El postumismo como movimiento fue bautizado Colina Sagra, por Vigil Díaz como lo refiere José Rafal Lantigua: «Para ese entonces ̶ 1912 ̶ Moreno Jimenes vivía en una calle en proyecto, la que hoy sería la calle Benito González, a una cuadra de la avenida Capotillo, hoy avenida Mella. […] Precisamente fue Vigil Díaz quien le dio el nombre de Colina Sacra» (pág. 91). Se dice que, por estos lares de Santiago, en el barrio Los Pepines, donde Moreno vivió, lo designó Colina Sacra.

En La hija reintegrada, se cumplen los cánones del postumismo: 1) En el poema hallamos el ambiente nacional, porque la hija igual que su padre nació en dominicana, estableciendo, de inmediato, esa vinculación   telúrica con lo propio y con el continente americano. 2) El único tema del texto es la muerte, cansada y expuesta ante la angustia de un padre que perdió su hija, estando ausente en ese momento, creando así, un me culpa. Ante el final o lo póstumo, el papá-poeta no sabe explicarle a su hija, si la muerte es buena o la vida es dolorosa. Solo quiere que vuelvas más madura y con mayor discernimiento que él: I. «Hija, yo no sé qué decirte si la muerte es buena/ o si la vida es amarga;/ sólo te aconsejo que despiertes, adulta de comprensión más que tu Padre» (Jimenes, 2014, pág. 15). Ahora bien, sabe que, aunque quieras verla de nuevo, no podrá porque no hay aura en el porvenir de su hija, porque está fallecida, entre una sábana blanca, pero que su pasado será inmaculado, que brillará el destino de su progenitor:  II. «Hija, ya no habrá oriente ni poniente para tu porvenir:/ una sábana blanca serán tus días, /una sábana blanca será tu pasado/ y tu recuerdo una estrella que frente a frente/ me iluminará el porvenir!».

El «agotamiento» físico de ella, le va provocando «lágrimas» y flojera en «la pulsación de la tarde» (III). En el IV) al observar desesperado el cadáver de ella, regresa a su «infancia y su silencio». En el V, quiere estar «desnudo de bienes y de virtudes», para tener la «sustentación un ser increado…». Entonces le escribe en el VI: «Tu vida fue microscópica, pero grande;/ el segundo de tu inexistir, eterno» (pág. 16). Sabedor de que vive en una sociedad fingidora y triste, en el IX dice: «con el carbón y con la piedra», después de su trágica partida, todo en su vida le será penumbra: X. «¡Cómo me alivianas la sombra, al advertir desde que te/ dormiste que en mi derredor todo es sombra!» (pág.19).

Procesando y sufriendo el fallecimiento de su amada hija, el cantor aprendió a ser más inteligente y más triste: XI. «[…] me enseñaste desde que naciste/ a ver la vida con el ojo más sabio/ y a la humanidad con ojo más triste».  Se da cuenta de que, desde la vida del primer y último hombre, que la alegría que debemos aprender, es a ser triste: «[…] ¿y no es acaso la suprema alegría de/ los seres mudables el ser triste?» (ídem). Su hija desde que vino al mundo, no podía bastarse por sí misma, por lo que, desde muy joven, sería una: «boleta de la tumba», asimismo su preferida: VII. «¡Oh tú, desde que naciste pude decir: boleta de la tumba!» / ¡Oh tú, que ya crecida pude decir, por tu desvalidez, /la preferida mía! (pág. 21).

