Que la creatividad humana, en el contexto de los avances tecnológicos, no pueda emparejarse a todo lo legado por la naturaleza, conllevaría a situar, por encima de aquélla, el descubrimiento humano como el factor fundamental y anticipatorio de las manifestaciones científicas. De hecho, Evripidis Gkanis, investigador de la Universidad de Edimburgo, afirma que “La creatividad humana puede ser fascinante, pero no puede igualar la robustez de la naturaleza.”
En el artículo “La naturaleza hace avanzar a la tecnología…” (acento.com.do, 01-01-24), numerosos científicos e ingenieros, bajo la tesis “aprender de la naturaleza” de Leonardo da Vinci, continúan basándose en la observación de ésta para descubrir, nutrir e implementar las innovaciones tecnológicas. De ahí, sostiene Gkanis, que “Muchos de los avances tecnológicos desarrollados en 2023 se inspiran en soluciones ya presentes en la naturaleza.”
En ese tenor, de acuerdo al artículo, tenemos brújulas como insectos. Los investigadores han reproducido la estructura de los ojos de algunos insectos para fabricar un nuevo tipo de compás que no sea sensible a las perturbaciones electrónicas. Sabemos que tanto las hormigas como las abejas se guían en función de la intensidad de la luz. Además, utilizan la posición del sol como referencia. Igualmente, tenemos telarañas contra la sequía. Los científicos han desarrollado un tejido como réplica de los hilos de seda secretados por los arácnidos. Éstos son capaces de retener mínimas gotas de agua suspendidas en el aire. Excelente beneficio para las regiones que sufren escasez de agua. Otro: robots a escala. Los mamíferos pangolines, de cuerpo blando y cubierto de escamas, albergan la cualidad de ovillarse y formar una bola para resguardarse de los depredadores. De acuerdo con el Instituto Max Planck de Sistemas Inteligentes, esa propiedad de enrollarse podría replicarse en forma de robot en el tracto digestivo, tanto para suministrar medicamentos como detener hemorragias internas.
Indudablemente, tal como lo he señalado en otras ocasiones (Kant, de las categorías, metáforas materiales y otros objetos, acento.com.do, 23-05-2021), y el apuntalamiento de connotados investigadores, examinando los ingenios tecnológicos y los seres vivos, encontramos, entre ambos, similitudes comunes o compartidas. En otras palabras: los objetos diseñados por el ser humano y los engendrados por la propia naturaleza, aguardan, conceptualmente, propiedades recíprocas que se corresponden con las metáforas materiales. De ahí deviene, por ejemplo, la máquina voladora de da Vinci que reproduce el vuelo de los pájaros.
¿O acaso el hombre, la mujer y la naturaleza constituyen un mismo objeto? ¡Oh Dios!