Los montes culminan en picos y los pueblos en hombres. ((José Martí)
El fenómeno de la globalización ha desatado una corriente de opinión imparable y no hay día en que filósofos, antropólogos, académicos, comunicadores sociales, escritores, panelistas, políticos, sociólogos, psicólogos, diplomáticos en el área de la geopolítica y en la rama de la neurociencia, se refieran al tema. Y es que, los nuevos retos que ha traído consigo tienen mucho que ver con las redes sociales y digitales, con la inteligencia artificial y con almacenar la información en sistemas de meganubes.
Mark Zuckerberg revela que las redes sociales y la aparición de unas megaurbes, tan pobladas como países enteros crean un proceso de producción disperso por todo el planeta como consecuencia de la movilidad de los capitales y la tecnología.
En tanto, subraya, que la aparición de las redes sociales ha cambiado las reglas de juego de los gobiernos, tanto para Estados Unidos como para China; por lo tanto -argumenta el diario- la evolución de la democracia también supone forzosamente averiguar cómo equilibrar el robusto poder de participación de las redes sociales con la autoridad del gobierno legítimo que se requiere para ocuparse del bien común y de los intereses de la comunidad a largo plazo.
Mark Zuckerberg describe con frescura el desplazamiento de poder en curso en la oferta pública inicial que dirigió a los inversores de Facebook, antes de que la compañía empezara a cotizar en bolsa, y en ese sentido dice esperar que cambie el modo en que la gente se relaciona con sus gobiernos e instituciones sociales.
Sobre esa base, cree que construir herramientas para ayudar a la gente a compartir puede suscitar un diálogo más sincero y transparente en torno al gobierno; que a su vez podría conducir a que la gente en general gane poder de forma más directa, se obtenga una mayor responsabilidad y transparencia de los funcionarios y mejores soluciones para algunos de los mayores problemas de nuestro tiempo.
Comparto sus ideas en el sentido de que al darle a la gente el poder de compartir, empezamos a ver cómo la gente hace oír su voz a una escala hasta ahora históricamente sin precedentes. Sostiene que tanto el número como el volumen de esas voces van a aumentar y no pueden ser ignoradas. Zuckerberg dice que, con el tiempo, esperamos que los gobiernos se vuelvan más sensibles a los temas y las inquietudes planteadas directamente por sus administrados, en lugar de hacerlo a través de unos intermediarios controlados por una minoría selecta.
(“Zuckerberg Explains Facebook’s Mission in Letter to Investors”, New York Daily News, 1 de febrero de 2012).
Algunos pensadores y estudiosos, al referirse y profundizar sobre el tema de lo cibernético, parten de enfoques, reflexiones filosóficas, científicas, sociológicas, psicológicas, de las redes digitales, las telecomunicaciones, de internet entre otros sistemas y disciplinas. Parten de las investigaciones de Nobert Wiener, quien fuera niño prodigio, nacido en Columbia (EE. UU.) en 1894 y muriera en Estocolmo, en 1964. Fue profesor de lenguas de la Universidad de Harvard. Se afirma que su texto Cibernética, en el que estudió el control y comunicación en animales y máquinas, se considera el primero de miles de libros en los que se aborda y se discute sobre este complejo e “inagotable tema”.
Tras su muerte, entre los continuadores de sus teorías tecnológicas se encuentran: Arturo Rosenblueth Stearns, Guilles Lipovetsky, Staffor Beer, Claude Shannon, Gregory Bateson, John von Neumann Alvin Toffler, Antonio Gramsci, Michel Foucault, Jaron Lanier, Gilles Deleuze, Daniel Innerarity, Edgar Morin, Heinz von Foerster, Noan Chomsky, Teresa Aguilar García, Remedios Zafra y Jean-François Lyotard, entre otros.
Algunos filósofos, pensadores, escritores, investigadores y académicos, a partir de la última década, se han dedicado a estudiar las teorías de los filósofos, mundialmente conocidos, Byung-Chul Han (coreano) y Yuval Noah Harari (israelí) donde, ambos, hacen una radiografía de los peligros por los que atraviesa la humanidad a nivel global y, sobre todo, el poder de la información en sus múltiples tendencias, tomando como ruta de referencia la complejidad del capitalismo, los problemas territoriales y, en especial, las tecnologías disruptivas en las que no está ausente la tecnología del espionaje, “la digitalización y la crisis de la democracia”.
