En el ámbito de la ficción, en cuanto a la idea de la muerte, no de esta como aniquilación de la existencia, sino como posibilidad de superación, este tema es abordado de manera magistral en la novela Cero K, de Donald Richard DeLillo, mejor conocido como Don DeLillo.
DeLillo es un escritor de origen italiano nacido en Nueva york en el año 1936. Uno de los escritores estadounidenses más importantes de este tiempo. Junto a Thomas Pynchon Philip Roht y Cormac McCarthy, fue considerado por el crítico literario norteamericano Harold Bloom, dentro de los cuatro novelistas más extraordinarios. Autor de unas diecisiete novelas, y de referencia en cuanto a temas contemporáneos provocadores. Aparte de la ya mencionada, entre sus novelas más destacadas se encuentran Ruido de fondo, Submundo, Cosmópolis y Mao dos.
La época actual, se caracteriza por un avance desenfrenado del desarrollo tecnológico, y en Cero K, la muerte tiene un rostro distinto, ya que en ella se involucra a la tecnología. Independientemente de la posibilidad de superación, rebasar la muerte se presenta como celebración de la vida. La trama de esta obra versa sobre el señor Ross, un hombre multimillonario e inversionista principal de un centro donde se lucha contra la muerte congelando los cuerpos de gente enferma hasta que la medicina pueda curarlos. En este caso, por medio de lo que se llama Criogenización. Su hijo Jeffrey Lockhart, quien es narrador personaje, viaja donde el señor Ross para darle ánimos y consolarlo cuando este va a despedirse de su esposa, la cual ha decidido someterse a ese experimento. Pero cuando el hijo llega, Ross, en perfecto estado de salud decide acompañar a su esposa, por lo que le niega su apoyo y se rebela contra él.
En un lugar remoto en Kajzakistán, el proyecto se llama Covergencia, y la unidad de operaciones es Cero K, donde las personas deben tomar la decisión de congelarse antes de que les llegue la muerte natural. En esta novela hay una perfecta idea de especulación de si algún día podrá la tecnología superar a la muerte. Pero he aquí el dilema y donde surgen las interrogantes: ¿Podrá el ser humano superar la muerte? ¿Si fuera posible lograr la eternidad, qué lugar ocuparía Dios? Como contrapartida surge la cuestión de la desigualdad, pues los pobres no podrían pagar el costo y la gente seguiría muriendo. La eternidad entonces sería para los ricos. Otra interrogante habría que hacerse: ¿Si el elemento definitorio de la vida es la muerte, para qué sirve el ser humano si vive para siempre? Hay mucho que encontrar en esta laberíntica y a veces kafkiana novela. Tal vez es la riqueza misma, que acompañada del avance tecnológico nos ha deshumanizado. En el proyecto Cero K, entran dos hombres y aun estando inmersos en este submundo casi congelado, ellos mismos se preguntan: ¿Por qué subvertir las innovaciones de la ciencia a base de torpes excesos humanos? ¿Y la inmortalidad literal, no comprimirá nuestras formas duraderas de arte y nuestros prodigios culturales hasta dejarlos en nada? ¿ De qué escribirán los poetas? ¿Qué pasará con la historia? ¿Qué pasará con Dios?
En este escenario surge en cualquier lector reflexivo otra pregunta: ¿Cuándo el que está criogenizado despierte, como asimilará los avances sucedidos en este período? Pero hay otro elemento subyacente en Jefffrey Lockhart, el hijo del señor Ross. Es cierto que se opone y se rebela, pues no quiere que su padre, estando en perfecto estado de salud, quiera acompañar a su esposa en el experimento para estar junto a ella en ese proyecto de muerte asistida y volver a la vida. Pero en el momento en que está con su padre, surge en él un conflicto edípico, y se pone a pensar que esa señora no es su mamá, que su padre abandonó a su madre y los dejó solos cuando él tenía trece años. Piensa en el sufrimiento que padeció su madre cuando fueron abandonados. Es en ese momento que Jeffrey Lockhart comprendió que hay situaciones que tienen consecuencias a largo plazo.
El señor Ross cree en ese proyecto, por eso es el accionista principal de Covergencia. La novela Cero K también es una meditación sobre la muerte. Digo meditación, porque de otro lado, ya fuera de la ficción, el historiador israelí Yuval Noah Harari, en su libro Homo Deus: Breve historia del mañana, contempla la posibilidad de superar la muerte como resultado de los extraordinarios avances tecnológicos y la inteligencia artificial. Se refiere también a que muchas enfermedades se han erradicado, pero no toma en cuenta que aparecen otras, y que es difícil evitar el envejecimiento.
James Bedford, fue un profesor de psicología estadounidense que murió de cáncer en 1967. Se conoce como la primera persona en ser sometida a la criogenización, y desde ese año está en esa condición. De la cura del cáncer no se sabe nada hasta la fecha. Cabría preguntarse: ¿Cuándo van a despertar a Bedford para que vuelva a la vida? ¿En cuales condiciones estarán las células de su cuerpo? ¿Si lograran despertarlo, qué conocimiento tendría de lo sucedido en ese lapso? Son cincuenta y seis años que han transcurrido desde la criogenización de Bedford y ese es un cuerpo inerte. Cuando un sistema de órganos deja de funcionar, es muy difícil, por más avances que hayan, restituir esa complejidad. Aparte de que contradice el constante proceso de transformaciones a que nos vemos sometidos.
En esta ficción, Don DeLillo nos lleva a la reflexión sobre el rumbo que lleva el ser humano. Nos lo advierte por medio de uno de sus personajes cuando dice: ¿Por qué subvertir las innovaciones de la ciencia a base de torpes excesos humanos?
Cero k, una novela recomendada para pensar sobre el valor de la vida. Pienso que también para llevarnos a comprender la necesidad de aceptar la idea de la muerte. Si fuera así: ¿Por qué han de seguir con vida unos mientras otros mueren? Estar vivo implica muchas cosas.