Aunque en República Dominicana pasó sin penas ni glorias, el pasado 5 de mayo se celebró en todo el mundo el Día Internacional de las Parteras, Comadronas, Matronas, Sobadoras y Doulas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) desde el año 2000, por iniciativa de la Confederación Internacional de Comadronas (ICM). Con la finalidad de destacar la importante función que han desempeñado en la humanidad estas mujeres, un oficio considerado como el más antiguo que tiene nombre de mujeres, cargada de sabiduría, experiencias ancestrales, responsabilidad, sororidad, valentía e inspiración.
El próximo 19 de mayo, también se celebra en diferentes países de Latinoamérica y el Caribe, el Día Nacional de estas maravillosas mujeres, que también pasa desapercibido en República Dominicana. Aquí nuestros legisladores someten proyectos de ley y resoluciones en el Congreso, para dedicar días a cualquier cosa. Recordemos la propuesta del año 2013, del senador del PLD de la provincia San Pedro de Macorís, José María Sosa, de declarar el 13 de noviembre como día del compadre y la comadre, no sabemos en qué quedo eso. Otro proyecto sometido por los senadores de la Fuerza del Pueblo de la provincia La Altagracia Virgilio Sosa y Santiago Zorrilla del PRM, aprobado y convertido en ley en el año 2022, es el que declara el caballo de "paso higüeyano" como raza nacional. No es que nos oponemos a estas iniciativas, pero en el país hay otras prioridades y proyectos por aprobar, como las 3 causales en el Código Penal a favor de las mujeres.
Honrar las mujeres y su práctica ancestral
Tanto el 5 de mayo como el 19, son días para visibilizar y poner valorar estas prácticas desde el conocimiento femenino y ancestral, sabiendo que otras formas de parir y de gestar son posibles. Son mujeres que desde tiempos milenarios han asistido en el nacimiento de la vida, están presentes y acompañan a otras mujeres durante su embarazo, parto y puerperio. Dada su enorme labor, las parteras tienen un valioso reconocimiento dentro de sus comunidades, sin embargo, con la llegada de la “ginecología moderna”, los conocimientos ancestrales que estuvieron en manos de las mujeres pasaron en nombre de la ciencia a manos de hombres, por ser los únicos que tenían el acceso a las universidades y el papel de la mujer quedó fuera de la historia. Así lo establece Bárbara Ehrenreich:
“Las mujeres siempre han sido sanadoras. Ellas fueron las primeras médicas y anatomistas de la historia occidental. Sabían procurar abortos y actuaban como enfermeras y consejeras. Las mujeres fueron las primeras farmacólogas con sus cultivos de hierbas medicinales, los secretos de cuyo uso se transmitían de unas a otras. Y fueron también parteras que iban de casa en casa y de pueblo en pueblo. Durante siglos las mujeres fueron médicas sin título; excluidas de los libros y de la ciencia oficial. Se transmitían sus experiencias entre vecinas o de madre a hija. La gente del pueblo las llamaba “mujeres sabias”, aunque para las autoridades eran brujas o charlatanas. La medicina forma parte de nuestra herencia de mujeres”.
Origen de las Comadronas
La RAE establece que el término «comadrona» proviene del latín commater, compuesto por cum, que significa conjuntamente, y mater, que significa madre. Las comadronas han ayudado a las mujeres a dar a luz desde el principio de la historia, por eso se encuentran referencias de comadronas y parteras en escritos hindúes, en manuscritos de Grecia, Roma, era primitiva, edad media, en Europa desde el siglo XV y en la Biblia, con las comadronas famosas que se conocían desde el 1700 a. de C. La biblia tiene citas textuales que hacen referencia al trabajo de la partera, hebreas, mujeres de prestigio social que daban sus servicios a las damas aristocráticas, que frecuentaban los palacios y tratando con los mandatarios y las autoridades. En este trabajo de investigación encontramos diferentes citas que hablan sobre el tema, como esta, que alude al parto complicado de Raquel, esposa de Jacob, que fallece por las dificultades del parto.
“Luego de un parto muy difícil, la partera finalmente exclamó: ¡No temas; tienes otro varón! Raquel estaba a punto de morir, pero con su último suspiro puso por nombre al niño Benoni (que significa “hijo de mi tristeza”). Sin embargo, el padre del niño lo llamó Benjamín (que significa “hijo de mi mano derecha”). Así que Raquel murió y fue enterrada en el camino a Efrata (es decir a, Belén)”. (Génesis, 35: 17-19).
