El teatro nace con el hombre

La presencia del hombre en la tierra es muy reciente. Hará quizá unos ochenta mil años que apareció el hombre de Neanderthal u homo erectus en Europa, aunque en África y en otras partes del mundo vivían también hombres de este tipo.

Inmediatamente a su aparición, el hombre de Neanderthal alcanza un gran desarrollo y habilidad corporal que le permiten entrar en contacto  con la naturaleza de modo consciente y disciplinado.

Conjuntamente con la caza y con otras necesidades materiales, el hombre, desde su propia aparición, demuestra instintivamente su vocación creativa, desde la cual se  comunicará entre sí y expresará sus anhelos. Así, comprobará que es capaz de transmitir ideas y sentimientos, y de interpretar objetivamente la realidad en que vive. En este contexto, el hombre asimila el movimiento de la naturaleza y lo convierte en movimiento danzario.

En poco tiempo aparecerán instrumentos musicales y la danza (junto con el dibujo) se convertirá en el primer género artístico practicado y difundido por el hombre. Los instrumentos musicales, además de servir para danzar, atraerán la atención de los animales, lo cual hará más fácil la caza.

Dibujo de Haffe Serulle.

En realidad, la danza será el medio de comunicación por excelencia de todas las tribus primitivas. Magia y fantasía se unirán al delirio proporcionado por el movimiento corpóreo, fruto de la sonoridad y ritmo musicales. Se crearán vestuarios exóticos, máscaras impresionantes y maquillajes que se complementarán con la armonía de los movimientos. Más adelante, el hombre  integrará a la danza el elemento oral, con lo cual dimensionará el espíritu creador de los pueblos primitivos.

La confluencia de estos elementos en uno solo, marca el punto de origen del teatro como medio de comunicación. Luego, la diversión será un pretexto para adentrarse en una ritualidad sana y, extrañamente, contestataria, pues desde ella el hombre iniciará una confrontación permanente contra todo aquello que interfiera con el desarrollo natural de la vida.

El hombre, en su afán de comprender las contradicciones que se dan en el seno de la naturaleza, y que originan su movimiento, su desarrollo y transformación, busca en la expresión oral, unida a la danza, una forma concreta de comunicarse con los demás. Esta forma concreta le permitirá crear y establecer un arte fundamentado en la simbiosis hombre-naturaleza, que devendrá colectivo y popular, amparado en preceptos que regirán las normas del arte tribal, tales como:

1.- La comunicación  partirá de la realidad concreta y nunca será deformada para favorecer a un grupo o sector.

2.- La realidad concreta se interpretará y estudiará con el compromiso de ser transformada.

3.- La transformación de la realidad concreta debe beneficiar a la colectividad.

4.- El proceso de transformación  será didáctico, crítico y creador.

Ahora bien, lo didáctico implica conocimiento de la realidad y comprender cabalmente las tradiciones: ritos, costumbres y formas de vida.

El aspecto crítico implica necesariamente un estudio a fondo de las tradiciones, pues no todo lo que hace el hombre es positivo para el desarrollo de una conciencia liberadora. Por eso es necesario detenerse a estudiar minuciosamente el pasado y el presente de los pueblos si queremos saber cuáles son los valores auténticos de nuestra cultura, y si nos interesa, además, conservarlos vivos en nuestra memoria  y promoverlos entre las futuras generaciones.

En cuanto al hecho creativo, conviene precisar que se trata de uno de los aspectos fundamentales del desarrollo social, ya que la creatividad implica comprender las características de los fenómenos cotidianos, no para imitarlos sino para interpretarlos y transformarlos.

 

Haffe Serulle en Acento.com.do