Durante la heroica resistencia del pueblo dominicano en la primavera de 1965, las expresiones de solidaridad internacional se registraron en todos los rincones del mundo. Ciertamente la revuelta popular del 24 de abril de 1965 y la agresión militar yanki del día 28 de ese mismo mes colocó a la República Dominicana en el mapa de las pequeñas naciones semicoloniales agredidas y pisoteadas por las grandes potencias.

En el continente asiatico, la invasión a Santo Domingo puso en alerta a los sectores populares y a las organizaciones, dirigentes y gobiernos forjados en las luchas anticolonialistas. El impacto trascendental del hecho sin duda alguna inauguró un nuevo ciclo de agresiones unilaterales y crímenes imperialistas alrededor del mundo durante la Guerra Fría. Uno de esos crímenes fue el exterminio en masa dirigido a la militancia del Partido Comunista de Indonesia (PKI, por sus siglas en indonesio) y otros sectores de izquierda entre 1965 y 1966 a manos del sanguinario general Suharto en estrecha complicidad con sus aliados en Washington.

Fotografía cortesía de Archivo Marxista del Internet (MIA).

Al frente de la solidaridad asiática con el pueblo dominicano estaba la República Popular China bajo la dirección de Mao Tse-Tung. Pero antes de seguir contando este episodio de fraternidad entre pueblos distantes geográficamente cabe resaltar que la China de los años 60 era todo lo contrario a la China capitalista de hoy en día. Mientras en la década de los 60 estaba latente el espíritu de transformación socialista en el conglomerado humano de ese pueblo milenario guiado en ese entonces por un liderazgo revolucionario de posturas abiertamente anti-imperialistas, el liderazgo de la China de hoy día es solo “comunista” o “socialista” de nombre porque hace muchas décadas atrás el Partido Comunista de China (PCCh) abandonó el internacionalismo y la construcción del socialismo, optando (a raíz de situaciones subjetivas) por la vía capitalista como sistema de desarrollo industrial acelerado.

Aun así, la historia de luchas anti-imperialistas es innegable y representa un legado muy enriquecedor para la humanidad en términos políticos e ideológicos. Otro aspecto fundamental del rescate de la solidaridad del pueblo chino con Santo Domingo son las lecciones políticas, entre muchos errores y aciertos, que podrían ser traspasadas a las nuevas generaciones en su lucha por la emancipación de los pueblos. Además, es de suma importancia para el estudio y comprensión de los orígenes y trayectoria de la izquierda dominicana, y en particular el Movimiento Popular Dominicano (MPD), escudriñar más a fondo los lazos solidarios que se establecieron con el liderazgo de la revolución china a raíz de la visita a China de Cayetano Rodríguez del Prado e Ilander Selig y su encuentro con Mao Tse-Tung en 1964. En ese sentido, el libro Notas Autobiográficas: recuerdos de la legión olvidada (2008), de la autoría de Cayetano Rodríguez del Prado, es lectura vital y obligatoria.

Solidaridad china con el pueblo dominicano 

Libro de Cayetano Rodriguez del Prado.
Libro de Cayetano Rodriguez del Prado.

El 7 de mayo de 1965 el semanario Peking Review (publicado en inglés) hizo pública la posición del primer ministro Zhou Enlai en relación a la agresión militar de Johnson al pueblo dominicano. Sus declaraciones se llevaron a cabo durante una cena de despedida del canciller ghanés Kojo Bojsio el dia 2 de mayo:

“Últimamente, el gobierno de los EE. UU. bajo el pretexto de ‘proteger’ a sus ciudadanos, ha enviado paracaidistas y marines para invadir la República Dominicana. Esto una vez más demuestra que el imperialismo norteamericano es el enemigo común de los pueblos de América Latina, Asia, África y el resto del mundo.”

Las declaraciones del primer ministro Enlai pusieron de relieve la postura no intervencionista y anti-imperialista de la China de la década de los 60s:

“La agresión estadounidense a la República Dominicana es una seria provocación en contra de países latinoamericanos y del mundo. La República Dominicana le pertenece al pueblo dominicano. América Latina le pertenece a los latinoamericana/os. Los agresores estadounidenses deben irse de la República Dominicana y de América Latina.”

A más de una semana de la invasión estadounidense a Santo Domingo apareció una declaración de Mao Tse-Tung a nombre del gobierno chino en la misma edición de Peking Review en repudio a la invasión de Johnson:

“El gobierno y el pueblo chino condenan enérgicamente la agresión armada del gobierno de los Estados Unidos contra la República Dominicana y expresan su firme apoyo al pueblo dominicano en su justa lucha.

“Es el derecho inviolable y sagrado del pueblo dominicano, oprimido y saqueado más allá de lo soportable por los títeres del imperialismo estadounidense, levantarse y derrocar al traidor régimen dictatorial de Reid Cabral.”

Al mismo tiempo, la declaración de Mao Tse-Tung hacía una analogía histórica al mencionar el rol intervencionista de los Estados Unidos en Corea y la región asiática:

“Habiendo enviado audazmente miles de tropas a la República Dominicana, la Administración Johnson notificó mojigatamente a las Naciones Unidas. Estados Unidos ha actuado de la misma manera que lo hizo cuando cometió una agresión en Corea hace una docena o más de años. Este fue obviamente un intento de EE. UU. de legalizar su sangriento crimen de agresión contra la República Dominicana y evitar la condena directa del gobierno de EE. UU. por parte de los pueblos de todo el mundo.”

Otro aspecto importante de la posición de la China socialista fue la crítica sagaz al rol de las Naciones Unidas durante la invasión estadounidense:

“Pero esto no es todo en el esquema estadounidense. Al convertir el simple hecho de su agresión contra la República Dominicana en un tema de interminable discusión en las Naciones Unidas, Estados Unidos espera que mientras dicha discusión se prolongue indefinidamente pueda continuar sus intervenciones y agresión contra la República Dominicana sin trabas. Las Naciones Unidas han sido durante mucho tiempo un instrumento de los Estados Unidos para la agresión. Parece que esta vez no habrá excepción. Si las Naciones Unidas quieren hacer algo bueno, deben condenar a los Estados Unidos como un opresor absoluto, detener la sangrienta intervención y agresión de los Estados Unidos contra el pueblo dominicano, llamar a todas las naciones que aman la paz y se oponen a la agresión a aplicar sanciones efectivas contra el pueblo dominicano.”

Pero la solidaridad china con el pueblo dominicano fue más allá de la retórica política y los simples pronunciamientos públicos. En un panfleto publicado en inglés en 1965 por la editorial de lenguas extranjeras del gobierno chino se reportó lo siguiente:

“El día 12 de mayo hubo un rally masivo y una concentración de 100.000 personas en Pekín [Beijing] en apoyo al pueblo dominicano. En tres días sucesivos, más de 900,000 personas tomaron parte en las demostraciones en Pekín. Millones de personas asistieron a demostraciones y reuniones en diferentes partes del país. Las personas que tomaron parte en las protestas dieron a conocer su descontento, denunciandolos crímenes de agresión de los piratas estadounidenses y celebrando las victorias de la resistencia del pueblo dominicano en su tenaz lucha.”

Agradecimientos a Andy Blunden del Archivo Marxista del Internet (MIA) por su colaboración en el rescate de documentos de la República Popular China pertinentes a la historia dominicana.