"Mi boca será la boca de las desgracias que no tienen boca; mi voz, la libertad de aquellos que se desploman en la cárcel de la desesperación.”
(…)
“Y así mi cuerpo tanto como mi alma. No se crucen de brazos en la actitud estéril del espectador, porque la vida no es un espectáculo”. (Aime Cesaire)
El año pasado, 2023, la asociación literaria alemana LitProm, que promueve a los autores extranjeros en lengua alemana, galardonó a la narradora, dramaturga y ensayista palestina Adanía Shibli con el premio LiBeraturpreis, por su novela Un detalle menor.
La obra, ambientada en 1949, narra uno de tantos hechos abusivos que ocurren en todas las guerras: un grupo de soldados israelíes encuentra en el desierto de Néguev a una joven beduina palestina. Deciden apresarla, la encierran en su campamento. Luego la violan, la asesinan y la entierran.
La novela, que la autora expresa que le tomó ocho años terminar, fue registrada por Shibli en el 2017. La obra fue nominada a premios con el National Book Award, el International Booker Prize y el Man Booker. Y se tradujo al inglés, francés, italiano, hebreo, coreano y español.
En junio del 2023, la editorial Litprom anunció que Shibli recibiría, durante la edición 75 de la Feria Internacional del Libro de Fráncfort, el Premio de Literatura con el que el ministerio de Ciencia y Arte de Hesse y el Fondo Cultural Fráncfort RheinMain reconocen desde 1988 el trabajo de escritoras del llamado "Sur Global".
Entonces, ocurre que los capitostes extremistas de Hamás lanzan un violento ataque contra Israel, asesinan civiles, toman rehenes y provocan una respuesta igual de violenta del gobierno israelí encabezado por Benjamín Netanyahu, que decide pulverizar Gaza y eliminar a Hamás.
El diario israelí Ynet informó que Egipto advirtió diez días antes a Netanyahu que Hamás preparaba esa provocación, pero Netanyahu prefirió dejar que sucediera para poder justificar su propósito de arrasar Gaza. De ser así, Netanyahu es cómplice y corresponsable de las barbaridades de Hamás y de la suerte de los rehenes.
Y ese hecho, el ataque de Hamás, que nada tiene que ver con Adanía Shibli y su novela, provocó que suspendieran el evento de reconocimiento pautado durante la 75 Feria del Libro de Fráncfort, lo que generó el retiro en protesta de varias editoriales de Medio Oriente y Asia, así como una carta firmada por alrededor de 600 de autores y editores, indignados por el trato dado a Adanía Shibli, encabezada por los premios Nobel Olga Tokarczuk, Abdulrazak Gurnah y Annie Ernaux, afirmando que: “La Feria del Libro de Fráncfort tiene la responsabilidad, como gran feria internacional del libro, de crear espacios para que los escritores palestinos compartan sus pensamientos, sentimientos y reflexiones sobre la literatura en estos tiempos terribles y crueles, no de cerrarlos”.
La novela de Shibli, recordemos, es del 2017. Los eventos que desataron la actual guerra israelí-palestina ocurren en el 2023. Y la historia que la novela trata son hechos de 1949.
Shibli expresó entonces que hubiese querido tener “la oportunidad de hablar del papel de la literatura en tiempos convulsos como el actual”.
El intento de boicot a la feria internacional del libro santo domingo 2023
El año pasado, por igual, sectores radicalizados, esos que Lenin llamó “tontos útiles” y que Willi Münzenberg tildó de “compañeros de viaje”, llamaron, en un documento de infame corte totalitario y estalinista en su redacción, a boicotear la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2023, por cierto, la mejor feria del libro que se haya realizado en nuestro país, el evento que dignificó a escritores, editores y al público, porque, entre otras razones que se esgrimieron, porque fueron varias y el propósito era dañar el evento, se dedicó al pueblo y a la literatura y cultura de Israel.
Si en Fráncfort cedieron a la “conveniencia política”, violentando el propósito del libro y la cultura que es tender puentes de diálogo, abrirnos hacia el otro, escuchar, ponderar, incluir, en República Dominicana y fuera de acá otros firmaron un llamamiento infame para condenar un pueblo y una cultura y destruir uno de los escasos logros culturales del pueblo dominicano: su Feria Internacional del Libro.
