El autor de este libro de cuentos, Rafael Peralta Romero, actual director de la Biblioteca Nacional, "Pedro Henríquez Ureña". En la foto, el poeta Denis Mota; el poeta, doctor Alex Ferreras; el narrador Luesmil Castor y el autor de este trabajo, Julio Cuevas.

Dentro de la narrativa de escritores dominicanos del 70, sujeta a la temática de los aspectos sociopolíticos, arrastrados de la postguerra (abril del 1965-1978), son pocos, pero muy pocos los narradores nuestros que, saliendo de esos traumas ideológicos, procuran trascender el esquematismo de las creencias partidistas, para fijar la mirada creativa en la inventiva de la realidad  ficcional en nuestra sociedad.

Es el caso de Rafael Peralta Romero, en estos trece (13) cuentos recogidos en este libro (Editorial Gente, República Dominicana, 2021. 166 págs.).

Se trata de una narrativa explicativa, descriptiva y apegada, en este caso, a un enfoque filosófico y psicológico. Ya les decía al principio, no se trata de una réplica del discurso de las consignas de heredadas de la pistguerra de abril del 65, sino que se abre a un discurso narrativo más apegado a la espiritualidad del ser, a los estados psíquicos del sujeto, a su conducta y forma de pensar.

Como se puede notar, se trata de una narrativa sostenida en el sujeto y sus avatares vivenciales.

En estos cuentos, el narrador es parte del entramado narrativo y él mismo nos va contando lo ocurrido y lo que está por ocurrir, dentro de los espacios o escenarios de cada narración.

La memoria, los recuerdos o la experiencia del autor, son excusas que permiten convertir en realidad estetica, lo vivido o lo visto, como parte de su estrategia narrativa.

El lector no encontrará aquí microrrelatos, porque lo dicho o recordadado, está expresado de tal manera que el narrador, ha sabido trazar su espacio de extensión que le permita desahogarse, por lo que asume un extenso narrar…que,por suerte, no cansa al lector, por sus detalles descriptivos del panorama en que funcionan los personajes.

Por ejemplo, en el cuento titulado "Perseguida por la memoria", pág. 115, podemos encontrarnos con esas argucias narrativas utilizadas aquí, por el sujeto-autor. Veamos:

"(…)Cuando era una jovencita le resultaba muy bueno, ganaba elogios, por recordar las cosas que otros olvidaban, ganaba prestigio y le favoreció como estudiante.Repetir conceptos como aparecían en los libros, recordar anécdotas y sucesos, por triviales que fuesen, le dieron fama a esta muchacha cuando aún no se percataba de los avatares que tan peculiar facultad le provicaría.

Todo está ahí, vivoz latente, presente, cómo el día en que sucedio. Malfa no ha podido borrar nada. Todo se siente y se padece cómo si acabase de ocurrir. Los momentos felices, ah eso no; aunque perviven, se dejan disminuir y avasallar por las amarguras, las cuales corren y saltan como atletas olímpicos para predominar en los recuerdos de Malfa Luz". (Ver pág. 115, obra citada).

La ironía, como  recurso expresivo en estas narraciones, queda soterrada , por lo que no es una lectura para lectores dormidos, sino para  sujeto-lectores que cuestionen su lectura, para ahondarse en la discursividad sostenida en la obra.

Ese libro de cuentos representa el enfoque de un narrar de lo observado. Eso indica que el autor anda tomando apuntes de lo asume como experiencia, para convertir en ficción su realidad.

Los personajes juegan con su propio escenario y con su tiempo. Los acomodan a su antojo, ellos mismos se van situando en el contexto, hasta adueñarse del ambiente. para moverse en el espacio de lo narrado o de lo dicho. Qué nos dicen? Nos dicen su vida. Nos cuentan su vivir y su morir, lo que implica que van más allá del recuerdo o de la memoria. Ellos, a partir de ahí, nos narran su propia anécdota.<

Se puede decir que aquí nos encontramos con varios metarelatos sobre la existencia de sujetos actuantes, dentro de nuestra cotidianidad citadina o barrial, depende de la perspectiva en que esté ubicado el narrador o la narradora.

Hay un recurrir a la historia de canciones de hoy y de ayer, para evocar  la imagen de quién no olvida y sus vínculos románticos con el recuerdo, como fase de "inspiración" del autor. Es por eso que él narrador, atribuye al personaje, el recuerdo de aquella melodía de una canción cantada Armando Manzanero. Veamos:

"Parece que fue ayer
Cuando te vi aquella tarde en primavera
Parece que fue ayer
Cuando las manos te tomé por vez primera".

La memoria se convierte en esta narración, en una forma de organizar la experiencia y difundir las anécdotas que de ellas surgen, para convertirlas en  ritual expresivo del contar o del narrar.

El autor debe dar un toque de imágenes poéticas a su decir, para que su narración no aparente estar desprovisto de ritmicidad, al contar lo que ha  visto, escuchado o imaginado. Lo demás se lo dirá el texto a sus lectores.