La literatura dominicana, impregnada de historia y complejidad cultural, sirve como un espejo reflexivo que captura la esencia del mestizaje y la búsqueda incesante de libertad en la República Dominicana. A través de las páginas de obras emblemáticas como Enriquillo de Manuel de Jesús Galván, Cartas a Evelina de Francisco Moscoso Puello, La Fantasma de Higüey de Francisco Javier Angulo Guridi, La sangre de Tulio M. Cestero, presentes en la biblioteca de ISFODOSU, emergen las voces de personajes que encarnan distintas realidades del pueblo dominicano  poniendo en evidencia facetas de su identidad y las distintas culturas que arropan un solo pueblo. Este ensayo se adentrará en el análisis de cómo estas obras literarias, a pesar de sus diferencias temporales y temáticas, convergen en un tema central:"  el mestizaje del dominicano y su constante anhelo de libertad" .

Pero, ¿qué es libertad? La libertad es la capacidad de una persona para obrar según su propia voluntad, tomar sus propias decisiones y llevar a cabo acciones de manera autónoma. Desde una perspectiva filosófica, se distingue entre dos conceptos principales. Por un lado está la libertad negativa que es la ausencia de obstáculos externos, constricciones o impedimentos para hacer lo que uno desea. Es decir, uno es libre en la medida que ningún otro agente interfiere con las propias acciones y decisiones. Esta noción de libertad enfatiza la no interferencia. Por otro lado tenemos la libertad positiva que implica tener el control efectivo sobre uno mismo y sobre las propias decisiones. Más que la ausencia de interferencia externa, la libertad positiva requiere que uno tenga la capacidad, recursos y oportunidades para ser dueño de sí mismo y auto-determinarse.

Tomamos este tópico de libertad porque es la base principal para comprender la fuerza y motor de los personajes principales de cada una de las historias presentes en estos libros. A medida que desentrañamos las páginas de estas obras, nos sumergimos en la complejidad de la dominicanidad, donde las voces de los personajes, ya sean líderes indígenas, criollos educados, descendientes de extranjeros, campesinos, marineros o individuos luchando contra la tiranía, convergen en un canto coral que resuena con la aspiración compartida de libertad. Como   ejemplo de esta búsqueda de  libertad y mestizaje tenemos a Enriquillo (2018), una obra que logró representar o recordar el corazón de la resistencia taína contra los conquistadores españoles durante la colonización de la isla. La novela, ofrece una mirada a las atrocidades cometidas por los colonizadores, desde la imposición de trabajos forzados hasta la esclavitud y la propagación de enfermedades que diezmaron a la población indígena, quitándoles todo desde la dignidad hasta la vida.

Francisco Moscoso Puello.

La trama, no solo presenta la cruda realidad de la opresión sufrida por los indígenas, sino que también destaca el coraje y la valentía de aquellos que se levantaron para defender su tierra y su cultura. La llegada de los colonos a la isla marca un capítulo en la historia, un encuentro entre mundos que dejó una huella indeleble no solo en el pueblo sino en la historia de todo un país. Esta realidad sumada a la  importación de los negreros  africanos  a la isla es lo que permite que en una dominicana presente el pueblo tenga distintas contexturas físicas y de color. Encontrando desde negros con narices finas, blancos con cabello afro y mulatos con ojos verdes. Esta variedad étnica la podemos notar  más en La fantasma de Higüey (2018) del escritor Francisco Javier Angulo Guridi, nos brinda una visión poética y evocadora que captura la belleza de la  isla. En palabras del autor:

¡Cuán bellas son las noches en el Nuevo Mundo, alumbradas por la luna! ¡Con cuánta facilidad se comprende en ellas  la grandeza de Dios y la miseria de los hombres! ¡Qué elocuencia respira todo, qué autoridad tiene la montaña, qué humildes se ostentan los desiertos, qué conformes resbalan los ríos entre las abras! No hay duda: en América más que en parte alguna la noche es el elemento de la conciencia…¿Y bien? La noche tiende su manto peregrino, la luna reverbera desde la mitad del firmamento, el océano rezumba, y el hombre se estremece… Todo es grande allí; todo sublime, terrífico y soberbio. Solo el hombre aparece tímido y mezquino; mas razón le sobra para ello: Dios, como en todo, reina en esas vastas soledades (p. 25).