Misma actitud, de signo contrario
En Fráncfort procedieron según lo “políticamente correcto”, irrespetando a una autora, un pueblo y una cultura, la palestina, por las acciones horripilantes y deshumanizadas del grupejo de violentos de Hamás que manipulan el dolor, la frustración y la ira de los palestinos, que se sienten ignorados y olvidados.
En Santo Domingo los “compañeros de ruta” firmaron un llamamiento con ese lenguaje esclerosado típico del pensamiento único, para usar el derecho del gobierno dominicano a repatriar indocumentados y la dedicatoria a Israel y su cultura de la XXV Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2023, como excusas para buscar afectar el evento cultural más importante del país.
Como siempre sucede, no se les dio el plan de boicotear nuestra feria del libro.
No tienen poder de convocatoria, nadie los respeta ni aprecia. La concurrencia fue masiva. Las actividades, espléndidas. Como dije, fue no solo la mejor, sino la más digna, completa, organizada, limpia y decorosa que hemos tenido. En muchos sentidos, fue la primera feria internacional del libro real que hemos tenido.
No nos extrañemos si este año los mismos salen con otro llamamiento de boicot. Donde Dios no puso…
La literatura, el arte y la cultura están en los antípodas de la violencia cerril
¿Por qué confundimos el derecho a expresar el dolor de un pueblo, de unas víctimas, con las acciones desmesuradas y violentas de un puñado de fanáticos palestinos empecinados en cerrar las vías al entendimiento, al diálogo y la convivencia, que encuentran su réplica en los fanáticos empecinados en igual propósito que ahora dirigen Israel?
¿Y cómo a las querellas entre violentos les permitimos que ahoguen los espacios del diálogo que son los eventos literarios y culturales?
¿Hay abusos de parte del estado israelí hacia los palestinos? Sin dudas. Y un cambio de actitud se impone.
¿Hay abusos de autoridades palestinas, Hamás, hacia los israelíes? Obvio. Y por igual se impone un cambio de actitud.
Ambos pueblos, comunidades y culturas necesitan aprender a convivir, respetándose, aceptándose y colaborando.
Demasiada sangre de ambos lados ha abonado estérilmente esas tierras.
Unos aplican su poderío militar sin evaluar los costos civiles de su acción, asumidos como daño colateral aceptable.
Los otros mantienen secuestradas a decenas de rehenes civiles, sin respeto alguno a cualquier convención o norma, cuando no bombardean con misiles objetivos civiles o explotan bombas en autobuses y mercados, sin importarles la muerte de los que estiman seres sin derecho a existir.
Es una equivocación elegir entre fieras. Lo decente e inteligente es elegir no ser fiera ni apandillarse con fieras.
¿Es correcto ocultar o minimizar unos abusos y exagerar y destacar los de la contraparte? Para nada.
Cuando un individuo se apandilla con los criminales favoritos pierde su calidad moral, se convierte en uno más de la comparsa criminal.
Si usted señala a Netanyahu y púdicamente vela los crímenes de Hamás y no menciona a los rehenes, usted es parte del problema, no de la solución. Lo mismo al revés.
El erizo y la serpiente
El 4 de octubre del 2023, en el periódico israelí Ynet, Adania Shibli publicó un artículo que sobre una serpiente que intentó tragarse un erizo entero. Ella explica:
“El artículo describe cómo la desesperación de la serpiente por comer, su desesperación por sobrevivir, la lleva al error de comerse un erizo. Sin embargo, el erizo saca sus púas intentando defenderse, y trata de escapar, pero al hacerlo, se queda atascado en la boca de la serpiente. Muere la serpiente y muere el erizo.”
La fábula no puede ser más esclarecedora. Es una desquiciada lucha por la propia supervivencia basada en la aniquilación del otro, en que ambas partes terminan por ser perdedoras.
