El poeta Genaro Arvelo.

 

Quién eres, una oruga, una envoltura,

una visión fugaz que nace en mí

e inmediatamente muere?

Nada como la palabra poética para mostrar la plenitud del ser, comunicar el genuino estado de la conciencia y expresar la autenticidad del alma mediante el canto que fluye, sereno, fresco y vital. En palabras de Octavio Paz:

La poesía es conocimiento, salvación, poder, abandono. Operación capaz de cambiar el mundo, la actividad poética es revolucionaria por naturaleza; ejercicio espiritual, es un método de liberación interior. La poesía revela este mundo; crea otro. […] Expresión histórica de razas, naciones, clases. […] Experiencia, sentimiento, emoción, intuición, pensamiento no-dirigido. Hija del azar; fruto del cálculo. Arte de hablar en una forma superior, lenguaje primitivo. […] Enseñanza, moral, ejemplo, revelación, danza, diálogo, monólogo. Voz del pueblo, lengua de los escogidos, palabra del solitario.[1]

Con el llamado, la vocación poética a cuestas, Genaro Arvelo, nos presenta un exquisito poemario, rico en variados matices y registros, de un poeta que ha esperado con paciencia para traernos su canto, en un texto de honda filosofía del vivir, y añado del buen vivir:

El camino canta y llora

Pero siempre bellamente

 Te presenta mariposas

                                                       Claveles y lindas rosas.

 

En el supremo encanto de la poesía, Arvelo nos presenta un poemario singular, rico en latidos y hondo palpitar. Ante las frustraciones y desvaríos de un mundo a la deriva, cansado y agónico, el poeta, invita a una contemplación de la vida en la que ha existido a plenitud.

Estamos ante un poemario donde el poeta muestras sus ansias, pero también las salidas necesarias para seguir de pie:

 

La belleza del camino

A veces es una cruz

Un rosario, un Jesús

En pecho de un peregrino

En este poemario, late un bardo inquieto que sabe cantar y contar desde la inocencia en su mirada. Tal es el caso de los poemas referidos a Constanza, un paraíso nacional, y en el poema titulado “Sauce llorón”, el árbol es apenas una razón, un pretexto para conducirnos a inquietudes vitales del poeta, porque sé que usted cuando lo lea, también se preguntará: ¿Quién es el sauce llorón?

Sauce llorón de Constanza

Calma tus lágrimas mansas

¿Por qué lloras en el camino

Sin conocer mí destino?

 

Arvelo, es un poeta diverso, puede cantarle a Dios, al amor, a la naturaleza, a la condición humana, a Joba —nuestra patria chica, de la que nadie puede desterrarnos—,al hombre del campo, en una mirada quieta, observadora, apacible…

 

Siente mi verso alado cuando posa en las rosas

Y le confiesa cosas de un alma enamorada

 

Nuestro poeta es cultor de la poesía mística, que tiene sus bases en San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, cuya finalidad busca la compenetración con el eterno Dios creador y sustentador de todo. Sabía que en algún momento me encontraría con estos versos, ya que desde muy joven, Nare tiene convicciones espirituales muy profundas.

 

Regresado en sueños al sendero

Buscando el canto del triste pregonero

Y sólo vi las huellas y el sombrero

Y al peregrino yéndose a los cielos. 

 

“El día que regrese”, es un poema de alta significación simbólica, pues el poeta nos introduce en ese mundo de ensueño y en lo sosegado de su voz nos muestra la candidez de su canto.

El día que regrese que sea un atardecer

Y el sol vierta su luz en los palmares

Que brille el verde en las lomas y el viento cante en los pinares

Y tu voz silente lance un eco en todo el bosque

Y el chorro de Aguas Blancas bañe mi alma.

El día que regrese quiero sentir tu paz

El silencio de tus noches, la alegría cantada de las aves

Ver dibujado en el aire el sueño de la libertad

Y saludar los que se fueron y besar la falda de la montaña.

 

En “La del sueño fallido”, asistimos a la creación del un poema maduro, limpio, hondo, polisémico, donde alcanza plenitud de su cantar en un texto abundante en imágenes reveladoras de una voz diversa y única, como señalé al principio de estas palabras.

 

¿Quién eres tú que ocultas un silencio de virgen?

Que llevas en tu alma hielo, mármol o amores

sufro tu danza gris al son de un sueño oculto

y la metamorfosis de tu prisión plomiza.

¿El claro oscuro de unos años sombríos?,

y una pena silente que lucha como yo

por divisar la luz de los colores

del mar, el sol y el arco iris.

 

Nuestro poeta, también procura dejar una enseñanza a través de su poesía. No es extraño que lo haga, ya que una de las vocaciones de Genaro Arvelo es la educación, la formación; es un escritor que cree con firmeza en la fuerza de los valores con los cuales  ha vivido y defendido con firmeza.

 

Le pregunté a un sacerdote

por esa paloma mía

y el mismo me contestó

con una gran cortesía

Sí, he visto una paloma

que entre las ramas mecía

 

Otro texto que destaca por su frescura y simbolismo es “Retorno azul”, por ser redondo, pleno, ya que señala un camino, una ruta que nuestro cantor seguirá explorando. Porque sé muy bien que este no será el último poemario de Arvelo, pues un poeta no se retira sin motivos. Quien tiene la carga de crear y recrear universos posibles, seguirá escribiendo y reescribiendo sus visiones de mundo, y después de leerlo con atención, considero que llegarán muchos otros versos. Este poema de rica imaginería comprueba lo dicho:

 

Ahí viene, espigada

La estrella de los sueños

Se acerca a la escalera de cristal

Que conduce a nuestro cielo blanco

Como la nieve del romance

Ahí viene, virginal

Transparenta su retorno

Las negruras de mi empeño

Ahí viene, retorna pura

Como el agua de la ría azul

Como el plumaje de las garzas del manglar.

Ahí viene y en su retorno azul

Ya no cuenta el tiempo

Ha llegado.

 

En el prefacio a “Hojas de hierba”, señala Walt Whitman: “Esto no es un libro. Quien lo toca está tocando a un hombre".  Lo mismo puede decirse de esta obra donde coexiste la palabra de un hombre con sus alegrías, anhelos y olvidos, sus angustias y penas, pero también un ser humano con la decisión de cantar su alegría, la de haber estado y vivido. Así que, la ría, el bosque de Cruz de Gen, las montañas de Lome yerba, El Jobo, los manglares del Joba, el misterio de Boca de Orí, las garzas matinales del río Las Auyamas, ese que sale por las fincas que una vez pertenecieron a Isidro García, Guancho Fermín o Efraín Canelo. Sí, señores, todo esto, está presente en el aporte de una voz necesaria para la poesía de nuestro país:

 

Es un cielo florido, aireado y perfumado

de blancos pensamientos y hermosos sentimientos

Tú vestirás de blanco al llegar a este cielo

Tú serás mi consuelo, mi pasión, mi desvelo.

Allí estará la ría el bosque, los manglares

Las garzas matinales, la luz de luna blanca.

 

Celebramos el nacimiento de “La belleza del camino”, poemario de Genaro Arvelo, un manantial puro, agua fresca para el alma, sin dudas, un texto de honda significación vital.

[1] Paz, Octavio. El arco y la lira. Editorial Fondo de Cultura Económica (Lengua y Estudios Literarios), México D.F., 1956.