Se dice que el diseño es el pensamiento hecho visual y, en este sentido, todo en su esencia es diseño. Este sector, que incluye el diseño gráfico, de interiores, industrial y hasta arquitectónico, se puede catalogar como el as bajo la manga de la economía naranja porque se interconecta con el resto de las industrias creativas y sirve como una palanca para impulsar el desarrollo social, económico y cultural del país.

El quinto capítulo de la publicación Dominicana Creativa: Talento en la economía naranja desarrolla el tema de forma minuciosa.

 

Entre un análisis profundo de la historia e ideología educativa de la mayor escuela de diseño en el país, un debate entre profesionales del área, historias de éxito y un episodio naranja de la serie de podcasts Popular Talks con la ilustradora Naiza Dumé; se logra conocer a fondo cómo funciona la industria del diseño como eslabón de valor para la economía nacional.

Los datos y pensamientos que se ofrecen a continuación corresponden a la fusión de las palabras de los autores del capítulo de diseño de Dominicana Creativa, Dominique Bluhdorn y Stephen Kaplan, presidenta y rector de Chavón respectivamente; con los pensamientos y opiniones expertas de algunas de las voces que representan el diseño de interiores.

Mientras el Diccionario Oxford de lengua inglesa define el verbo «diseñar» como «planificar o concebir en la mente»; la derivación es del verbo francés dessiner («dibujar», en su traducción al español), que viene del latín designare y que significa «trazar o idear».

Hoy se reconoce que el camino hacia el crecimiento económico, ya sea en manos de una pequeña empresa o de la macroeconomía de una nación, a menudo está pavimentado con productos derivados del diseño de mentes creativas.

“Lo local es un producto que funciona, que impacta, que sí es un ente creador, económico y de soluciones sostenibles”, Michelle Urtecho, diseñadora industrial y arquitectónica.

El papel de la economía creativa, conocida como economía naranja, tanto en el crecimiento industrial como en el éxito comercial, parece ser indiscutible. La innovación, la invención y la capacidad de encontrar soluciones están enraizadas en el corazón del desarrollo económico. De hecho, no hay nada en el mundo fabricado por humanos que no sea el producto de un plan o diseño…Y la creatividad es la madre del diseño.

Al hablar de los actores creativos que se integran en la cadena de valor de este producto cultural, Carmen Ortega, arquitecta, investigadora y articulista, dice que “el diseño es de los oficios o actividades más integrales y dinámicas por su capacidad de integrar y articular diferentes áreas”. Plantea que comienza desde el proceso de ideación, donde influye el conocimiento (tanto de la técnica como de la formación académica y estética) hasta la producción de los objetos, la producción de los materiales, el uso de la tecnología (que es un elemento importante para poder innovar sobre esos materiales), todo lo que es el diseño gráfico que influye en el marketing, comercialización de los productos, diseño de los empaques, hasta los aspectos financieros de gestión empresarial y financiamiento.

“Si comenzamos como cultura a entender el diseño como un agente de transformación de la economía, de los procesos, de las personas que trabajan, artesanos, obreros. Ahí es donde realmente toma muchísimo significado para el país, para el sector publico y para el sector privado, el desarrollo a través del diseño”, secunda las ideas de Kaplan Sarah de la Cruz, presidente de Holistika.

Poner el diseño en el centro del proceso de pensamiento hace que el producto final sea mucho más competitivo, que la cadena de valor sea mucho más eficiente y que se pueda comenzar a generar valor comercial más allá del objeto.

“Cuanto más comprendamos que los diseñadores son almas creativas, con habilidades aplicables para resolver problemas e impulsar el comercio y la industria, más se valorarán sus esfuerzos”, enfatiza Stephen Kaplan, rector de Chavón.

Ya que la economía naranja se centra tanto en invertir en nuevas capacidades como en atraer talento y nutrirlo, el aula se convierte en protagonista, pues deben existir modelos formativos orientados a potenciar las industrias de la imaginación y la creatividad, de los servicios y de los productos innovadores.

El capítulo de diseño también da a conocer las historias de éxito de Andrés Aybar, destacado diseñador de interiores dominicano; y de Jorge González, cofundador de Modafoca, agencia de diseño.

Retos del diseño para impactar la economía naranja

  • Desarrollo de la industria con la tecnología

Es necesario que la mano de obra pase a la producción nacional para que las iniciativas dotadas tengan la tecnología que requieren.

  • Integración de productos locales

La sostenibilidad no solo viene de materiales positivos para el medio ambiente. Interviene también de que existan redes que permitan estructuras de colaboración humana para la alineación de la cadena de valores.

  • Incentivos al empresariado

Llaman a la existencia de políticas públicas para que el empresariado se interese esos temas, de manera que enfoquen su atención en ir creando y generando esas estructuras.

  • Plan estratégico entre las empresas público-privadas

Muy de la mano con el incentivo al empresariado, se deben regular las importaciones, pues en la actualidad tienen vigencia políticas que ponen la cadena de valor nacional en desventaja ante empresas extranjeras.