En esta ocasión, desde su voz poética y mundana, surgen polvos que preñan y/o engendran, desde una experimental voz metafórica maléfica y divina, a la vez. Me refiero al libro "Infarto al Penervio"-Textos mascarnales- (Q=Ms.Ms)ac., de Eladio de los Santos García ("Erodio delos labios qué ansían"), así como usted lo está leyendo, amigos-as lectores y lectoras.

"Infarto al penervio", de Eladio de los Santos García (Editora Búho, República Dominicana, 2016). Dedicada a Felicia del Carmen Garcia y a Pablo de los Santos, sus padres, a quienes "debo mucho más que la vida misma", dice el poeta. A Elaydi y Nida Eladís, sus hijas. A Marileysi García de los Santos, hermana del sujeto-autor. Al profesor José Perdomo Polanco, amigo del alma, sin quien no se puede escribir su biografía". Al profesor Marcos Paulino Grullón, cuyo corazón le ha enseñado la bonhomía.
No está mal escrito el nombre, es parte del proceso de innovación gráfico-gramatical y de la búsqueda fónica que el sujeto-autor se ha propuesto en esta acción creativa y estética, desde esta extraña obra poética.

Aunque el libro es de poemas, hay aquí un narrar-poético desplazándose entre desnudas metáforas que apuntan hacia la búsqueda de un polvo sobre el vientre y los muslos de la amada. Aquí el maldistismo poético es acrobático y erótico.

Este infarto al nervio del pene, el sujeto autor lo levanta, para penetrarlo en los laberintos de su imaginación.

Según el sujeto-autor, "he aquí la eucaristía de la mascarne. La liturgia de la acrobansia. El itinerario orgasmástico de la historia".
(Ver pág. 11, obra citada).
Ya les he dicho, este un es creador que goza su malditismo y lo pontifica, como parte de su poética maldita de carne y polvo, para edificar su tono de húmedo erotismo, en su confesión de ser "discípulo del egregio filósofo El del Gran Fhalo", quien lo ha adiestrado teóricamente, según Eladio, en el manejo magistral de la falosofía y en el manejo magistral del penervio.

(Ver primer párrafo, en la solapa de la portada del libro citado).

El poeta recurre a los principios cristianos sobre la creación. Veamos:

"Y dijo Dios :"Hágase el penervio, dedo número veintiuno, mayor, invertebrado y nervio del hombre,el cual deberá colgar entre sus piernas como un péndulo de erección junto a los granos de vida y se elevará por encima del horizonte para escribir la historia humana en el papiro fangoso del pubis femenino,en cuyo hoyo derramará su sangre blanca para la redención de los orgasmos". Y vio Dios que esto era bueno (para su gloria)".

(Ver porma "Creación del penervio", pág. 16, libro citado).
Es este el discurso tentador de lo carnal, opuesto a la oración sagrada de lo cristiano y celestial. Aquí prevalece la malicia del poeta terrenal y sedicioso, en procura de los deseos de su infierno, para edificarse en el pecado de los terrenales.

Deseo y materia se corresponden aquí, en una misma ecuación de orgías y sacrilegios. En esta libre aventura del "mascarne", lo orgasmástico es el núcleo de este comunicar poético.
Aquello que otros cuentan de manera secreta y en voz baja, referente al vínculo de intimidad fálica entre un macho y una hembra, entre Adán y Eva comiéndose la manzana, es lo que este creador goza y celebra, como base de su malditismo poético.

En esta obra la metáfora huele a semen diluido. Lo estético entra y sale por dos bandas entre piernas que poco importa si tiemblan o no, porque lo impúdico aquí es algo sacramental y divino.

El maldistismo poético en este sujeto creador es natural o espontáneo. Es parte de su integridad estética, desde un decir que no sólo narra o cuenta su propia carnalidad divina o satánica; total, ahí reside su propia naturaleza existencial, artística y falosófica.
Es esta una poética del arrebato y la total esquizofrenia mundanal. Una poética loca y musical que rebusca en la palabra su existencia fónica y experimental, para convertirse en razón conceptual del crear, a partir de la construcción poemática del discurso.

Aquí ni el propio nombre del autor se salva de ese rebuscar consciente del sujeto-autor, porque al reinventar, desde la lengua, él, como poeta, también se reinventa.

Humor, picardia e ironía se unen, desde el polvo pénico, en esta poética de la entrega total, en "Infarto al penervio" (Poemas, 2016), de Eladio de los Santos García.

La erogenia, es aquí el centro de su poética. El sujeto-autor se autoproclama ser un profeta de la desfloración himénica. Se dice ser un femiteísta. De lo que sí puedo dar testimonio, en esta obra, poeta, asume la vulva como su territorio vital.
Se dice ser un "estudioso de las artes amatorias, con la insigne institutriz Lagrangh Vulvhada".
(Ver primer párrafo de la solapa de la portada). Y dice que …"se licenció en falosofía y Tetas en The Desire University, Summa cum Laude, logrando, según, él, el Plus Excellent pupil". (Ver solapa de la portada, obra citada).
La verdad es que esta es una poética amatoria, rítmica y hasta caótica, en el sentido de jugar con el humor y la ironía, desde su acrobasia verbal, donde la palabra va más allá su base fónica y semántica.

Aquí…el verbo también se hizo carne, como en la biblia; pero… además, "se hizo falo y hábitó entre las piernas".
(Ver pág. 15, obra citada).

Así se desparrama el malditismo poético de este sujeto-autor, desde la palabra, en su afán desmedido de involucrar al lector en su acrobasia fálica, en procura de tirar polvo y mascarnidad sobre la metáfora.