Cuando el silencio invade mi espíritu es el título que tiene el primer libro del poeta mocano Fausto Hungría Hilario Baldera. Fausto Hungría nació en el año 1959 en la comunidad de Hincha Llena (Moca), provincia Espaillat, República Dominicana. Hijo de Francisco Hilario Rosario, y de la Señora Elvira Paula Baldera. Estudió en la facultad de Ciencias Jurídicas y Económicas, grado Derecho, en la universidad Federico Enríquez y Carvajal(…).

Cuando el silencio invade mi espíritu saldrá a la venta en el mes de septiembre bajo el cuidado del sello editorial (Platón Ediciones/ correo platonediciones@gmail.com), para todos los interesados estará disponible en la plataforma de venta «Amazon» en pasta blanda.

Fausto Hungría es un poeta que lleva toda una vida escribiendo y archivando sus creaciones poéticas, que gran parte de ellas se darán a conocer en éste, su primer poemario; algunos de sus poemas los ha publicado en su cuenta de Facebook.

El amor, la motivación, el deseo de un cambio social y la paz son sólo cuatro temas que este meritorio poeta desarrolla con maestría en su amplia poesía. El libro estará dividido en dos partes y cada una de esas partes tendrá un total de 62 poemas.

Debo aclarar que casi la totalidad de los poemas no tienen títulos, estarán enumerados en orden cronológico. Sin más nada que agregar, aquí les dejo cuatro de los poemas que contiene el libro.

Poema 65

La mañana se ensucia de llanto, no dejó un abril de despedida, solo un foco de luces encendidas en medio de un alma dormida, sin miedo a la muerte, la noche cavó bien profundo, hubo doble grito y salieron aguas como ensangrentadas, sin aviso ni paraguas el cielo oscureció y angustiado lloró.

Cambié de lugar al oír los vientos crujir y al recibir la noticia palideció mi fisionomía, mi sangre, mi temperatura y pedí a ese Dios que me mira. La alarma sonó y el pliego de ruido entristeció mi corazón, el espacio burló la razón y no tuvo compasión porque el núcleo separó al corazón de la vida, del amor y del día.

Comienzo a esbozar las palabras y nada consigo entender: solo que la noche mató la juventud, la salud, el emprendimiento, el amigo y ha dejado un sistema de luto y dolor por tiempo a seguir.

Poema 86

El mundo verde y desnudo que entre rocas hoy descansa la virtud de la inocencia, bajo un sol puro y peligroso que sus llamas ahuyentan a la muerte.

Claro y delicado es su ambiente, aman lo desconocido… Antiguo y sabio es su alimento, su mundo no es ficticio.

Natural es el tiempo que los guía, alegre música festeja sus almas… Su guerra es el amor.

Entre ríos están sus gritos, allá, en la selva morena, blanco es su porvenir.

Pintan el alba de colores frescos, sus silbidos identifican la caída de la oscura despedida.

Alejado de la selva y de los muertos:  no desprecian la vida.

Poema 90

Jamás imaginé que el manto de su sombra seguiría mis pisadas, tu profunda mirada y ese acento de su voz confundía mi pensamiento y me fue acorralando hasta caer a sus pies. No hubo visión en mi corazón y el azar tiré la razón y separé todo a mi alrededor, hasta el aire que respiro y me ahogue en su regazo.

Y cuando llegué a ver el cielo en su piel y oler la fragancia que destilaba su alma… ¡Tembloroso! Y lejos de la realidad derramé el llanto en su vestido blanco y sonriente y sudoroso… ¡Desperté!

Poema 118

Murió la noche entre mis ojos, y mi sueño se hizo viejo, salté alambradas, rodé piedras, caminé y no avance nada.

Me escondí entre matorrales y la noche no quiso despertarme. El sol oscureció y la llovizna era una trola que mojaba mis ojos. Era un espacio imaginario con pequeñas marcas, de esos que hay que pisar muy bien para no caer al vacío; y la sombra da un giro imprudente y mi cabeza no sabe dónde está y mis sueños maldicen el lugar.

Lugar donde nunca amanece y el alba se esconde allá, en aquel horizonte perdido, que un día fue luz, y, así como la neblina, que sin darnos cuentas se va.

Y el pájaro herido sólo en su nido, calla, mientras la noche se muere despacio, la justicia reblandeció el sendero y alguien reclamó el derecho adoptando el llanto como el presente de un dolor que no lo puede borrar la lluvia.