Es difícil cantarle a la hierba

Podría pensarse que a cualquiera de nosotros se nos haría fácil cantarle a la hierba si nos lo propusiéramos, mas no es así.
La hierba es un componente complejo y se encuentra en todas partes: en el agua y en el aire; en la tierra y en el cielo, y nos mira desde ángulos diferentes: ella es testimonio de las luchas del hombre por conquistar su felicidad, libre de opresión, injusticia y hambre, y es víctima directa de la barbarie.
Solo pueden cantarle a la hierba quienes la asumen como compañera de sus ansias y sueños, pues de lo contrario sería imposible porque no se le puede cantar a aquello que no se ama.
Amemos la hierba como el hombre de nuestra carreta, que ahora va despacio porque el animal que la arrastra, un caballo ya viejo, está cansado.
Como sabemos, nuestro personaje ha tirado la moneda al aire, pero su mirada sigue fija en el filántropo.
“¿Por qué en vez de arrojarme la moneda no subiste y la pusiste a mi lado?”, le preguntó el inválido al filántropo.
Yo sentí que el silencio se abrigó en la atmósfera y se clavó en mi garganta como un cuchillo.
Tras la pregunta del hombre de la hierba, la cara del filántropo se transformó en una máscara de burla.
“Tu voz jamás endulzará tus días ni te acercará a la hierba”, agregó el inválido.
El filántropo se alejó indiferente. Mi padre se mordió los labios. Mi madre, por su parte, le pidió al hombre de la carreta que siguiera cantando. Y él cantó estos versos que canto yo ahora:
“¿Qué sería de mí
si no tuviera en mi boca
un fleco de hierba?
¿Qué sería de ti
si le negaras a la hierba
el derecho a crecer?
He aquí la hierba como alimento y como pieza clave en el desarrollo humano. Esta idea me traslada necesariamente a la historia de las hierbas, cuando setenta millones de años atrás las selvas dominaban la vegetación. Para subsistir, las hierbas tuvieron que adoptar la manera de vivir de los árboles que les eran útiles.
En ese proceso desarrollaron tres armas, que son, según Thomas Easley (destacado herbolario clínico, miembro de la Asociación Profesional de Herbolarios Americanos):
-resistencia al fuego (puesto que su punto de crecimiento es bajo, el fuego les pasa por encima y pueden volver a crecer);
-adaptación a los animales herbívoros y a que estos las pisen sin mayor consecuencia;
-inclusión de los humanos en su proceso de sobrevivencia.
Por su parte, el artista irlandés Dan Harvey, creador de piezas de arte con grama, nos dice que las hierbas comparten algo más con los seres humanos: “La molécula de clorofila (presente en todas las plantas) se parece a la de hemoglobina presente en nuestra sangre”.
Mucho antes de que botánicos, científicos y artistas opinaran acerca de las hierbas, el filósofo griego Teofrasto había dividido el mundo vegetal en árboles, arbustos y hierbas.
En su famoso tratado botánico Historia Plantarum, donde hizo la primera clasificación sistemática de las plantas, Teofrasto las divide en tres grupos: hierbas de hoja, hierbas dulces y hierbas para ensaladas. Debido a sus trabajos sobre las plantas, Teofrasto es considerado a menudo el "padre de la botánica".