Las comadronas de la Biblia
En la Biblia también se describe el parto gemelar de Tamar hacia el año 1700 a. de C.) (Génesis 38: 27-30). Se describen las maniobras que la partera hace en el parto de la nuera de Judá, Tamar. Analizando el texto nos podemos dar cuenta, de la función asistencial de la partera en ese momento.
Otros escritos vinculados al tema los encontramos en (Éxodo, I:15-22) recoge la forma de parir de las mujeres hebreas sobre dos piedras y el nombre de dos parteras Sifrá y Puá, que vivieron hacia el año 1600 a. de C. Fueron requeridas por el Faraón para que dieran muerte a los recién nacidos varones, dejando con vida a las niñas. En el texto aparece la expresión: «fijaos bien en las dos piedras», haciendo referencia ello a una de las formas de parir de las mujeres de la época, apoyando las rodillas entre dos piedras. Además, el rey de Egipto habló a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifrá y la otra Puá, y les dijo: “Cuando asistáis a las mujeres hebreas que dan a luz, fijaos bien en las dos piedras; si es hijo, matadlo; si es hija, que viva”. Pero las parteras temían a Dios y no hacían según les había ordenado el rey de Egipto, sino que dejaban con vida también a los niños. El rey de Egipto mandó llamar a las parteras y les dijo: ¿Por qué habéis hecho eso de dejar con vida a los niños?, Respondieron las parteras al Faraón: No se parecen las hebreas a las mujeres egipcias. Están llenas de vida y dan a luz antes que llegue a ellas la partera.
Zelomí y Salomé las parteras de Jesús según los evangelios apócrifos
Estos dos textos se han extraído de los Evangelios apócrifos, esos que casi no se conocen y que la iglesia no asume, ya que muchas de estas enseñanzas de Jesucristo escritas por sus discípulos, no han sido reconocidas en el canon bíblico, debido al parecer del concilio de la época, por no ser inspiradas por el Espíritu Santo, siendo esta, una justificación de la Iglesia Católica oficial.
El primero de ellos, denominado Evangelio del Pseudo Mateo, que se incluye dentro de los apócrifos de la natividad, con la finalidad teológica de defender el honor de María, en lo que se refiere a su concepción y parto virginales. En éste aparece el nombre de dos parteras, llamadas Zelomí y Salomé. Zelomí, fue la primera que entró en la cueva para atender a la Virgen María y le practica un tacto vaginal para comprobar su estado, tras el nacimiento del niño: “Mandó el ángel parar la caballería, porque el tiempo de dar a luz se había echado ya encima. Hacía un rato que José se había marchado en busca de comadronas. Mas, cuando llegó a la cueva, ya había alumbrado María al infante. Y dijo a ésta: “Aquí te traigo dos parteras: Zelomí y Salomé. Pero se han quedado a la puerta de la cueva, no atreviéndose a entrar por el excesivo resplandor que la inunda”. Oyendo estas palabras María, se sonrió, mas José le dijo: “No te sonrías. Sé más bien prudente, no sea que luego vayas a necesitar algún remedio”. Y mandó que una de ellas entrara dentro. Entró Zelomí y dijo a María: “Permíteme que te palpe”. Y cuando se lo hubo permitido María” (Evangelio del Pseudo Mateo, cap. 13; 1-3). Por tanto, en un acontecimiento histórico tan relevante como es el nacimiento de Jesús se halla presente una comadrona, como lo establecen los evangelios apócrifos.
Encuentro con las comadronas y parteras de Guatemala
Mi inquietud y pasión como investigador sobre el tema, surge luego de participar en un evento cultural invitado por la Universidad del Valle en el Altiplano de Guatemala en el año 2017. Fue muy impresionante para mí, vivir la experiencia de compartir con abuelas comadronas en un coloquio, sobre el papel de las mujeres rurales en Centroamérica. Escucharlas hablar de cómo hacen su trabajo las mujeres comadronas de Guatemala y defenderlo, como hizo la señora Estela Ajtún Ralac, una mujer maya k’iche’, empoderada, comprometida, con experiencia y amor al oficio que ha ejercido toda la vida, que es más que un sacerdocio. Me hizo sentir desde ese mismo momento comprometido con seguir investigando sobre esta práctica milenaria de mujeres cuidadoras de la vida.
