No había deferencias, todos y todas eran iguales, porque solo había un solo color. Pero llegaron otros de muy lejos, con idioma y vestimentas muy raras y particulares. Ahí comenzó la cosa. Estos pensaban de una manera diferente y tenían dioses nuevos. Su manera de ver al mundo en nada se parecía a los que aquí encontraron. Se consideraban diferentes, más perfectos, más civilizados e incluso “superiores”, porque su Dios era el único camino de salvación, fundamentados en una concepción religiosa de que solo el Dios cristiano, su Dios, “era el único camino de salvación, era la verdad y la vida”.

Las y los de aquí fueron desde el inicio discriminados, sus dioses eran falsos, su cultura era salvaje, incluso eran “inferiores”, no eran por lo tanto “seres humanos” y menos iguales. Entre los demás animales encontrados, entre ellas y ellos no había ninguna diferencia. Ahí comenzó la discriminación por el color, las diferencias religiosas, sociales y económicas.  ¡Era obra de los civilizados!

Y cuando la ambición perdió los límites de la racionalidad, la ética y el pudor, las y los de aquí comenzaron a ser  extinguidos. África fue la salvación. ¡Trajeron esclavos para ser maltratados, ultrajados y explotados, tratándolos peor que a las y los encontrados aquí, porque  tenían el agravantes de que eran negras y negros.  ¡La discriminación tomó otras facetas y otros caminos!

Lo “blanco” comenzó a ser sinónimo de lo “bueno” y lo “negro de lo malo”. Una las “coincidencias” fue que en la Iglesia católica, en casi su totalidad, los sacerdotes con su jerarquía, las vírgenes y los santos eran blancos, incluso las Mercedes, patrona de esta media isla desde los inicios de la colonización hasta hoy. Este acontecimiento era general.

Ttengo un amigo que siempre me llama la atención, aunque esté equivocado, porque “en su vida no ha conocido obispos y arzobispos, incluso ningún papa negro en su iglesia. Que incluso conoció un representante del papa, un “nuncio”, que llegó al país, era negro y  duró poco”.

Imagen negra del complejo de La Dolorita, Villa Mella.

Ha habido una cultura de lo insólito, de mitos y leyendas. La patrona blanca, en la historia novelada divulgada durante años, apoyada en relato de historiadores “creíbles”, afirma que la patrona”, en una supuesta batalla en el Santo Cerro, en las cercanías de La Vega, prefirió colocarse al lado de los blancos que llegaron de lejos en calidad de invasores y no del lado de los indígenas que eran los agredidos.

Igualmente, de acuerdo con la mitología oficial, la “madre espiritual del pueblo dominicano”, “Tatica”, la divulgaron con una dimensión de dominicanidad de que solo existía en el país, a pesar de que la trajeron los colonizadores de su contexto. Yo mismo, hace algunos años, me quedé impactado al encontrarme con ella en Perú y en México, con el mismo nombre, aunque con otras vestimentas y simbolizaciones.

Pero hay una historia muy hermosa de respuestas contestarías.  La llegada de San Martín de Porres fue impactante en el imaginario popular por negro.  Pero se vio como una excepción.  En algunos lugares, es impresionante, como en Las Tablas, comunidad negra de Baní, donde  levantaron  en impactante monumento elaborado  en piedra conocido como “El Cerro de San Martín de Porres”, convertido en centro de peregrinación y donde descansa un sacerdote canadiense de la Orden de los Escarbaros, que pidió ser  enterrado allí para su descanso eterno.

En Punta, comunidad de los Morenos, en Villa Mella, de acuerdo con la tradición, resultado de negros de herencia cimarrona, se conoce hace más de 200 años el culto de la “Dolorita”, donde aparece una virgencita negra, que se desconoce como apareció y desde cuando es parte de esta hermosa festividad para la anticipación a la Semana Santa.

El San Antonio negro de los Hnos Guillen, en Yamasá.

En Yamasâ, hace más de 125 años la familia Guillen, los mismos artistas y artesanos del arte indígena colonial recreado, realizan la celebración en honor de un impactante San Antonio Negro, caso único, que tampoco se conoce como llegó a una región de herencia afro, conocida antiguamente como la sabana sagrada del Espíritu Santo.

En la religiosidad popular aparece a nivel nacional la figura impresionante de Martha la Dominadora, una metresa negra con una culebra, considerada una de las más populares del país.  Es la hija del Barón del Cementerio y Mamá Bullita, quienes la miman, la cuidan, la consciente y la protegen.

Es una negra majestuosa, hermosa, de labios carnosos provocadores, con una serpiente enroscada en el cuello como símbolo de sabiduría, de la fuerza,  y de la justicia, tiene unos ojos penetrantes, dominantes y hechiceros, es querida por sus seguidores y temida por sus enemigos.

Martha no conoce el miedo, no hay fuerza maligna que pueda contra ella.  En determinados puntos es tierna, pero en otros puntos surge como serpiente, arrastrándose por el suelo, entre las sillas, con una fuerza descomunal.  Su color preferido es el morado, con el cual se identifica.  De acuerdo con la tradición viene de África.

La Sarandunga, se realiza en honor de San Juan Bautista en La Vereda, el Pueblo Arriba y la comunidad de Río Arriba en Baní.  Es una importante herencia religiosa-cultural cimarrona.  Fiel con  esta tradición, rompiendo con el santoral oficial de la iglesia, fue pintado de negro, por sus seguidores y así se mantiene hasta hoy.

Por encomienda de San Agustín obispo de Hipona, al Norte de África, un artesano elaboró una virgen negra, conocida como “de Regla”. Años después, fue llevada a Chipriona en España por San Cipriano y de allí a Cuba, Santo Domingo  y las Filipinas por los colonizadores españoles. Es una hermosa virgen negra.  En Bani, una vez el templo fue afectado por un fuego y en su reparación en la ciudad de Santo Domingo, fue “blanqueada”.   Los creyentes a nivel popular, los negros y mulatos de Baní, al estar frente a ella rezan siempre como la recuerdan: “Aunque negra, sois hermosa, pues eres hechura de Dios”.