Su ingreso al taller lo hizo bordear la poesía en su naturaleza interior, para contar sus «desilusiones y amarguras», desde el «deseo» de la «noche/morir en los brazos de la luna», […]. Él prefiere morirse en la noche, «para escapar de la nada» /en «la palabra perdida en el viento», aspirando a convertirse, por medio de su voz: en nada, para que «[…] las penas colmadas de olvido» se queden en la «nostalgia» de su alma. Dándole acceso a la angustia de su ser, entre la luz y la penumbra, la quietud y la tempestad.

Dentro de tanta aflicción, solo le queda como refugio la palabra en la «Ironía del silencio». «[…] cuando la sombra cubre mis días y el viento mi ilusión». Es un poeta que se inicia en su camino, por eso «[…] ofrece el vaivén sutil de las luces y sombras del existir /[…] cuando vivir sea amargo y tierno morir». Estos versos acongojados persiguen los alisios del desengaño de la existencia humana. Poesía resquebrajada por el sufrimiento y la pena, que se ahonda en el abismo de su pensar…

Ironía

Solo deseo esta noche

morir en los brazos de la luna,

la misma, que, desde lo alto,

es vigilia constante de nuestras desilusiones

y amarguras.

Solo deseo, esta noche escapar de la nada

que ofrece el vaivén sutil de las luces,

y sombras del existir.

Solo, deseo esta noche,

las confusiones perennes de las ideologías,

convertidas en disfraz de las ideas estériles de la cotidianidad

solo deseo esta noche, la libertad

agonizante,

la palabra perdida en el viento

solo deseo, la ilusión perfecta,

que brilla,

que se desvela y que, al conjugarse

con el engaño, se crece,

solo deseo esta noche,

las penas colmadas de olvido,

de nostalgia

solo, deseo o tal vez, no deseo

más que la nada.

Amargura del ser

Soy silencio,

soy la voz que se eterniza en tu pasión

soy suspiro,

soy pesadumbre,

soy amargura atada a tu derredor

soy el atrio de tus lágrimas,

soy el tamiz de tus besos

y en ocasiones deseo ser

la ilusión de tu mirada

soy luz, soy penumbra

también quietud y tempestad

todo, creo ser, y tal vez soy nada.

Ironía del silencio

Cuando el silencio

abatir mi alma desea

creo en las palabras

cuando la sombra cubre mis días

y el viento mi ilusión.

Creo en las palabras

cuando la esperanza

se sepulta en el llanto

y la penumbra se convierte en añoranza.

Creo en las palabras

cuando lágrimas transforman en nada

mi esencia sutil

y aun sin vivir, vivo.

Creo en las palabras

cuando no dibujo ni expreso

mi amor con pasión sublime.

Creo en las palabras

cuando vivir sea amargo

y tierno morir.

Creo en las palabras

cuando el silencio sea eterno

y el amor iracundo.

Creo en las palabras

cuando el silencio sea palabra

y la palabra sea silencio:

creo en las palabras. 

 

Invasión del silencio

De espacio camina. Se detiene.

Al saber de su inexistencia se entristece.

Unas veces ilusionado continúa,

y otras, petrificado, en el tiempo,

en la soledad, en la penumbra.

Dibuja y desfigura el porvenir.

Solo recuerdos.

Desvanecidas arterias.

Pasión, triste pasión,

pasión del ayer, que no es pasión,

solo añoranza.

Pasión sepultada en las lágrimas

del tiempo.

Pasión e ilusión, imperfecta

fusión de la nada,

aún más despacio se desliza

Sigilosamente, peldaño a peldaño

Cae, se levanta, cae otra vez,

Desea erguirse, pero prefiere

envilecerse en la tumba, sepultarse.

La pasión convertida en palabra lo inspira.

Solo lo inspira mientras

el silencio invade eternamente su ser.

Poiesis

 Eres síntesis

eres palabra

eres silencio holístico que fermenta

mi alma eres siempre todo,

aunque a veces parezca ser nada

eres creación que dibuja ilustra ilusión.

Eres sigilo, soledad mustia

y penumbra perfumada.

Eres manojo de ternura

que la pasión fertiliza.

Eres esencia sin género, ni tiempo.

Eres desnuda mujer que mutila

emociones en los brazos de la luna.

Eres pasión y llanto.

Ternura y vileza.

Sutileza y palabra,

eres todo, tal vez nada,

eres arma sin espada,

sin pólvora, sin puntilla, sin navaja,

eres una y otra vez palabra:

solo palabra que eterniza

el tiempo, el alma.

Carlos Arroyo Ramos

Nació el 19 de septiembre de 1976 en Canca La Reyna, Moca, Provincia Espaillat. Hijo de Wenceslao Arroyo y Altagracia Ramos. Docente de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en el recinto Santiago y Centro Mao. También tengo la responsabilidad de coordinar el área de español en la Universidad ISA.

Posee dos licenciaturas: una en Comunicación Social con mención Periodismo y otra en Ciencias Jurídicas y Políticas en la UASD. Maestría en Lingüística Aplicada y Maestría en Metodología e Epistemología de la Ciencia. Su mayor logro y satisfacción lo constituye su doctorado (PhD) en Teoría e Investigación en Comunicación Social. Miembro del Taller Literario Virgilio Díaz Grullón, al que agradece su pasión por la lectura y creación literaria. También fue integrante del grupo de Poesía Coreada. Considera la lectura como una gracia divina.