Con las comadronas de Guatemala compartí, aprendí de ellas, agradecí su sacerdocio e intercambiamos alagunas informaciones de las que escuchaba en mi casa con mi abuela, sobre las comadronas dominicanas. Desde muy pequeño escuchaba decir a mi abuela materna, Matilde Ramírez, EPD, que ella parió a todos sus hijos en su casa, apoyada de las comadronas de su pueblo en la provincia San Juan de la Maguana. Aunque no soy de la generación de los 80 casi 90, donde las mujeres embarazadas ya asistían a los hospitales y clínicas a dar a luz, también conocí a algunas comadronas reconocidas sobre todo en el interior, comenzando con mi bisabuela paterna Teolinda, que fue comadrona toda su vida en un campo de San Juan.
El papel de las comadronas en República Dominicana
En el caso de nuestro país, las comadronas y parteras han jugado un papel importante en la historia como en todos los espacios. Sobre el tema el Dr. Herbert Stern, establece:
"Desde la fundación de la República Dominicana, una de nuestras carencias, ha sido de personal de salud. Pocos médicos había en el país a inicios del Siglo XX. De hecho, se reportaba que hacia 1917 había sólo 95 médicos en todo el país. Las diferentes leyes de salud, regulaban el ejercicio de las parteras y las comadronas, pero fue la Ley General de Estudios del 1902, que estableció en nuestro país los estudios de obstetricia para obtener el título de partera en el Instituto Profesional. El primer profesor de esta escuela fue en Santo Domingo el Dr. Ramón Báez, y en Santiago en 1909, el Dr. Buenaventura Báez, inició la formación de parteras. Tras tres años de estudios, se obtenía el grado de Partera de primera clase. El ejercicio de las comadronas estaba limitado al parto sin complicaciones, ya que, según la Ley del Juro Médico del 1906, no podían realizar versiones, ni utilizar instrumentos. Ante cualquier duda, debían referir al caso a un médico. De todos modos, existían en todo el país, comadronas autorizadas, a veces por los ayuntamientos, o por otra instancia gubernamental, que ejercían y asistían a todos los partos, no importando su complejidad".
Otro dato importante sobre las comadronas en el país, es que recibieron a la mayoría de los niños que nacieron en los años 30, 40, 50, 60, 70 y 80 en el país, cuando todavía aquí no había especialidades médicas en el área de atención a la mujer, de manera particular en los pueblos del interior.
Las comadronas y su rechazo por la iglesia
Entre las mujeres a las que la Iglesia consideraba “brujas” estaban las que tenían altos estudios, las sacerdotisas, las gitanas, las místicas, las amantes de la naturaleza, las sanadoras, chamanas, las que recogían hierbas medicinales, y cualquier mujer sospechosamente interesada por el mundo natural. A las comadronas y parteras también las perseguían y mataban por su práctica herética de aplicar conocimientos médicos para aliviar los dolores del parto, un sufrimiento que para la Iglesia era el justo castigo divino por haber comido Eva del fruto del árbol de la ciencia, originando así el pecado original. De acuerdo a datos documentados, se conoce que, durante trescientos años de caza de brujas, la iglesia quemó en la hoguera nada más y nada menos, que a cinco millones de mujeres.
Aun así, las comadronas han sido y son parte del sistema de salud ancestral de países con poblaciones indígenas en la actualidad. Sólo ellas las que atienden y acompañan 62 de cada 100 partos en Guatemala, casi 125 mil partos al año". Datos establecidos por la estadística del sistema de salud de Guatemala en el año 2021. Lo mismo ocurre en poblados de Colombia, Bolivia, Chile, Brasil, Mexico y países de Asia, de acuerdo a estadísticas de la ONU.
Primera comadrona formada y autorizada en República Dominicana
Margaret Inglis Haddow fue una comadrona muy famosa en el país, nacida en Escocia, en 1867. Llegó al país en 1888, radicándose en Sánchez Samaná, como institutriz de la familia McLelland. El 21 de mayo de 1897, se casó con el reverendo William Emerson Mears, quien era pastor de la Iglesia Metodista Wesleyana. Tras el nacimiento de su hijo unigénito, madame Mears viajó a su Escocia nativa con la finalidad de realizar estudios en obstetricia y enfermería y tan pronto finaliza estos retorna al país, convirtiéndose en la primera comadrona en estudiar enfermería graduada fuera del país que tuvo la nación. En investigaciones realizadas buscando información sobre el tema, aparece una copia del documento donde se da autorización a ejercer su profesión de comadrona en todo el territorio de la República, mediante Decreto No. 4179, de fecha 2 de julio de 1901, por el Presidente Juan Isidro Jiménez.