En la obra La fantasma de Higüey podemos apreciar esta diversidad entre los personajes en donde presenta al tío Bartolo con ‘‘una estatura gigantesca (…) su frente era ancha (…) Ágil y fuerte en medio de sus años (Angulo Guridi, 2018, p. 24) ’’, mientras que a Isabela la define con características muy diferentes a esta ‘‘una bellísima doncella de hasta veintidós años, blanca como la vela de mi bote, de grandes ojos azules, tez pulida y labios encarnados’’ (Angulo Guridi, 2018, p. 37) y por último tenemos a Tuizlo que era:

Un robusto joven… cuya tez, bastante morena… su fisonomía era suave y apacible, bañada por ese tinte melancólico y esa dulzura indefinible que caracteriza al salvaje de las regiones intertropicales, a través de la cual irradia el sentimentalismo verdadero; pero su mirada la contrastaba poderosamente porque era viva como la luz del rayo y era altiva, y como tal, símbolo de un alma indomable, que orgullosa de sí misma jamás está dispuesta a transigir con las grandes alternativas de la vida (p.37).

La obra captura la complejidad de una sociedad en transición, luchando por encontrar su identidad en medio de la ocupación extranjera. La fusión de elementos culturales crea un lienzo rico y matizado que refleja la esencia de la dominicanidad en formación. La novela no se limita a ser una narrativa histórica; también actúa como una crítica a las estructuras sociales y religiosas de la época. El personaje del padre Delmonte simboliza los prejuicios raciales y de clase, así como el abuso de poder de las autoridades. La obra denuncia cómo estas estructuras opresoras obstaculizaban las libertades individuales y la búsqueda de justicia social, estableciendo una conexión intrínseca entre la lucha por la libertad y la crítica a las instituciones que la limitaban.

Asimismo,  el libro La sangre de Tulio M. Cestero, encontramos como mismo elemento central la libertad, representada en personajes como Antonio, quien lucha contra la opresión aunque ello le acarree prisión y miseria. Como dice en un pasaje, "la tiranía le oprime paralizando sus fuerzas vitales" (Cestero, 2018, p.43). Esto muestra ese afán de autonomía frente a regímenes autoritarios repetidamente impuestos. Esa resistencia tiene sus inicios en el intenso mestizaje surgido desde la colonización española. Cestero traza el origen del autoritarismo a la ocupación haitiana previa a la independencia, que "disgregaron las castas coloniales" (Cestero, 2018, p. 128) y derivó en caudillismo e inestabilidad política.

No obstante, el autor también atribuye la rebeldía dominicana a esta mezcla racial y nos grita que "De la mezcla, nos vienen el ímpetu y la resignación repentinos, la violencia enfática, la suspicacia letal y la aspirabilidad" (Cestero, 2018, p. 203). En ese pasaje, el personaje de Arturo Aybar está reflexionando sobre el mestizaje racial y cultural de los dominicanos, atribuyendo distintos rasgos psicológicos a las diferentes influencias étnicas.

Estos son la resignación repentina, la cual alude a la resignación y mansedumbre de los indígenas taínos, que en poco tiempo fueron maltratados  y esclavizados, perdiendo sus creencias y cultura. También está la violencia enfática que proviene de los esclavos negros traídos de África, gente que debió rebelarse con violencia para defender su dignidad frente a amos despiadados. Está la suspicacia letal que es la desconfianza y recelo también atribuible a los negros, fruto de un sistema esclavista brutal donde debían cuidarse las espaldas. Por último, tenemos la Aspirabilidad siendo esta la  ambición o aspiración de progreso, heredada del espíritu visionario y emprendedor de los colonizadores españoles.

Es decir, heredó ímpetu y rebeldía de los españoles; resignación y mansedumbre, de los taínos; violencia y desconfianza, de los negros. Un cóctel que, en palabras de Cestero, produjo espíritus indómitos como los de Máximo Gómez y Lilís. Otros legados culturales son patentes. Por ejemplo, la religiosidad con raíces católicas (procesiones, devociones) o las supersticiones de origen africano (brujería, galipotes). También perduran costumbres aborígenes en la vida sencilla del campo, que contrasta con la agitación política de las ciudades. En definitiva, a través de La sangre Cestero muestra cómo en cada dominicano subyace ese intenso crisol racial y cultural, del que emanan rasgos como la rebeldía o la resignación que han marcado su devenir histórico en la búsqueda permanente de libertad.