Por ejemplo, sobre el libro Infocracia, de Byung-Chul Han, se ha escrito mucho y se pone énfasis en que “el sistema democrático se encuentra gravemente amenazado por el avance del dominio de la información por sobre la verdad, constituyendo lo que Han llamará el “régimen de la información”.
En este contexto, Chul Han, según revela Claudio Álvarez Terán, “define al régimen de la información como la forma de dominio en la que la información y su procesamiento mediante algoritmos, sumado a la inteligencia artificial, determinan de modo decisivo los procesos sociales, económicos y políticos de nuestro tiempo”.
“A diferencia del régimen disciplinario que dejamos atrás a fines del siglo pasado, en lugar de cuerpos y energías lo que se explota ahora es la información y los datos”. También expone que: “En este capitalismo de la información, devenido en capitalismo de la vigilancia, se degrada a las personas a la condición de datos y de ganado consumidor”.
Según Byung-Chul Han: “En el devenir de la historia toda forma de dominación ha tenido su propia política de visibilización. Así en el antiguo régimen de soberanos, el espectáculo era el medio de visibilización del dominio y el espacio público su escenario”. Argumenta, en este sentido que: “Era un poder que se dejaba ver teatralmente, coreografiando la violencia explícita para impresionar y amedrentar al público”.
Argumenta que: “En el régimen de soberanos el poder se exponía en toda su magnitud a la mirada de los sometidos y eran los sometidos los invisibles”.
Para añadir que “el régimen moderno de dominación de tendencia disciplinaria se nos presenta como una sociedad de la vigilancia, donde aquellas espectaculares demostraciones de poder dejan paso a la presencia de las oscuras burocracias de vigilancias”.
Revela que: “La visibilidad se invierte por completo. Los gobernantes y su poder se vuelven invisibles, mientras los gobernados son visibilizados de manera permanente por una vigilancia que se vuelve explícita, como el ojo de gran hermano”. También expone que “(…) la actual sociedad de la información domina las redes abiertas, las autopistas de la comunicación. Y es esa presencia protagónica de la comunicación la que se convierte en el medio de dominación, utilizando los datos como eficaz herramienta de vigilancia y control”.
Desde su perspectiva, Miguel Ángel Vite Pérez, en El protagonismo público y los medios de comunicación, arguye que estos, tanto escritos como electrónicos, cumplen el papel de informar, pero, al mismo tiempo, ayudan a configurar opiniones sobre los acontecimientos que se han transformado en objeto de la atención pública. Sin embargo, argumenta, que la decisión sobre lo que debe o no conocer el público se encuentra mediada por intereses de diverso tipo: económicos, políticos, educativos, culturales, entre otros factores.
Y en ese sentido, articula un discurso en el que pone de manifiesto que, como les sucede a las ciencias sociales, “la maldición” de los medios de comunicación es que son artefactos que, a pesar de los pesimistas que señalan el triunfo de la imagen sobre la palabra, hacen referencia, de una manera directa o indirecta, a hechos que provocan una variedad de reacciones que, finalmente, obligan al habla.
Con ello quiere decir, que las impresiones subjetivas de los lectores, radioescuchas o televidentes sobre lo que acapara su atención, posteriormente es transmitido a otras personas que forman pare del grupo familiar, de amigos, o compañeros de trabajo. Desde su punto de vista, en el mundo de la economía globalizada, bajo una situación en la que el libre comercio se ha convertido en una máxima, el flujo de información, sin importar su contenido, ha encontrado un desarrollo pleno gracias a la existencia del internet.
En este aspecto, es de opinión que el procesamiento, almacenamiento y distribución de la información por medio de una red de cómputos ha borrado las distancias geográficas, lo que hasta cierto punto ya había realizado la imagen televisiva, pero también ha roto la barrera del tiempo porque la transmisión se hace en segundos, sin importar el día. De igual manera, Vite Pérez asegura que de lo que no se ha liberado es de los intereses contrapuestos que forman a la sociedad.
No es de extrañar, en su modo de reflexión, que los movimientos sociales, de carácter civil o militar que ocurren en cualquier parte del mundo, muestran su supuesta novedad al convertirse, gracias al internet, en movimientos virtuales, ya que sus mensajes navegan al mismo tiempo con los enviados por los diferentes credos religiosos que buscan la “paz de las almas” de los usuarios de la red” y por ello no se puede reivindicar su “neutralidad al considerarlo un producto del desarrollo de la tecnología”.
(El protagonismo público y los medios de comunicación, Miguel Ángel Vite Pérez, Casa del Tiempo, Vol. I, época III No. 5, México, junio, 1999, p.7).