Pocas veces se puede intuir el espíritu de toda una obra con solo leer sus primeras páginas y, desde los primeros poemas de Caleta dormida (Valparaíso, 2023), se advierte la presencia incesante de un lenguaje exquisito, de una intrínseca intensión de elaborar un discurso poético dotado de belleza en la utilización de la palabra y en la construcción de las diversas imágenes. En esta obra, Ámbar Rodríguez perfila una poética que recupera los fundamentos del preciosismo francés del siglo XVII, y los conjuga con las configuraciones de la poesía actual.

Recordemos que el preciosismo fue, según Bezian de Busquets (2005, p. 4), una corriente de pensamiento que se tradujo en un comportamiento social y ético, entendido como una forma de conducta sentimental, con aspiraciones precisas en sus ideales, costumbres, buen gusto y estilo refinado y depurado del lenguaje, así como en sus prácticas. Asimismo, Giulio de Matino (citado por Miras, 2018) señala que el preciosismo fue un fenómeno complejo que se presentó a la vez como un modelo de comportamiento, una corriente literaria y un movimiento de ideas. El preciosismo puede entenderse como una concepción social, cultural y literaria que buscaba una estética depurada y bella, tanto en la forma de ser como en la de expresarse.

El preciosismo buscaba, en síntesis, la exquisitez en la forma de ser, estar y, por lo tanto, de hablar y escribir, características que se revelan rápidamente en los primeros poemas de Caleta dormida:

 

Si te quedas (fragmento)

Digamos que no importa el lugar
si existes en él será preciso como
los jardines coloridos de Generalife,
a la melodía de la primavera.
Digamos que no importa el tiempo
porque son tus ojos habitaciones
de la eternidad y yo deseo
mirar el mundo acabarse en tu pupila…
(p. 12)

 

Bosque soy (fragmento)

Quisiera ser bosque en otoño
ventilar la vida por mis ramas
avanzar verde sobre las aguas dormidas,
perseguir las estaciones y hacer cambio
de luz llegada la primavera,
quisiera ser bosque visitado
por la timidez de las flores
en mi grandeza frondosa
áspera y profunda…
(p. 14)

En ambos fragmentos observamos un lenguaje pulcro y fresco, libre de pretensiones barrocas, de vocabularios densos y rebuscados. En cambio, se despliega belleza, ritmo y riqueza verbal, evocando esos valores del modernismo a los que se refirió García Quintero (2019, p. 104) y que se incorporan a su patrimonio lingüístico a través de una poesía liberada de la gravedad retórica y dotada de levedad métrica, lo cual no impide conservar lo mejor de la tradición.

El de Ámbar es un preciosismo contemporáneo, postmoderno, semejante al modernismo que ideara José Martí, para quien el verso es necesidad vital de diálogo, no decorado o lugar para exhibir vanidad alguna. Si el poema es aposento del ser, voz de los sentimientos, depósito del dolor, es la poesía posibilidad de diálogo con los semejantes y el mundo (p. 106), como puede recogerse en el poema siguiente de Caleta dormida:

Contexto

Presto mi voz a la muerte, a las flores, al olvido
a mis ganas tan imperiosas de ser hija de otro padre
de ser hija de una tierra que se trague mi espíritu.
Presto mi voz a un verano más gentil al Este de la isla,
al ventarrón de sal que quiebra el peñasco y las casas
de las inmediaciones de esta ciudad a la mitad.
Presto mi voz al vagabundo dueño de las plazas y mercados,
a la mujer que alumbra en medio de bombardeos.
La ciudad está en llamas y solo los versos tendrán memoria.
(p. 16)

Así, la poética de Ámbar se opone a las ideas y concepciones que demonizan la pulcritud del lenguaje por considerarla desfasada e inaccesible, como sostiene, por ejemplo, la poeta española Belén Fortes. Fortes considera que el lenguaje poético ha permanecido prisionero durante demasiado tiempo de un léxico y una retórica preciosistas, que han perjudicado a la poesía al rodearla de un aura de inaccesibilidad, alejándola de los lectores y de la realidad (Fraga, 2012). Con Caleta dormida, Ámbar demuestra que, en poesía, no es lo que se tiene ni el ismo del que se proceda, sino lo que se hace con ello. La búsqueda de Ámbar es análoga a la que señaló el poeta Jorge Cuesta en los artistas que construyen mundos hasta cierto punto herméticos, sutilizados, que tratan de inventar nuevas formas, no de huir de la realidad, no de deshumanizar el arte, sino de apresarla, de ensayar otras formas de humanizarla (Fernández Mora, 2018, p. 94).

Si bien en el preciosismo clásico hubo una tendencia a la abstracción, de estilo rebuscado, sustantivándose algunos adjetivos como belleza, gracia, mérito, dulzura, etc. (Bezian de Busquets, 2005, p.7), es decir, un preciosismo del lenguaje por el lenguaje, el de Ámbar en Caleta dormida es un preciosismo del lenguaje por el yo (soy de la electricidad de una lágrima, p.54), del lenguaje por el otro (Todo cuanto tienes es nada/ aquello que alcanzas tras luchar/ incansablemente/ es la magia diluida de vivir, p. 56) y del lenguaje por el todo (¿Dónde va el viento?/ ¿Contra qué choca y muere?/ Quizás tan exiguo como el amor/ que calla, que no vive de su ruido/ que no escribe poesía o besa ante/ la borrasca invernal los labios más/ cálidos de la ciudad, p. 38).

