El periodista y escritor Cándido Gerón, en su tarea reivindicativa del Dr. Joaquín Balaguer y Ricardo, ha recurrido a las circunstancias, de tiempo y espacio, como un fenómeno complejo producto de las causas y efectos del “azar”. Constructo éste que dicho autor, en consecuencia, remonta a una categoría histórica. En tal sentido, el también crítico de artes y letras expresa que “El sujeto no tiene facultad para crear circunstancias por tratarse de situaciones complejas de la vida donde actúan causas y efectos de la historia…como destino o azar…” (CG, Balaguer: recapitulando la historia política del momento, acento.com.do, 02-09-22).
De igual manera, un dirigente político y también escritor, Tony Raful, había previamente propuesto, en su libro De Trujillo a Fernández Domínguez y Caamaño, el azar como categoría histórica (2013), que los hechos históricos más relevantes en la República Dominicana (1930-1965) ocurrieron como consecuencia del azar, lo improbable, aleatorio, impredecible, o el cisne negro, metáfora ésta homónima de la obra El Cisne Negro del ensayista y analista de riesgos Nassim Nicholas Taleb. Por el contrario, habíamos considerado, disputando al poeta Raful, que el destino o azar, lejos de una categoría histórica, constituye más bien una categoría metafísica y, por lo tanto, excluyente del sujeto como forjador o protagonista racional de los acontecimientos históricos.
Bien visto el punto, estudiar al expresidente de la República, Balaguer y Ricardo, “a partir de las circunstancias” del azar, tal como lo plantea el autor Cándido Gerón, obligaría, forzosamente, a eximir al déspota ilustrado de su aquiescencia con los crímenes del trujillato. Además, los suyos propios, por omisión (?), durante su mandato de los Doce Años. De ahí que, asumiendo el sofisma balaguerista de las fuerzas incontrolables, Gerón pretende mostrar al Dr. Balaguer como una criatura inocente, resultado de las circunstancias ciegas o el destino.
En ese tenor, al escritor Gerón negar, por otra parte, en un programa televisivo, de la inexistencia, metafórica, de la Página en Blanco, dado que el Dr. Balaguer conocía a los responsables del asesinato del periodista Orlando Martínez, constituye, de hecho, una evidente autoincriminación, de franco y abierto cinismo, del expresidente de la República, genio político igualmente del descaro. En este caso, entre muchos otros, ¿podríamos catalogar al Dr. Balaguer como un mero sobreviviente de las casualidades o un creador consciente de múltiples circunstancias? En otras palabras, ¿hasta dónde llegaron los límites del determinismo o el libre albedrío en el accionar de la vida pública del encriptado “Padre de la Democracia”?
Ahora bien, en su denodado afán de conocer las recónditas intimidades de quien al parecer fuera un instrumento de Dios, la mayoría de las intrincadas anécdotas relatadas por el susodicho y distinguido escritor son hartas conocidas. El problema fundamental consiste en la naturaleza interpretativa de los hechos históricos al margen o no de la casualidad o el azar, modelo éste providencialista y excluyente de la praxis social, “…escenario, único, donde solo interviene, conscientemente, el pensamiento, la palabra, las acciones, los hábitos y la voluntad de hombres y mujeres que erigen las huellas de la memoria. En otras palabras: el azar genera acontecimientos, pero no historia”. (LEM, Tony Raful, de la categoria del azar y otros objetos, acento.com.do, 06-06-21).
En ese orden de ideas, otra de mis preocupaciones consiste, dada las debilidades humanas que a todos nos toca, la insistencia del renombrado escritor Cándido Gerón, en su afanoso empeño en atribuirles “todo tipo de incomprensión”, o el subjetivismo de la envidia, sólo a los sujetos desprovistos de poder o a los de abajo. En efecto, “…la vida de determinados individuos –dice él- se torna insignificante…al no lograr cierto protagonismo…como todo personaje de novela que vive en el fango de su propia metamorfosis”. Ya en su pasada filípica en defensa del Ing. Lisandro Macarrulla, Cándido Gerón arremete contra los que le palpita la envidia y no pueden exhibir logros a causa de sus “…propias miserias económicas y humanas”. (CG, Lisandro Macarrulla, acento.com.do, 24-06-22).
Y es que cada quien, como sujeto histórico, es responsable de su propio código moral al margen del destino o el azar. ¿Acaso fue un arreglo del azar su acendrada amistad con el Doctor Joaquín Balaguer, o, en cambio, el resultado de una carnada o circunstancia creada y calculada por el poeta Cándido Gerón, a raíz de sus estudios críticos sobre la poesía del déspota ilustrado? No lo sé. Pero si esta fue su intención, el poeta Gerón es un genio.
En todo caso, con el azar a cuesta borraríamos la historia. No habría ni héroes ni villanos.
Luis Ernesto Mejía en Acento.com.do