Cuando me entrené, hace ya varias décadas, en lectura eficiente, aprendí que hay que separar la velocidad de lectura de la parte correspondiente a la comprensión.

Entendamos antes esto: si no comprendemos, no leímos.

Pero como respondemos a una programación de lectura silábica, la que aprendimos en la escuela, donde nos alfabetizaron, pero no nos enseñaron a leer de manera eficiente, hay que proceder primero con la velocidad y luego con la comprensión.

Tenemos un programa para leer lento, y eso nos vuelve lectores ineficientes.

Peor aún, el cerebro puede leer a altísima velocidad.

Y la velocidad de lectura se relaciona con un elemento clave: la atención y la concentración.

Eso significa que, cuando leemos lento, como el cerebro opera a una velocidad de procesamiento de información superior a los ojos, tenemos mayor propensión a distraernos y a desconcentrarnos del tema, dejando que otros asuntos germinen en nuestra mente y se apropien de nuestra atención.

El 50% del esfuerzo se pierde cuando se lee palabra por palabra

¿Recuerdan las fijaciones? Nuestros ojos cada 300 milisegundos paran, toman una especie de foto, y se mueven de nuevo, el llamado movimiento sacádico, hasta parar y tomar otra “foto”. Luego vuelven a moverse. Y luego paran y toman otra foto…

Así es que miramos.

Es nuestro cerebro el que nos crea la percepción de continuidad. Nuestra mente archiva imágenes.

Y esto tiene un impacto en nuestra acción de leer.

Las fijaciones que les dedicamos son inútiles, un desperdicio.

Veamos un ejemplo para que nos entendamos con la siguiente frase:

En el camino de la casa un charco impedía que ella cruzara.

Ahí tenemos una oración de doce palabras.

Pero de esas 12 palabras, 6, el 50%, son palabras vacías. Y las otras 6, el otro 50%, son las que portan contenido y construyen el sentido.

Si escribo la secuencia de las vacías:

En el….. de la…. un…  que.., no se entiende nada.

Si, por el contrario, escribo:

Camino casa charco impedía ella cruzara

el sentido de la oración es entendible para cualquiera.

Si dedicamos una fijación a cada una de esas palabras, estaríamos desperdiciando el 50% de nuestras fijaciones, de nuestro esfuerzo y de nuestro tiempo.

Es por eso también que leer por frase es más inteligente que leer palabra a palabra.

De la lectura por frase a la lectura por ejes

La lectura por frases nos conduce a desarrollar una manera de leer que es la lectura por ejes.

Habituarse a leer por ejes es un recurso poderoso de aceleración de la lectura. Podemos elegir, según el número de palabras del renglón, dos, tres y hasta cuatro ejes.

Un eje es una línea imaginaria que inicia en la segunda o tercera palabra del renglón. Hay otro eje al centro del renglón y un tercer eje una o dos palabras antes de terminar el renglón. En ocasiones, dependiendo del número de palabras en el renglón y el tamaño de la página, pueden ser dos ejes a 4 ejes los que empleemos.

Los ojos van a la posición de ese eje imaginario y mira no solo la palabra, sino las dos anteriores y las dos posteriores y de ahí saltamos al siguiente eje del renglón.

Ahora ejemplificamos una página con los ejes imaginarios.

Podemos trazar ejes físicos con un lápiz de color en algunos escritos para practicar el procedimiento.

Los ejes ayudan a optimizar nuestras fijaciones

Ya explicamos el proceso por el cual vemos y leemos. El ojo hace fijaciones (se detiene y tira una fotografía, para decirlo de esa forma) entre movimientos sacádicos. Leemos (y vemos) por fijaciones.

Si entendemos esa parte, comprenderemos por qué en el primer eje colocamos la vista en la segunda o tercvera palabra, según sea llena o vacía (siempre buscamos las palabras llenas, las que contienen información significativa, no en los comodines o recursos sintácticos).

Si colocáramos la vista en la primera palabra (que normalmente suele ser un comodín, un artículo, una preposición), estaríamos desperdiciando el 50% de nuestra fijación, porque a la izquierda no habría palabras. Si por igual, usáramos una fijación en la última palabra, por igual estaríamos desperdiciando el 50% de la fijación).

Leemos por fijaciones. No palabra por palabra, sino fijación por fijación. Si aprendemos a optimizar nuestras fijaciones, abarcando más palabras por fijación al entrenar nuestro foco visual, leeremos más con menos fijaciones, lo que acelera nuestra velocidad de lectura.

Así leen los lectores eficientes, lo que manejan altos volúmenes de información y leen libros con frecuencia.