El poema de La hija reintegrada, es un texto que surge, desde la hondura profunda de un padre acongojado, que utilizó su don creativo para reintegrarla a una existencia más duradera, por medio de la poesía, trascendiendo el yo personal, por el de la humanidad. No obstante, el poeta estar atravesado por «una sombra entre dos crepúsculos»: XIV. «Hija, cada vez que examino tu vida/ me doy cuenta que tú eres como mi vida:/ una sombra entre dos crepúsculos» (pág. 20). Retoma el peligro del adjetivo en la poesía, que denunció Vicente Huidobro, para decir que ante la muerte «es cruel y rudo:/ […] y del lenguaje, sólo debe quedar desnudo el verbo»: XVII. «Olvidaba que toda adjetivación es cruel y ruda:/Dios dio desnudo a los hombres el verbo, / y del lenguaje, sólo quedar desnudo el verbo» (pág. 21). Domingo desnudó en este poema, toda su lastimada angustia, poniendo la muerte de su retoño, por encima de las palabras, haciéndola en poesía cósmica y así, no pueda ser atrapada en una sola palabra: «No te puedo asir con una palabra, / y no debe extrañarte, recónditamente, / porque tú estás para mi más alta que la región de las palabras» (ídem).  Él sabe que después de la muerte, solo hay: silencio, sombra y nada: XXI. «Miserable del hombre que osa creer que después de la sombra/ la vida es vida» (pág. 22).

El poema está enumerado de manera románica, con 33 cantos, en cada uno de ellos, contiene las garras de una poeticidad, que va más allá del padecimiento del yo subjeto del poeta, por la muerte adorada hija, para asirse en voz del hombre universal. Esto es el tercer elemento, que convierte y resalta, las tres proclamas principales del movimiento postumista de Domingo Moreno Jimenes, porque se logra lo que decía el poeta: […] «una poesía enteramente regida por las emociones, donde los prejuicios de forma y fondo desaparecen». «Es, sencillamente, una poesía que va más allá de uno, es la voz del hombre».

Una de las vicisitudes de nuestra literatura, además de la falta de difusión, son los escasos estudios académicos que aparecen. Nuestras universidades deberían tener entre sus ejes de investigación, las obras literarias de los escritores dominicanos, como   se hace en la mayoría de las academias de los países desarrollados con sus pares. Cuántas tesis de grado, de postgrado o doctorado existen en nuestras altas casas de estudios superiores. Son muy escasas, por ejemplo, de Domingo solo he visto, la tesis doctoral de su nieta Bárbara Morena García: El recorrido poético de Domingo Moreno Jimenes (2001), quien me escribió en la primera página: «Dedico este ejemplar que es producto de muchos años de esfuerzo y dedicación, espero que su lectura sea enriquecedora». En la introducción el doctor Bruno Rosario Candelier, presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, sentencia: «El lector de esta obra de Bárbara Moreno García va a comprender la importancia de la poesía de Domingo Moreno Jimenes puesto que estamos ante un estudio preciso, claro y rotundo, fruto de un buceo profundo, escrito con criterio científico, enfocado con rigor metodológico y presentado con acertada interpretación conceptual, estética y poética» (García, 2001, pág. 6).

Las pocas tesis doctorales que hay, la mayoría son realizadas fuera del país, en universidades internacionales. La autora nos explica: «Este trabajo constituye mi tesis doctoral "Le Parcours Poétique de Domingo Moreno Jimenes”, presentada en la universidad francesa PARIS VIII en el Departamento de Estudios Históricos (Département d’Etudes Hispaniques) siendo el notable profesor y crítico Saúl Yurkievich el director de la investigación» (pág. 17). Como todo trabajo de esa estirpe, lo que se dice debe ser plateado y demostrado científicamente, por lo que se convierte en uno de los más connotados que se han hecho. Por lo que expresa la autora: «Los estudios realizados sobre este autor han sido en su mayoría fragmentarios, es por esa razón que trataremos esta vez de acercar los temas y aspectos fundamentales presentados en toda su obra» (pág.19).

Uno de los escritores que más estudió y conoció a Moreno, ya no está con nosotros Manuel Mora Serrano (1933-2023), escribió una potentosa obra de investigación de 796 páginas: Postumismo y Vedrinismo. Primeras vanguardias dominicanas (2011). El autor hace un extenso y exhaustivo análisis de los grandes momentos literarios internacionales y nacionales de las vanguardias. Entre las dos dominicanas y sus protagonistas Domingo Moreno Jimenes y Vigil Díaz, concluye: «Mientras Moreno Jimenes lucha desde muy joven por ser original y tener una voz propia y un acento personal, Vigil se burla de eso y aprovecho lo que otros hacen Bailar en esos tonos. Creemos que ahí radica la gran diferencia entre estos dos escritores nuestro. Parte de ello ha sido comprobado en esta Sección» (Serrano, 2011, pág. 274).