Madame Mears fundó la primera Cruz Roja Dominicana en 1909, formó la sociedad de Caridad para Mujeres Pobres Enfermas y creó el primer hospital de maternidad que existió en el país, el cual fue a la vez una escuela de enfermería y Obstetricia. Mears para comadronas. Falleció el 29 de marzo de 1955.
Dra. Andrea Evangelina Rodríguez, una formadora de comadronas
Fue la primera mujer en graduarse de doctora en medicina en la República Dominicana. Nació en Higüey el día 10 de noviembre del año 1879. Para entonces, la profesión de médico era para hombres, a la mujer se le cedía el espacio para ser enfermeras y comadronas, pero no para ser Doctora en Medicina. El día 19 de octubre de 1903 se inscribió la primera mujer dominicana en la Escuela de Medicina de la Universidad de Santo Domingo y se graduó el 29 de diciembre de 1911, presentando su tesis sobre: “Niños con excitación cerebral”, la cual ganó con notas sobresalientes. Obtuvo su título ocho años más tarde, el 21 de abril de 1919, en el 1920 se fue a París a estudiar una especialidad en ginecología y obstetricia y otra en pediatría. Regresó de París en 1925 graduada d la Maternité Baudelocque y de la Clínica de Ginecología Brocá. Abrió su consultorio en un barrio de San Pedro de Macorís y creó programa “La gota de Leche”, para suministrar a las madres pobres leche para sus bebés. Se dedicó a capacitar a las comadronas en temas de obstetricia pre y post-natales.
La última Comadrona de Boca Chica
"Muere a los 107 años la última comadrona de Boca Chica", donde establece: "Falleció la tarde de este martes la señora Benigna Roa Terrero a la edad de 107 años, quien por más de 50 años se desempeñó como partera de la comunidad de Boca Chica y los campos cañeros del otrora ingenio azucarero. Era la mujer más longeva de este municipio. Benigna nació en 1911, en San Juan y emigró a Boca Chica en 1926. Aprendió el oficio de comadrona por la necesidad que existía en estas comunidades y en su sano juicio le contó a este reportero hace unos años, que se hizo partera con una chiva que no podía parir y se decidió a ayudarla. Dedicando más de 50 años a la partería. Entre los años de 1930 hasta principio de los 80, tres comadronas y un partero eran las principales figuras que asistían a las mujeres de Boca Chica, sus bateyes y los habitantes de las zonas cañeras en labores de partos, Ramón Eusebio Mejía (Ramón Grande), Jovita Soriano, Justina Beato y Benigna Roa se convirtieron en leyendas como curanderas hasta 1986″.
Aunque en República Dominicana, no exista la celebración del Día de las Comadronas, como en otros países y esta práctica no esté en uso, nos unimos en reverencia juntos a ellas, las que ya no están y las que aún quedan, saludando, honrando y dignificando este y todos los días todas las comadronas y parteras del mundo. De una manera especial queremos felicitar al Movimiento Nacional de Abuelas Comadronas Nim Alaxik, que agrupa miles de Comadronas de Centroamérica y Suramérica, institución que conocemos y con la que hemos estado vinculado desde los trabajos de investigación.
De manera particular en República Dominicana muchos ciudadanos han nacidos en zonas rurales, asistidos por comadronas. En la actualidad los adultos aún recuerdan los nombres de las comadronas de sus pueblos y sectores, valorando su dedicación y entrega. Siendo esta la idea de este trabajo, escrito con la finalidad de visibilizar y poner en valor a estas grandiosas mujeres con manejo de la hermenéutica médica ancestral folklórica, o folkmedicina como la conocemos en antropología. Aunque la práctica ha ido perdiendo vigencia, fruto de la modernidad, los avances de la ciencia, la medicina, el aumento de profesionales de la salud, la construcción de hospitales y maternidades y lo más importante, la transformación de la cultura, que como siempre planteamos es un proceso normal y ocurre por la necesidad del individuo en la sociedad.
"Las Comadronas nacen siendo guardianas de la vida, no se hacen"
Refrán guatemalteco
Este trabajo se publicó en julio del año 2022 en el espacio cultural Foro Escrito, titulado: "Comadronas, Parteras, Matronas y Sobadoras: Remembranzas de un oficio de mujeres guardianas de la vida".