Uno de los aspectos más relevantes en el libro de Jean Carbonnier, Sociología jurídica y en los diversos textos sobre el tema, es la necesidad que surge desde las primeras páginas de buscar un espacio particular para la sociología jurídica, diferente a la sociología en general y al derecho positivo.

Con respecto a la sociología es evidente que nace de ella y está relacionada con otros campos de la materia como el histórico comparativo, la estadística, el sondeo, la coacción social, la conciencia colectiva y la aculturación.

Emile Durkheim y Max Weber, eminentes sociólogos, serán también los padres de la sociología jurídica, más cercanos a los objetivos de esta ciencia (de acuerdo a algunos investigadores) que el precursor de la sociología general, Augusto Comte.

Al abordar desde el ámbito de la sociología jurídica los fenómenos contenciosos en una obra literaria, en este caso una novela, nos vemos precisados a incursionar en otra disciplina que es la sociología literaria, para algunos un método para abordar la escritura de ficción, y para otros una nueva disciplina, con su autonomía tanto de la literatura como de la sociología.

Pero como éste no es el objetivo principal de nuestro trabajo, lo abordaremos sólo para poder llegar a los fenómenos jurídicos esenciales de la obra Crimen y castigo desde el ámbito de la sociología jurídica.

Como podemos ver no se trata de una tarea sencilla y quizás la mejor manera es hacerlo como una aproximación que ameritaría estudios más sistemáticos, rigurosos y amplios, que desbordarían las posibilidades temporales y el mismo marco de nuestros objetivos.

La afirmación acerca del papel de la sociología literaria y de la sociología jurídica en el tema, por ejemplo de la familia, se corresponde perfectamente con una obra como Crimen y castigo.

Los lazos entre la familia de Roskalinov se constituye en una veta importante para conocer la realidad del San Petersburgo de la época y otros lugares de Rusia, lo que permitiría un conocimiento visceral de aquella sociedad en transición.

Estudiar esa familia, sus relaciones y su entorno, nos facilita elementos esenciales, donde los fenómenos sociales se insertan en las costumbres, permitiéndonos abordar la juridicidad que se desprende del asesinato de la vieja usurera y su hermana, constituyéndose en el elemento primario que desencadenará todos los demás, y que son, desde el punto de vista de la sociología jurídica, secundarios.

Fiodor Dostoievski nació en Moscú el 11 de noviembre de 1821. Tuvo una infancia difícil ya que su padre era alcohólico, de carácter irascible, y gobernaba a su familia con frialdad despótica, lo que marcó profundamente a lo largo de su juventud.

En 1834 Dostoievski ingresa junto a su hermano Mijail al internado de Chemak donde tiene su encuentro con la literatura de Pushkin, Gogol, Walter Scott y Shiller. En 1838, tras la muerte de su madre, viaja a San Petesburgo, donde ingresó a la Escuela de Ingenieros Militares. Después de morir su padre comienza a sufrir de ataques de epilepsia que lo perturbaban gravemente. Se inicia para entonces en las matemáticas, las ciencias exactas y se apasiona por la literatura.

Abandonó el servicio militar y publica su primera obra, Pobres gentes, alcanzando de inmediato gran éxito. Fue detenido por complot en 1849 y desterrado a Siberia, donde fue condenado a muerte e indultado cinco minutos antes de su ejecución. A partir de su liberación inicia una etapa de observación del pueblo y una lectura del Evangelio.

Fiodor Dostoievski.

Sus principales obras son Crimen y castigo, Pobres gentes, Apuntes de la casa muerta o El sepulcro de los vivos, Humillados y ofendidos, Los demonios, El doble, El eterno marido, Los hermanos Karamazov, El idiota, Niétochka Nezvánova, Stepánchikovo, Diario de un escritor, El adolescente y El jugador.

Robert Escarpit, en su libro Sociología de la literatura, plantea desde el principio con claridad la relación entre literatura y sociedad, pues todo hecho literario supone escritores, libros y lectores, y la generación de un intercambio de naturaleza social entre sus actores.

La invención de la imprenta dio al libro una dimensión social insospechada con el desarrollo de una industria editorial que llegaría al auge de las industrias culturales que con tanta precisión  estudiarían los sociólogos de la escuela de Frankfort.

Pero en realidad, los verdaderos antecedentes de una sociología de la literatura tiene su punto de partida en la obra De la litterature consideree dans sis repports avec les instituciones sociales, de Mme de Staël. Es la primera tentativa para unir en un estudio sistemático las nociones de literatura y sociedad.

Dice Mme de Staël “Me propuse examinar cuál es la influencia de la religión, de las costumbres y de las leyes sobre la literatura y cuál es la influencia de la literatura sobre la religión, la costumbre y las leyes”. Esta obra significa en la sociología de la literatura, lo que el espíritu de las leyes significó.

Este importante vínculo nos permite descubrir que Mme de Staël fue discípula de Montesquieu, y con ello también la íntima relación entre estos dos aspectos del abordaje sistemático de nuestra reflexión: la sociología jurídica y la sociología de la literatura en la novela Crimen y castigo, con miramientos válidos para entrar en los linderos de nuestros objetivos.