Siempre he creído, que la poesía está más allá de los movimientos y los enclaustramientos, eso me pasa cuando releo poemas como el de La hija reintegrada. Está por encima de las diatribas de los grupos, hasta de sus propios autores. De quien, de los dos, introdujera la vanguardia del versolibrismo, solo será importante para los estudiosos e historiadores, no para nosotros los lectores y disfrutadores. En el poema de Moreno, no solo está la muerte de su hija, sino la de todos. Esa es la gracia y la grandeza de la verdadera y auténtica poesía, irse más allá de las circunstancias individuales y conectarse con el universo de todas las cosas y de todos los hombres. 3) Lo trascendental de dicho texto, es que su autor logró escribir un poeta póstumamente universal, dentro de su movimiento postumista.

El disgusto que me causó, en ver la indiferencia del Ministerio de Cultura y los escritores dominicanos, me hizo realizar este simple trabajo. Si hubiese, un sostenido y responsable periodismo cultural en el país, las cosas fueran diferentes. Tengo décadas, diciendo que las universidades nacionales, deberían incluirlo como materia, aunque sea en la carrera de comunicación social; he hablado con varias autoridades, nadie me ha hecho caso. Estoy a la espera todavía, aunque siga enojado por olvidarse de la fecha de nacimiento, de uno de los grandes poetas dominicanos, del siglo XX: Domingo Moreno Jimenes, quien nos reintegra a la mejor poesía, sin hacernos «[…] olvidar jamás de que eres hombre» (pág. 24).

Poema de la hija reintegrada

Agonía

I

Hija, yo no sé qué decirte si la muerte es buena
o si la vida es amarga;
sólo te aconsejo que despiertes, adulta de comprensión

más que tu Padre!

II

Hija, ya no habrá oriente ni poniente para tu porvenir:
una sábana blanca serán tus días,
una sábana blanca será tu pasado
y tu recuerdo una estrella que frente a frente me iluminará el porvenir!

III

No sé por qué tu agotamiento
me trae una recóndita dicha anegada de lágrimas,
que me hace auscultar el corazón de la tarde.

IV

Tu infancia y tu silencio me parecen hermanos.

V

Hija, hazme tomar la resolución de los otros:
vuelve mi proa añicos
y mi voluntad una piragua;
que nada sea mío desde hoy, que no quiera poseer nada mañana;
desnudo de bienes y desnudo de virtudes hazme;
sin egoísmo de lealtades y sin egoísmo de pureza;
hazme entero el milagro de darme todo a los elementos,
como si fuera en sustanciación un ser increado!…

VI

Tu vida fue microscópica, pero grande;
el segundo de tu existir, eterno!

VII

Hija, cuántas nubes,
cuántos pájaros,
cuántos horizontes insospechados me abre

en el amanecer tu ruta!

VIII

Hija mía, para ti la mañana no será clara ni fresca;
verás envuelta el alba en la noche,
y las cosas de mayor transparencia
tomarán ante tus ojos la actitud de un largo crepúsculo.

IX

En este mundo donde sólo se premia la capacidad de fingir mejor,
era justo que llegaras, y después de breves instantes,
ya estuvieras confundida con la cal y con la mariposa,

con el carbón y con la piedra.

X

¡Cómo me alivianas la sombra, al advertir desde que te

dormiste que en mi derredor todo es sombra!

XI

¡Oh tú, que me enseñaste desde que naciste
a ver la vida con ojo más sabio
y a la humanidad con ojo más triste!
Triste, triste; ¿y no es acaso la suprema alegría
de los seres mudables el ser tristes?
Triste fue la faz de la tierra cuando se desperezó el primer hombre!
Triste tiene que quedar la tierra cuando se desentuma

en su regazo el último hombre!

XII

¡Oh, tú, que desde que naciste pude decir: boleta de la tumba!
Oh, tú, que ya crecida pude decir, por tu desvalidez,
la preferida mía.