Cabe puntualizar que este preciosismo no es ni del todo fortuito ni del todo premeditado, sino que se corresponde a la poesía postmoderna de la que habló Ruiz Fraile (2011), esa que no se fija en lo exótico, sino en lo cercano y cotidiano como símbolo de lo universal. De modo que, ya sea que el preciosismo de Ámbar se teja en la actualidad o que la actualidad configure el preciosismo de Ámbar, en cualquier caso es consecuencia de aquello que describe Inirio (2019, p.19) sobre la figura del poeta cuando indica que este

está cauterizado por el sol de su tiempo y la resonancia de su espacio telúrico. Convive con los colores y el ajenjo de otras almas. Se busca también a sí mismo como quien persigue a un demonio prófugo. Se desentraña a sangre fría en los latidos de su voz.

Sin embargo, lo que distingue la actualidad del preciosismo de Ámbar es que, como señala Ruiz Fraile (2011) sobre Mistral, ha optado por una poesía más personal y humana, lejos de las modas. Se aparta de los modismos del lenguaje políticamente correcto y del lenguaje explícito y superfluo, sin dejar de abordar las cuestiones propias de su época y las tribulaciones de sus contemporáneos:

Escapar de mí (fragmento)

Hay días en que no quiero ser yo,
la casa me asfixia y el mundo me parece
un lugar tan pequeño que soy engullida
por la asimetría de mi cuerpo, quiero ser campo
en alguna latitud del imaginario borgiano,
al fin descifrar la ruta del laberinto…
(p. 39)

Libro Caleta dormida. Fotografía de Víctor Andrés De Óleo.

Como Ángel González, Ámbar tampoco se recluye en una torre de marfil, pues comprende que los buenos poetas deben tener una actitud solidaria con el mundo; sin embargo, al igual que González, ella también está férreamente comprometida con la propia poesía, con la belleza, y no se rinde ante las modas literarias o corrientes estéticas al uso, manteniéndose siempre fiel al concepto de la poesía como expresión artística que nace en torno a la palabra (Rivera, 2018).

Visto todo esto, ¿podríamos hablar, además, de una poética con un preciosismo revolucionario? Si regresamos a la óptica de Jorge Cuesta, encontramos que para él la revolución es lo que se opone, lo que se rebela frente a la inercia de la costumbre, frente al peso esclerotizante de la tradición, frente a las formas impositivas del discurso político (Fernández Mora, 2018, p. 81); asimismo, agrega que la revolución y la poesía encarnan el perpetuo inconformismo con lo dado, desafían los códigos de la comunidad, trascienden los marcos de sentido convencionales y se rebelan contra toda forma de representación estabilizada por el orden vigente moral, político o estético (p. 85).

Así, al comprender que el lenguaje de Ámbar está desprovisto de las complejidades lingüísticas del preciosismo clásico, y que a su vez se resiste a las modalidades de los modismos poéticos, sin dejar por ello de corresponder a las necesidades expresivas de la poesía postmoderna, se puede decir, bajo la mirada de Cuesta, que la de Caleta dormida es una poética revolucionaria. Al ser Ámbar, como diría Zepeda-Henríquez (1967, p. 279) de Rubén Darío, una poeta dueña de sí misma y de su arte, es consciente de la conjunción entre los valores de la belleza y los valores del lenguaje.

El preciosismo del siglo XVII marcó la configuración de una sociedad francesa más refinada y culta, más apegada a los valores del espíritu y la razón. Sin embargo, aunque Ámbar enfoca su mirada en el mundo, su preciosismo no aspira a ser un agente transformador de su entorno ni nada similar; más bien, se limita al ideal estético de este movimiento y lo transmuta a través de su concepción poética para definir su identidad. De esta manera, logra en Caleta dormida un lenguaje encantador, despojado de las pretensiones artificiosas del vocabulario culto que caracterizó al preciosismo clásico.

Ámbar comprende los códigos expresivos de su época y las dinámicas poéticas de la posmodernidad y, sin ceder a tendencias temáticas ni lingüísticas, elabora un discurso cercano a la universalidad, que tiende un dialogo personal/impersonal entre su mundo interior y el mundo del otro. Sin proponérselo, simplemente al dejar ser su ser poético, su preciosismo encarna una revolución frente al lenguaje poético actual y las concepciones más tradicionales de la poesía.

Referencias

Bezian de Busquets, E. (2005). La Preciosidad como fenómeno social. Comportamientos y ética de las preciosas en el siglo XVII francés. X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Ciudad del Rosario: Universidad Nacional del Rosario.

Fernández Mora, V. (2018). El diablo de los sublime. Preciosismo y clasisismo en la poética revolucionaria de Jorge Cuesta. Connotas(18), 79-98.

Fortes, B. (2012). Entrevista a Belén Fortes. (X. Fraga, Entrevistador) Obtenido de https://acortar.link/4zFnK1

García Quintero, F. (2019). Críticas del lenguaje en la poesía hispanoamericana. Estudio del período modernista. KIPUS, 95-120.

Inirio, J. (2019). La insurgencia de la metáfora: treinta poetas de los años sesenta. Santo Domingo : Poetas de la Era.

Miras, E. (25 de mayo de 2018). Las «ridículas» de Moliére que llevaron a Francia al esplendor en el siglo XVII. ABC.

Rivera, S. (2018). La poesía de Ángel González: fe de vida. En Á. González, Donde la vida se doblega, nunca (págs. 32-33). Granada: Valparaíso.

Ruiz Fraile, R. (2011). 4escultura. Obtenido de https://diarium.usal.es/mcusa/2011/05/31/poesia-postmoderna/

Zepeda-Henríquez, E. (1967). Filosofía del lenguaje en Ruben Darío. Nicaragua: Biblioteca Nacional.