Ni Comte ni Spencer, ni le Play ni Durkhien habían logrado vincular la literatura a la ciencia sociológica, tampoco era su intención, ellos estuvieron más interesados en los fenómenos sociales como tales más que en las obras de ficción y las posibilidades de su relación con la sociedad.

Ni siquiera Marx y Engels, tan interesados en relacionar lo social con todos sus estudios, denotan en sus incursiones en la literatura esa sistematicidad. Es a principios del Siglo XX cuando Plekhanou construye a partir de la teoría una sociología marxista de la literatura.

Entre los autores marxistas que más aportaron en este campo está el húngaro George Lukacs y su discípulo, el francés Lucien Goldmom, con su innovador método del Estructuralismo Genético.

Es importante mencionar las reflexiones de Jean Paul Sartre, René Wellek y Schucking acerca de la sociología del gusto, y las de Antonio Gramsci, célebre pensador marxista italiano, así como los grandes aportes de Galvano della Volpe.

Históricamente la sociología jurídica ha buscado en las fuentes literarias de la antigüedad y de la Edad Media. En estas obras se han encontrado detalles jurídicos en los que los juristas no se detienen, insertos en la fase de aplicación del derecho que normalmente difiere de las reglas, como las reflexiones del personaje central de Crimen y castigo, cuando al margen de todo lo que expresa la ley sobre un crimen expresa a su hermana Dunia:

– ¿No crees acaso que ofreciéndote a la expiación borras la mitad de tu crimen?

– ¿Mi crimen? ¿Qué crimen? – replicó en un repentino acceso de cólera –. ¿El de haber matado a un bicho venenoso, repugnante y malo; a una vieja usurera perjudicial a todo el mundo, a un vampiro que le chupaba la sangre a los pobres? ¡Un asesinato así debiera obtener la indulgencia para cuarenta pecados! ¡No pienso en mi delito ni trato de borrarlo! ¿Por qué han de gritarme por todas partes: «¡Crimen! ¡Crimen!»? Ahora estoy decidido a afrontar la deshonra, sólo ahora se me presenta lo absurdo de mi cobarde determinación con toda claridad. ¡Lo hago por bajeza, por impotencia, si no es por interés, como me aconsejaba ese… Porfirio!

– ¡Hermano! ¡Hermano! ¿Qué dices? ¡Has derramado sangre! – respondió Dunia consternada.

– Bien, ¿y qué? Todo el mundo la derrama – continuó con creciente vehemencia –. Siempre corrió abundantemente por la tierra; las personas que la derraman como el champaña suben inmediatamente al Capitolio y las proclaman bienhechoras de la Humanidad. Examina un poco mejor las cosas antes de juzgarlas. También yo quería hacerle bien a los hombres. Centenares, miles de buenas acciones hubiesen borrado esa mi única necedad; y cuando digo necedad, debiera decir mejor torpeza, pues la idea no es tan necia como ahora parece. Después del fracaso, los planes mejor concertados parecen estúpidos. Yo no pretendía con esa necedad más que crearme una situación independiente, afirmar mis primeros pasos en la vida, procurarme lo que necesitaba. Enseguida habría reanudado mi obra. Pero fracasé, y soy un miserable. Si hubiera triunfado me trenzarían coronas, mientras que ahora sólo soy digno de que me arrojen a los perros.

La sociología de la literatura no puede ser vista como un reflejo mecánico de la sociedad, pues la creatividad y la ficción se incorporan como parte esencial de cada obra. Por eso Jean Carbonnier expresa que “sería ciertamente muy peligroso reconstruir la sociología del matrimonio y de la familia bajo Luis XIV a través de las comedias de Moliere”.

Los libros del realista Honorato de Balzac y del naturalista Zolá “la novela es un espejo paseada a lo largo del camino” se constituyen en dos importantes ejemplos de la relación entre literatura y sociedad. Con respecto a lo sociológico jurídico, Balzac recoge más las instituciones jurídicas como tales.

El proceso de Frank Kafka, se considera un modelo de literatura que asume lo jurídico desde una óptica innovadora.

El conjunto de factores sociales relacionados con la pobreza, perfilan una personalidad sicológica caracterizada por la soledad, la extravagancia y el carácter antisocial, que al actuar en el medio que le circunda generará un conjunto de factores de gran interés para la sociología jurídica.

La aplicación de la heterogeneidad de los fenómenos jurídicos y su primera clasificación en primarias y secundarias se verá con claridad en Crimen y castigo. En este aspecto, el crimen en sí es el elemento generador y primario, el secundario serían todas las consecuencias derivados de este hecho.

La clasificación de fenómenos de poder y fenómenos bajo el poder, se ve con claridad en el siguiente texto extraído de la parte final de la novela:

Poco después, volvía a entrar en la oficina de policía.

Ilia Petrovich revisaba unos papeles. Ante él se encontraba aquel mismo mujik que había tropezado con Raskolnikov al subir la escalera.

– ¡Ah…, ah…, ah…! ¡Otra vez aquí! ¿Se le ha olvidado algo? ¿Qué le ocurre?