XIII

Por ti quise cambiar y que la fortuna me sonriera;
por ti no cambié
y la fortuna no me sonreirá nunca!

XIV

Hija, cada vez que examino tu vida
me doy cuenta que tú eres como mi vida:
una sombra entre dos crepúsculos!

XV

Iba a decir entre dos agotadoras auroras
y ya ves, reincidí, sin querer, entre dos crepúsculos!

XVI

¿Por qué tan pura, tan casta y tan leve, te debas parecer al

crepúsculo?

XVII

Olvidaba que toda adjetivación es cruel y ruda:
Dios dio desnudo a los hombres el verbo,
y del lenguaje, sólo debe quedar desnudo el verbo!

XVIII

Toda filigrana de síntesis es una profanación,
¿verdad, hija mía?
Ya no te puedo buscar sin parcializaciones, sin atributo contingente:
¡serás en mi incompleto nombrar, sencillamente,
el vaho de las cosas!

XIX

No te puedo asir con una palabra,
y no debe extrañarte, recóndita-mente,
porque estás para mí más alta que la región de las palabras!

XX

Y vuelvo a caer en las comparacio-nes.
¡Oh, hija, cuán subordinado estoy a la vida!

XXI

Miserable hombre que osa creer que después de la sombra

la vida es vida!

XXII

De imperfecciones se forman nuestras excelencias
y es toda la existencia del hombre un brazo

tendido hacia el turbio por qué de los enigmas!

XXIII

-Tiene el pulso demasiado débil,
pero este letargo no es la muerte-.
Su médico era mi propia almohada de cabecera
y yo quedé perplejo ante su callado
sufrimiento

y la miseria de la vida!

XXIV

Si fuera bizco de pensamiento
y tuviera la boca siempre llena de mentidas palabras;
hija, iba a blasfemar por tu dolor… pero, ¡perdona!

XXV

¡Compran caro el suelo donde colocan a los muertos,
y ellos son más dueños de la tierra que los hombres

que comercian con ellos!

XXVI

¡Al través de los milenios, los hombres son puñados de tierra
que se deforman a su antojo!

XXVII

Hija, ya han venido a avisarme que tus pies están fríos.
Hija, resígnate a que lo blanco no sea blanco

y a que lo negro no sea negro.

XXVIII

Hija, cuánto brilla el sol sobre el tamiz de los guayabos,
cómo se agiganta la nada sobre la soledad de tu aposento,
cómo nace y renace la esperanza por entre los ámbitos de la vida!

XXIX

Tibien la leche, terciada con agua,
para si mi chiquitina despierta.
Cuídemela hasta que se vuelva esperma como capullo inmortal

el cuidado.
Ella es carne de mi vida, flor de mi
pensamiento,

cemento de mi alma.

XXX

(¡Eres, amada mía,
como flor del higüero joven,
como el azogue del crepúsculo,
como la diafanidad de la naturaleza toda!).

XXXI

̶ No seas padre; sé Hombre,
sencillamente.
¡Gira tu vida a tu derredor
y que tu amor a una abstracta “Humanidad”,
no te haga olvidar jamás de que eres Hombre!

Bibliografía:

García, B. M. (2001). El recorrido poético de Domingo Moreno Jimenes. Alemania: Impresora Datadruck.

Jimenes, D. M. (2014). Entre dos crepúsculos. Antología. Santo Domingo: Ediciones Ferilibro. Dirección General de la Feria del Libro, Ministerio de Cultura.

Contreras, Q. P. (1982). Doce en la literatura dominicana. Santiago de los Caballeros: Departamento de Publicaciones, UCMM.

Cuéllar, J. P. (1997). Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo. México: Impreso en México.

Lantigua, J. R. (2006). Domingo Moreno Jimenes. Biografía de un poeta. Santo Domingo: Editora Búho.

Santos, J. M. (2021). El Movimiento Postumista: Enfoque filosófico 100 años después. https://revistas.intec.edu.do/, sin número de páginas.

Serrano, M. M. (2011). Postumismo y Vedrinismo. Premeras vanguardias dominicanas. Santo Domingo.: Editora Nacional. Ministerio de Cultura.