El merengue Cascabel, que el público dominicano bautizó como Cascabel, lindo cascabel , surge de una genial adaptación y de un arreglo del Maestro Félix del Rosario a la canción del estadounidense  James Lord Pierpontdel  titulada The One Horse Open Sleigh (1857) y luego rebautizada como Jingel Bells .

El Maestro Félix del Rosario, con su orquesta Los Magos del Ritmo, lanzó su versión en 1968.

De inmediato el merengue cautivó al público en general y, sobre todo, a los bailadores del buen merengue. Con el paso de los años este merengue se convirtió en un clásico de las navidades dominicanas. A tal punto que muchos melómanos están convencidos de que no empieza la navidad dominicana hasta que no se escuche la genial ejecución de saxofón del Maestro Félix del Rosario, que luego da paso al coro que repite "Cascabel, cascabel, lindo cascabel…".

En fin, este merengue hizo del Maestro Félix del Rosario uno de los grandes  íconos musicales de la Noche Buena dominicana. Más que nada para mí generación que celebraba las fiestas con la explosión alegre y contundente de los coheticos chinos envueltos en sedosos papeles de colores con el  gallito comparón  de portada, los bucapié, las velas romanas , los volcanes y los tumbagobierno.

Las patadegallina en dos variantes: las tecnológicas con soporte de alambre y oloroso tallito  pólvora y las de brillo de cocina con sus chispitas picantes.  (Pocos se acuerdan de esa variante).

Cascabel, lindo cascabel, del Mago, me recuerda las navidades de Fellito, un amigo de mi padre, de esos  primeros inmigrantes dominicanos en aquellos turbulentos y difíciles años 60.

Fellito no era de la diáspora, como se dice ahora, demasiado fino ese concepto para un ser desesperado que partió a lo paise sin más suerte y herramientas que sus manos y cierto talento para la sastrería de barrio.

Igual  suerte y fortuna para todos aquellos hombres y mujeres que iniciaron la  oleada masiva  de dominicanos en Estados Unidos al final de la guerra de 1965.

Fellito y Fermín Arias Belliard, sentados en muebles de formica falsa en la salita de nuestra casa en la calle Doctor Manuel Tejada Florentino 39 de  Villa Consuelo.  Una mesita frente a ellos ofrece un servicio de hielo, dos cajetillas de Premier ,Cada fumada un placer  y un  litro todavía sin destapar de Vat 69 ¡Y la maravillosa Cascabel de los Magos que no falte!

Les cuento:  la escena es como sigue: Fellito, el amigo de mi padre llegando a nuestra  casa de entonces   con su litro de Vat 69, traje y pantalón a dos colores y sombrerito con plumita roja a la izquierda,  a lo  Sinatra Joven.  De regalo para mí una pistola de vaquero con un corcho al final, y para mi hermana: una muñeca más grande que ella con cara mortecina y ojos vidriosos y azules. Fellito, cansado  pero feliz de estar en sus aguas de Villa Consuelo.

Fellito, ese mismo,  el de la factoría de la ciento queseyocuanto en el Nueva Yol, más triste y ruidoso.

Desde que llegó trabaja  como un burro y coge trenes en las primeras horas de la madrugada aunque la ciudad sea una sola bola de nieve.

Fellito en  Villa Consuelo a bailar Cascabelm cascabel de los Magos del Ritmo en el hotel de los chinitos de la San Martín, frente a la antigua mansión de Petán.

Fellito y mi padre haciendo cuentos coloraos mientras el litro de Vat 69 se consume lento. Fellito, amargado en enero. El boss lo espera para encadenar sus tobillos helados a la rutina eterna de pegar botones y zurcir pantalones ajenos.

Fellito, el perro de confianza que añora cada noche  a Villa Consuelo en su cueva de frio y penumbra del Nueva Yol más triste y ruidoso.

Y Fellito y Fermín se deleitaban como el Maestro Félix del Rosario, con Cascabel, pero también con todos los clásicos navideños de Los Magos y la descarga de saxo y percusión con Carmen, qué sabor tú tienes Carmen. Y ni qué decir los boleros del jazz y del bossa de Félix del Rosario: Lisboa Antigua, Skokiaan, Canción de orfeo.

Y cuando bajaba el pote de Vat 69 no podían faltar los boleros rompe venas cantados por el inmortal Frank Cruz: Desesperanza, Vivir de los recuerdos, No recuerdo tu pasado, Llévatela, Tímido.

 

José Arias en Acento.com.do