Las crisis humanitarias conducen a reflexiones que propician en ocasiones el surgimiento de nuevas corrientes del pensamiento, como forma de sustentar cuestionamientos, hasta el momento sin respuestas aparentes. Y, estas son extrapoladas al ámbito literario por quienes poseen la habilidad de crear historias, como desahogo a sus frustraciones que; afloran en sus personajes. En ese ámbito se ubica la novela El extranjero de Albert Camus quien fuera multifacético, pese a no concluir su formación académica se desempeñó como periodista en la República de Argelina, redactor en un periódico en París, dramaturgo, ensayista y novelista. Su vivencia se proyecta en cada uno de los personajes de su producción literaria

Su cercanía con la muerte durante la Segunda Guerra Mundial, su forma de ver la existencia humana lo hicieron asumir posturas sin temor a cuestionamientos ortodoxos, impuestos por un sector minoritario, en nombre de la convivencia social, confrontando el miedo, la angustia, sin que fuera una elección la salvación por medio de una divinidad que proviniera de la naturaleza, ubicándolo como uno de los representantes de la corriente filosófica existencialista.

Lo anterior se manifiesta en su novela “El extranjeroestructurada en dos partes, y éstas a su vez en cinco capítulos, narrada en primera persona, en un estilo simple en el que Meursault, protagonista, relata los hechos que forman la trama, sin grandes dificultades para la comprensión del contexto. Se percibe en el personaje la apatía y la falta de valores después de la Segunda Guerra Mundial.

En la novela el autor presenta el ocaso del ser humano de procedencia humilde como algo simple; sin mucha trascendencia ni repercusión emocional en sus descendientes, envuelto en la cotidianidad en que generalmente vive quien debe trabajar para conseguir su sustento. La muerte es un tema abordado desde la perspectiva del no creyente, que tiene la certeza que todo termina con la muerte, que después de esta no existe un mañana. Que después de esta vida no habrá una eterna, sin las calamidades que enfrentan algunos en este espacio.

Camus relaciona el calor del sol, en muchas de las escenas que emergen en el desarrollo de la trama, con el suspenso, la incertidumbre que envuelve al personaje principal, Meursault. Un sujeto impávido, que no deja ver sus emociones, que nada a su alrededor lo impresiona, ni la muerte de quien le dio la vida. Para él, el verano no solo tiene color, también olor, es sensible ante el medio ambiente, pese a no mostrar ningún sentimiento ante la partida de su único pariente.

En la novela, la casa de retiro para envejecientes se le atribuye una simbología asociada al abandono parental, al desamor, la indiferencia por parte del único vástago. Mientras, que la muerte se presenta con naturalidad, casi con indiferencia ante lo inevitable, y que al ser asumida de tal forma es censurada por la mayoría de los comunales, que creen tener el derecho a imponer normas sociales universales, en un entorno donde quienes no se desgarran llorando, y externar su dolor y tristeza ante la partida definitiva de un ser querido, es juzgado como insensible.

El autor explora los prejuicios del ser humano, ante la toma de decisiones por la violación de la normativa que imponen las leyes sociales. Quien comete un crimen y al ser juzgado se le condena sin evidencia, solo por su actitud ante el velatorio de su madre. A tal punto que hasta su abogado se une a la defensa del fiscal antes que lo decidiera el jurado; por su forma de ser, de percibir la vida y no por el crimen que cometió (p.125).

Camus presenta a Meursault, un hombre incapaz de conmoverse, que no siente emociones, pero que ante la inminente ejecución valora las leves nimiedades. Exhibe en el personaje las creencias que abrazan quienes siguen la corriente existencialista, y perciben la muerte como algo absurdo (p. 148), esto se evidencia cuando responde al capellán que no cree en Dios por lo que rehúsa su presencia ante la ejecución inevitable.

En síntesis, Camus muestra a través de Meursault la pasividad, ante las tomas de decisiones, después de sobrevivir al caos, la indiferencia aparente ante la muerte, la desolación, el desaliento como consecuencia de la guerra y la resignación ante el cierre del ciclo natural de la vida.

Minerva González Germosén en Acento.com.do