Por último, en Cartas a Evelina de Francisco Moscoso Puello ofrece una visión profunda y compleja sobre la identidad y la condición del pueblo dominicano. A través de sus reflexiones, aborda temas fundamentales como el mestizaje y la búsqueda de libertad que han definido la experiencia histórica de esta nación. Uno de los ejes centrales en el pensamiento de Moscoso Puello es el complejo proceso de mestizaje por el que ha transitado Santo Domingo: "Somos, pues, un pueblo de mulatos, y esto es muy importante. No se debe perder de vista" (Gregorio Billini, 2018, p.211). En efecto, el autor enfatiza que el rasgo predominante de la sociedad dominicana es su condición mayoritariamente mulata, resultado del encuentro –a veces violento– entre el elemento europeo, el indígena y el africano.

En varios pasajes se pueden ver los orígenes raciales del pueblo dominicano, detallando cada uno de los grupos étnicos que han contribuido a la mixtura actual. Rescata el valor de integrantes como sus ancestros taínos, los colonizadores españoles, los esclavos traídos de África, entre otros. Asimismo, se interna en su propia ascendencia familiar, destacando que desciende de una estirpe mestiza con predominancia blanca pero con un importante sustrato negro.

Durante el escrito se puede destacar este crisol étnico del que surge el dominicano, a la vez que es consciente de las tensiones y dificultades que dicho entrecruzamiento ha provocado. De hecho, culpa a la esclavitud, el colonialismo y otros factores de opresión de haber perjudicado gravemente el carácter del pueblo: "Basta ver a un dominicano para comprender inmediatamente que no desciende de un hombre libre" (Moscoso Puello, 2018, p.211). En ese sentido, entiende al mestizaje no solo como encuentro, sino también como herida. Se conecta el tema del mestizaje con la búsqueda histórica de libertad en diversas esferas. Por un lado, está la libertad física o política, asociada a las múltiples gestas independentistas frente a potencias internacionales.

Pero, por otro lado, también explora la necesidad de liberación intelectual de este pueblo. . Es severo en la crítica, la falta de educación cívica, el conformismo y la perpetuación de la ignorancia como mecanismos de dominación interna. Considera crucial que los dominicanos encuentren su propia voz, desarrollen un pensamiento crítico sobre su pasado y su devenir: "No ha habido quien haya pensado en este problema, o haya planteado y haya tratado de buscarle solución" (Francisco Moscoso Puello, 2018, p.91). De esta manera, Moscoso logra enlazar la emancipación física con la emancipación de la mente como proyectos que deben nutrirse mutuamente. Y es aquí, en el despertar de la conciencia intelectual sobre lo que significa ser dominicano, donde el autor deposita las esperanzas sobre el futuro de este pueblo tan singular, complejo y fascinante.

En conclusión, la búsqueda constante e incesante de libertad y el fuerte mestizaje cultural son dos de los elementos definitorios de la experiencia histórica y de la identidad propia del pueblo dominicano. En todas estas obras palpita el intenso mestizaje constitutivo del dominicano, con personajes que encarnan ese mosaico de razas y tradiciones que construyeron la isla. Así, libertad y mestizaje siguen siendo los vigías que guían el devenir del pueblo dominicano en su constante transformación, en su lucha por labrarse un futuro donde pueda florecer la plenitud humana de todos sus integrantes. Un horizonte de libertad y justicia social por el cual se sigue clamando hoy, tal como ayer lo hicieron los míticos héroes de su pasado. Un futuro donde esa herencia diversa, lejos de dividir, sirva para enriquecer y potenciar lo mejor de la nación dominicana.

Referencias

Angulo Guridi, F. J. (2018). La Fantasma de Higüey. ISFODOSU.

Jesús Galván, M. (2018). Enriquillo. ISFODOSU.

Francisco Moscoso Puello, F. (2018). Cartas a Evelina. ISFODOSU.

  1. Cestero, T. (2018). La Sangre. ISFODOSU.