Amor perdido , a un costo tan alto.
Dame cosas que no se pierdan.
Algo así como una moneda que no se arroje
Ahora, voy de camino hacia la casa. (Traducción libre de un verso de la canción Old Man de Neil Young)
Ya no jugamos a los shots de adrenalina. No subimos y bajamos en los extremos de las emociones hasta rozar las náuseas. No hace falta cubrirnos los rostros ante el miedo de nuestras anteriores cabalgatas.
Ya nos buscamos el estruendo, mucho menos las aguas azules y traicioneras. No nos importan los altares. No nos perdemos en la mirada desfigurada, perversa, animal, del otro, del que creíamos otro Dios más en el podio de los acusadores.
Ahora agotamos la vida de adultos entre pastillas para la presión, caminatas domesticadas y prescritas. El IPod, el jazz y los podcasts Silencio. Mejor, nadie te espera y eso es demasiado pedir.
Nivel Nueve
Después de cierta edad, la curva se aplana. Se ralentizan los desagravios, las indiferencias y las fatalidades que solo estaban en tu cabeza. Lo que antes te parecía los purgatorios de Dante, ahora son rastrojos generados por la miserable y alucinante condición humana. Nada humano te es ajeno, okei, pero la jode…y mucho.
A este nivel 9 del juego, lo que importa es que intentes lograr tu propio centro, manito , tu doble seis en el centro de la mesa. Tu obelisco macho erecto lo más que puedas…hasta que comprendas que un día la carne y la sangre se pudren sin poder evitarlo.
Se trata de ultimar los días con inteligencia y buena onda. A los que se fueron les pedí que me contaran sobre sus estadías en otros lugares. Pero nadie ha tocado mi puerta para darme las buenas nuevas. Así que aplana más tu curva, panita. Vale la pena levantarse por las mañanas con la mente en blanco. Mirar por la ventana, sin más, una delicia, te lo aseguro. Te doy plena garantía de algo parecido a la felicidad.