carta que aún conservo.

Era un verdadero ciudadano que con bonhomía se ocupaba, desde su espacio social, por hacer lo mejor en favor del país, y todo lo sensibilizaba: el arte, la cultura, el medio ambiente, el deporte, las buenas causas nacionales y su capacidad de entenderse con todos los grupos sociales que lo hacían portavoz de todos y todas y un excelente mediador.

Su desaparición deja un gran legado en manos de sus continuadores y una gran lección de cómo aportar y construir una mejor nación. Deja su partida, su ausencia física, pero no sus ideas e iniciativas que continuarán como parte de la mística corporativa o en cualquiera de las personas que tocó y en las que pudo sembrar una semilla de bien, para seguir construyendo un mejor mañana para todos y todas. Descanse en paz Don José León, su ejemplo nos servirá para hacerlo cada vez mejor.