Con los labios pálidos y la mirada fija, avanzó Raskolnikov lentamente hacia Ilia Petrovich. Apoyándose en la mesa delante de la cual estaba sentado el teniente, quiso hablar; pero no pudo proferir más que sonidos ininteligibles.

– ¡Está usted enfermo! ¡Una silla! ¡Vamos, siéntese! ¡Traigan agua!

Raskolnikov se dejó caer sobre el asiento que le ofrecían, pero sus ojos no se apartaban de Ilia Petrovich, cuyo rostro expresaba una sorpresa muy desagradable.

Miráronse en silencio un momento.

Trajeron el agua.

– Yo fui… – Comenzó Raskolnikov

– Beba.

El joven rechazó con un gesto el vaso que le ofrecían, y en voz baja, pero clara, hizo, interrumpiéndose varias veces, la siguiente declaración:

– Yo fui quien asesinó a hachazos, para robarles, a la vieja prestamista y a su hermana Isabel.

Ilia Petrovich llamó y acudió gente de todas partes. Raskolnikov repitió su confesión.

Se expresa, además, en las diversas relaciones de Dunia, la hermana de Rskalnikov,  que trabaja como institutriz y es sorprendida por la esposa de su patrón, generando una situación de poder, que se convertirá, al extenderse este conocimiento a su entorno, en una coerción que entra perfectamente dentro de la sociología jurídica, pues si bien el repudio de la sociedad no generará una prisión ni maltrato físico ni condena alguna, genera la sanción, aunque temporal, a quienes se ha considerado han infringido aspectos morales al afectar la normal relación de la familia.

Otro aspecto a tomar en cuenta es la cuarta clasificación de los fenómenos jurídicos en contenciosos y no contenciosos.

Es lógico que en la sociedad rusa de la época un crimen tenga que llegar a lo contencioso como ocurrió en Crimen y castigo. Sin embargo, en forma reiterada el personaje principal resta importancia a la trascendencia moral o jurídica del hecho en sí a partir del criterio del hombre superior en la sociedad. Los elementos no contenciosos adquieren una mayor relevancia, incluso la referencia al resultado del juicio aparece en el epílogo como si el autor entendiera que lo contencioso no era lo esencial.

Siberia. A orillas de un caudaloso y desierto río se eleva una ciudad, uno de los centros administrativos de Rusia; en la ciudad hay una fortaleza, y en la fortaleza una prisión. En la prisión se encuentra detenido desde hace nueve meses Rodion Romanovich Raskolnikov, condenado a trabajos forzados de segunda categoría. Han transcurrido cerca de dieciocho meses desde el día en que cometió su crimen.

La instrucción de su proceso no encontró apenas dificultades. El culpable ratificó sus confesiones con tanta resolución como precisión y claridad, sin embrollar las circunstancias, sin atenuar el horror del hecho, sin velar los hechos y sin olvidar el menor detalle. Hizo un completo relato del crimen; aclaró el misterio de la prenda encontrada en las manos de la vieja (se recordará que era un trozo de madera unida a un trozo de hierro); refirió como había cogido las llaves del bolsillo de la víctima, describió aquellas llaves, el baúl e indicó el contenido de él; explicó el asesinato de Isabel, que hasta entonces era un enigma; refirió cómo Koch llegó y llamó a la puerta y cómo había llegado un estudiante después de él, refiriendo punto por punto la conversación que tuvieron entre sí aquellos dos hombres. Después él, el asesino, se lanzó escalera abajo, oyendo los gritos de Nikolai y de Mitrei, cómo se escondió en el cuarto desalquilado y cómo llegó finalmente a su casa. Por último, en cuanto a los objetos robados, dijo que los había escondido debajo de una piedra en un patio que daba a la perspectiva de la Ascensión, y allí fueron encontrados, en efecto.

Finalmente, en la aplicación de una serie de principios de la sociología jurídica a esta obra es importante resaltar que no todos los fenómenos sociales tienen valor jurídico. No obstante, todos los fenómenos jurídicos son fenómenos sociales.

El carácter realista de la obra se constituye en una fuente inagotable de fenómenos sociales. Las grandes diferencias entre ricos y pobres y el comportamiento de las clases sociales forman parte de la tradición de la gran literatura desde los textos antiguos hasta los autores del boom latinoamericano, que con tanta riqueza han aportado a nuestro convulso mundo latinoamericano.

En la actualidad se cuestiona los dos extremos en que ha caído el enfoque de la literatura, por un lado visto como sociológico y por otro sólo en su aspecto formal – lingüístico.

Sin embargo, para la sociología jurídica la obra literaria siempre será una posibilidad de enriquecimiento para ver la juridicidad más allá del mero proceso contencioso, y permitiendo una asunción más amplia donde la literatura (poesía, cuento, teatro o novela), siempre tendrá un espacio de trascendencia como lo plantea el destacado profesor Manuel D’Aza a quien dedico estas reflexiones.

Mateo  Morrison es escritor, miembro del Colegio de abogados de la República Dominicana.