El siguiente cuadro muestra gráficamente la diferencia entre la lectura tradicional, empírica, palabra por palabra, con la que realiza un lector eficiente que lee por frases aplicando la lectura por ejes.

¿Sabes que cuando vemos usamos dos sistemas distintos que se procesan en áreas distintas del cerebro?

Todos tenemos una visión de 180 grados. Dentro de esa visión tenemos una zona de foco central y una zona de visión perisférica. Es decir, el sistema visual opera como interacción de dos sistemas diferentes que se procesan en regiones distintas del cerebro, la visión focal central y la visión periférica o ambiental.

La visión central es aquella que nos permite ver en detalle, nuestro foco, y la perisférica nos permite ver el contexto.

Al leer podemos emplear la visión central y apoyarnos en la periférica para ampliar el rango de percepción de palabras.

La visión central y la visión periférica no comparten una misma vía neurológica, sino que tienen vías paralelas de procesamiento de la información visual.

Esto es importante que lo entendamos para un aprovechamiento de nuestras posibilidades lectoras.

La vía de la visión central que lleva la información del sistema focal o central es la llamada vía ventral, que lleva la información de la corteza visual a la corteza temporal inferior, la cual se relaciona con la atención y la memoria. Esta vía es la que nos permite identificar objetos pues está involucrada con la forma, el color y el tamaño. Es la vía del “qué”.

Por otro lado, la vía de la visión periférica es la vía dorsal, que abarca todo el ambiente o contexto. La visión periférica lleva la información de la corteza visual a la corteza parietal. Y de allí esa información se mueve hacia otras áreas, integrándose con otras informaciones como las somatosensoriales y las auditivas. La vía periférica se relaciona con la consciencia de uno mismo, el entendimiento del espacio y también con el control de los movimientos oculares.

¿Cómo expandir nuestro foco visual?

Todos podemos ampliar nuestro campo de visión para captar más palabras por fijación. Eso requiere reentrenarnos de manera consciente y voluntaria y desarrollar un nuevo hábito.

Y nadie puede sustituirnos. Como el merengue de Ramón Orlando: “No hay nadie más pa´sustituirte”. Si te toca, te toca.

Lo que cuenta es que es posible, lograble.

Nuestra área de enfoque, donde percibimos detalles, abarca diez grados a la izquierda y diez grados a la derecha del punto de enfoque.

Eso significa 20 grados en que podemos percibir en detalle.

Si es así, podemos percibir sin mayor esfuerzo varias palabras en un golpe de mirada (una fijación).

Simplemente tenemos que habituarnos a ver las palabras a la izquierda y a la derecha de nuestra palabra foco.

Aquí les comparto algunos ejercicios.

Ejercitemos nuestros músculos oculares

Otro aspecto valioso es aprender a ejercitar nuestros músculos oculares.

No nos hacen conciencia de su importancia, pero los músculos oculares existen y requieren ser ejercitados.

Una clave en la lectura eficiente es poder manejar nuestro foco visual a voluntad y eso no es posible sin entrenar nuestros ojos.

Algunos ejercicios recomendables son:

1.  Rotaciones oculares con ojos cerrados

Cerremos los ojos y realicemos giros circulares completos en ambos sentidos con los ojos cerrados.

2.  Parpadeo para humedecer el ojo

Parpadeemos varias veces para lubricar nuestros ojos. A veces, la concentración frente a las pantallas: computadora, laptop, tablet o celular, nos lleva a experimentar sequedad ocular y que los ojos enrojezcan.

4.  Enfoque lejano y cercano

Seleccionemos dos puntos, uno cercano y otro lejano, en linea recta. Empecemos enfocando el punto lejano y luego cambiemos el foco al cercano. Hagamos este ejercicio varias veces.

5.  Masaje de ojos

Con los ojos cerrados, usando las yemas de dos o tres dedos, proporcionémonos un suave masaje en los párpados, con movimientos circulares por dos o tres segundos.

6.  Entrena la visión periférica

Fijemos la vista en un punto que tengamos delante y a corta distancia, puede ser en una taza, un libro, una libreta. Y prestemos atención a lo que está alrededor de este punto sin desplazar el foco de atención.

Como hemos dicho antes, esto no es una tarea intelectual, no basta con entenderla, porque comprender no es saber, ya que saber es saber hacer. Y saber hacer se alcanza por la práctica mejorada. Lo hacemos, lo volvemos hacer corrigiendo y variando, y volvemos a hacerlo nueva vez, lo suficiente hasta que se convierta en una competencia inconsciente. Ya te hablamos de ella.

Ahora es tiempo de pasar a hablar de la comprensión lectora y cómo alcanzarla.