La muerte es misericordiosa, ya que de ella no hay retorno; pero para aquel que regresa de las cámaras más profundas de la noche, extraviado y consciente, no vuelve a haber paz. (H.P. Lovercraft, escritor norteamericano)
¿Lo grotesco pensante? ¿Lo Gore Extremis sin menos artificios? ¿La sangre que corre por un breve cauce de reflexión sobre la condición humana y sus miserias? ¿Al final, la muerte como el único y verdadero escape ante tantas roturas en las almas de mortales navegando dispersos sobre la media isla?
No se asusten. Lo de arriba refiere al primer libro de relatos del artista dominicano Vladimir Velázquez (Premio Bienal Dibujo 1990).
Hablamos de su primogénita literaria , Dominican Splendors, una serie de truculencias, desgarros y mala leche de seres atrapados en la dominicanidad del siglo XXI.
El autor de este The Horror Picture a la criolla vierte sus argumentos acerca de su opera prima, Dominican Splendors: se trata de relatos que intentan escanear la mentalidad de una sociedad ajena a su propio destino. Que copia patrones impuestos para mantenernos en el sinsentido de los relativismos en boga: la violencia gratuita, el hedonismo, el consumismo, la falta de oportunidades, la pobreza, todo ello enmarcado dentro del humor negro. Exploramos en Dominican S., géneros tan diversos como la novela negra, la ciencia ficción, el gore callejero cuyo hilo conductor de las historias es la muerte como principal protagonista.
Manolito, El Mago, El Billete de Pochum y a Mi dulce y querida hermana. Tres historias en torno a la maldad. Detalles como la ambigüedad de Manolito, la desastrosa mala suerte de un tiguere bimbin como Pochum y el inframundo esquizoide de la dulce y querida hermana.
Los círculos infinitos y asfixiantes de un relato Pulp Dirty Fiction como Un cadáver en el baúl. El mareo en el lector justifica lo kafkiano. El absurdo como la cola del perro.
Al libro lo acompaña las ilustraciones interiores y cubierta creadas por el propio Vladimir Velázquez . Los aportes promocionales y relaciones públicas estuvieron a cargo de su esposa, la también la escritora y artista Verouschka Freixas, la utility…según ella.
El cuidado de la edición y la corrección de estilo estuvieron a cargo de los escritores Luis Reynaldo Pérez y Odilius Vlak.
A propósito de ¡Arre, Penco!, uno de los relatos de Dominican…el escritor Odilius Vlak, extremófilo, como siempre, resumió en la presentación del libro en Casa de Teatro los barullos de la naturaleza humana y su características bifrontes.
“En el malecón el Penco ya no puede arrear más. El caballo colapsa con la carga de jucas y vapers que harían del TETEO una vaina bien. El crimen indigna a palmeras y olas que frasean el coro: «¡Arre pa el cielo Penco, arre, arre, arre; allá los garrotazos al menos los dan ángeles “
Apoyemos el libro dominicano. Salgamos de las pantallas androides. Seamos análogos por un par de dáia Leamos un libro, si es de autores dominicanos, mejor. No seamos zombis.