Nota necesaria

Doctoranda, Altagracia Miledys Cuevas Pérez (Mili), autora de estas dos publicaciones.

Amigos lectores, la semana pasada debimos aclararles que la primera parte de este trabajo, salió como resultado de una situación especial, ya superada, gracias a Dios, de quien suscribe. En esta ocasión,  continuamos con la segunda parte de este trabajo, "Costumbres mortuorias del pueblo dominicano en la región sur ", que tanto en su primera parte, como en su parte final, es de la autoría de la doctoranda Altagracia Cuevas Pérez (Mili), del Doctorado en Humanidades en Estudios Sociales y Culturales del Caribe, de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). 

Tradiciones y ritos

Se inicia el proceso de limpiar la casa, que todo esté impecable para cuando llegue el cuerpo que se va a velar. Otro grupo se encarga de preparar comida para todos los que asistan, organizan habitaciones, limpian los baños y cualquier otra área que complemente la casa.

Todos en la casa con ropa oscura, normalmente negra, blanca y color gris. Algunas mujeres suelen recogerse el cabello y otras se colocan paños para tapar el cabello.

Así mismo, en la casa, suelen tapar los espejos y mandan a recoger a los niños para que estos no estén correteando en toda la casa. Es común colocar lonas, carpas y sillas para los visitantes que acuden a dar el pésame a la familia, así como repartir comida para aquellos que se quedan todo el día.

Normalmente, los dolientes que velan a sus muertos en la casa amanecen junto a familiares y amigos conversando y orando.

El cuerpo sin vida es colocado en el ataúd en la sala del que fue su hogar, una mesa enfrente con su foto en vida y velones encendidos. Además de coronas de flores con mensajes de sus allegados.

Otra creencia en el sur es que, si una lechuza volaba cerca de una casa y se posaba en un árbol cercano, alguien en ella moriría. Por otro lado, cuando en la madrugada un perro aullaba con persistencia y las gallinas cacareaban, era señal de muerte.

Otra de las costumbres mortuorias es que cuando alguien moría, había que cubrir con sábanas o toallas todos los espejos, porque se temía al mirarlos que alguien podía ver reflejado el muerto y podía volverse loco.

Una vez el muerto hasta listo para ser enterrado, se procede a dar un paseo por todo el pueblo en el carro fúnebre, pero cuando estos pasan frente a una vivienda, deben echar agua en el suelo para evitar la muerte de alguien en la casa.

Y si en la casa por donde pasaba el carro fúnebre, había una persona enferma, al pasar el cadáver, tenían que sentarlo en la cama, porque de acuerdo con las costumbres y creencias, eso evitaba que la muerte se quedara allí. El vestirse de blanco y negro, no era algo solo del día del velorio, sino que se extendía hasta por meses e incluso, algunos por años.

Puedo dar fe y testimonio de esa parte, el padre de mi abuela (mi bisabuelo) tiene más de 25 años que falleció y mi abuela, hasta la hora de su muerte (2021) le guardaba luto.

Otra de sus creencias es que deben colocar el muerto con los pies para la calle, evitando así que se quede el espíritu de muerte en la casa donde está siendo velado.

La coordinación de que se hará para los nueve días se lleva a cabo con los familiares y en este no puede faltar comida, suficiente tanto para los de la casa, los cercanos y los que se trasladan. Cuando se cumple el año de muerte, le llaman “cabo de año”, allí se reúnen nuevamente, en honor al fallecido y ahí también se brinda comida, y se reúne toda la familia con el fin de recordarlo.

En conclusión, puedo plantear como resumen de este estudio, lo siguiente: Las costumbres mortuorias de la región sur de nuestro país son creencias adquiridas por los antepasados y solo algunas de ellas se continúan llevando a cabo. Muchos de esos rituales no tienen mucha diferencia relacionada con la muerte de un adulto o un menor de edad. Lo que sí va a depender es de donde es velado el cuerpo.

Si el cuerpo es velado en la casa, se realizan un sin número de actividades que dan paso al entierro. La ropa, es parte importante de esas costumbres, vestirse de gris, blanco y negro, es parte del ritual. De igual manera, el reposo en la vida social de los familiares del muerto también es tomado en cuenta. Se hace un stop de uno o tres meses más o menos, para luego retomar el diario vivir. Ahora bien, aquí, depende mucho de la persona, en el sur, hay personas que duran hasta años con duelo.

Finalmente, concluyo diciendo como dicen por ahí, ‘la muerte es algo que llegará tarde o temprano, unos van delante y otro detrás, pero a todos nos llegará la hora”.

Julio Cuevas en Acento.com.do