¿Para qué sirve la literatura? Shibli se hace esa pregunta en unas reflexiones que comparte a partir del evento suspendido en la Feria del Libro de Fráncfort y escribe:
“La relevancia de la literatura no es para incitar al cambio, sino a la intimidad, la reflexión, devolver a otros a nosotros mismos; quizá un campo para pensar en cómo relacionarnos con nosotros mismos y con otros, desde la vida hasta el dolor; para guiarnos hacia cómo vivir mejor. O, citando a mi amigo el escritor Rafael Cardoso, que una vez citó a un pintor brasileño: “para hacer de lo desconocido algo mejor”.
Puedo entender que Adania Shibli pueda simpatizar por la causa de su pueblo y nación. Jamás se me ocurriría callarla ni desautorizarla. Tampoco homologarla a los violentos extremistas de Hamas.
Cuando Shibli escribe: «El Estado (israelí) utiliza el agua como estrategia para embrutecernos. Israel nos ve como basura en su paisaje. Uno de los apelativos que usan es sucios árabes o árabes apestosos. Crecí oyéndolo. Es un término que fácilmente deriva en limpieza étnica. Las autoridades israelíes e instituciones nos tachan de amenaza demográfica, que es lo más académico y neutral. Pero en la calle somos el cáncer árabe. Sí, cáncer. Palestina es una enfermedad a extirpar, una amenaza», es algo que debemos oír, leer, saber. Y debe importarnos, herirnos e indignarnos.
Por igual, hay que oír a los israelíes y sensibilizarnos a su dolor. No hay un solo lado de la verdad. De hecho, construimos nuestra aproximación a la verdad abriéndonos a esas astillas de verdad que cada persona puede aportarnos, sobre todo cuando discrepan de la nuestra. Un punto de vista siempre es parcial, limitado y falso en buena medida, pero algo de verdad contiene.
Los escritores documentamos el dolor humano
Los escritores documentamos el dolor humano, el desgarramiento, los dilemas morales que nos atenazan, las miserias en que nos derrumbamos, la incertidumbre que nos acogota, la esperanza que nos sostiene, la lucha en que nos debatimos para no sucumbir.
En esa tierra querida del Canaán bíblico en Medio Oriente, la región del mundo donde comenzó la civilización, donde pasamos del salvajismo y la prehistoria a la creación de ciudades, la escritura y la cultura, dos conglomerados, contrario a su fe y los valores religiosos que sus libros sagrados preconizan, se enfrentan a sangre y fuego zahiriéndose de una y mil formas.
Escuchar al otro, buscar entenderlo, evaluar su punto de vista y razones, siempre será más inteligente que etiquetarlo y buscar lapidarlo.
Soy proisraelí. Y simultáneamente y por lo mismo, soy propalestino.
Porque soy, en esencia, prohumano.
Mi compasión y mi solidaridad está con los civiles que sufren y padecen. Jamás con los enceguecidos extremistas que se obnubilan en asesinar, destruir y arrasar a poblaciones y en ejecutar un genocidio.
Y los excesos criminales de ambos lados me repugnan. Solo la compasión, la empatía, la flexibilidad y la aceptación podrían cambiar lo que ni balas, ni cañones, ni matanzas han podido lograr.
Por eso saludo que el PEN Internacional, en su 90 Congreso Internacional en Oxford, Inglaterra, tenga a Adania Shibli, a quien se le negó un espacio para hablar en la Feria Internacional del Libro de Frankfurt 2023, como su oradora de inicio.
Las palabras de Salman Rushdie, víctima del extremismo chiita iraní, de esos obnubilados ayatollahs que mantienen en el atraso a Persia (hoy Irán), que tienen vigente un edicto que llama a asesinar a Rushie, el cual se intentó aplicar nada menos que en una institución educativa en New York, Estados Unidos, en agosto del 2022, son iluminadoras: los escritores no podemos parar la guerra.
Lo que los escritores pueden hacer, y lo que están haciendo, es intentar expresar el increíble dolor que muchas personas están sintiendo en este momento. Y llevar eso a la atención del mundo”.
Esa es la tarea: dejar que las voces se expresen. Nunca silenciarlas, aunque lo que diga no nos agrade.
Eso, decía, Orwell, es el significado de la palabra Libertad.