Un vacío de restos y de imágenes de la antigua colonia  

Desde hace al menos una década y media, para algunos que nos interesamos por precisar y expandir el conocimiento sobre el siglo XVI dominicano está claro que los primeros azúcares coloniales de las Américas, hechos en La Española-Santo Domingo por antepasados africanos negros esclavizados, se fabricaron mediante el uso de molinos de rodillos horizontales y grandes prensas con forma de gigantescas grapadoras manuales de escritorio.  (Véanse al respecto los artículos monográficos de Stevens-Acevedo de 2009 y 2013, en español y en inglés, respectivamente, sobre el tema.)

 

Pero como del mundo social de La Española del siglo XVI, incluido el ambiente humano de la producción azucarera en los ingenios y trapiches, prácticamente no ha quedado ningún testimonio o representación visual excepto algunos pocos mapas, hasta entonces los que hemos trabajado en la historiografía de la época solo habíamos podido componer descripciones textuales y conjeturas dibujadas de esas máquinas, en parte apoyándonos en lo especulado por historiadores y estudiosos especializados en ese otro emporio colonial azucarero posterior y mucho más grande de las Américas que fue Brasil.

 

De hecho y hasta donde sabemos, ni siquiera tras cincuenta de años de “intervenciones” las instituciones dominicanas relacionadas con el patrimonio monumental heredado del colonialismo español moderno (o más exactamente nuestros paisanos y paisanas gestores de esas instituciones por designación directa o indirecta de Presidencia), a pesar de su discurso de orgullo tremendamente eurocéntrico sobre la herencia hispánica y sus edificaciones coloniales en la Ciudad de Santo Domingo, todavía hoy solo han emprendido dos reconstrucciones muy limitadas de ingenios coloniales en un solo lugar (ingenio de Diego Caballero e ingenio de Boca de Nigua, ambos en la cuenca del río Nigua) y ninguna ha incluido siquiera una representación visualizada de cómo funcionaban las técnicas de producción de ninguno de ellos, con lo que se sigue dejando prácticamente a la libre y desinformada imaginación del público lo que fue aquel microcosmos socio-laboral en el que comenzó a formarse históricamente el pueblo dominicano.

 

Ha sido en 2020, por ejemplo, cuando dos arquitectos dominicanos involucrados con el patrimonio monumental colonial, Esteban Prieto y Virginia Flores, publicaron por primera vez en medio siglo, que sepamos, de dos representaciones de plantas o cimientos de sendos ingenios divulgadas en publicaciones, la única en la que se intenta mostrar al menos la ubicación probable de la rueda hidráulica o noria de la maquinaria del molino propiamente dicho dentro de las instalaciones de un ingenio, concretamente en el caso del ingenio de Diego Caballero.

Imagen 1.Ingenio Boca de Nigua, San Cristóbal. Delante de esta pared pudo haber estado la rueda hidráulica que, activada por una corriente de agua que la golpeaba en su parte baja llegando por el lado derecho, movía la molienda localizada en el interior del ingenio, mediante un eje horizontal que entraba por el hueco mayor que se observa en la pared. (Fuente: CUNY Dominican Studies Institute en Flickr.com)
Imagen 2. Ingenio Boca de Nigua, San Cristóbal. En el espacio angosto al centro de la foto pudo haber estado colocada la rueda hidráulica vertical que, mediante un eje horizontal que entraría por el agujero de la izquierda hasta la molienda a la que haría girar. (Fuente: CUNY Dominican Studies Institute en Flickr.com)

En esos últimos quince o diez años, sin embargo, y tal vez condicionados por esa especie de agotamiento que a veces produce investigar un tema sobre el que parecen no existir más fuentes informativas fácilmente accesibles, también caímos posiblemente en un estado de desatención que nos impidió plantearnos si en los territorio de la metrópolis ibérica pudieron haber sobrevivido restos materiales que nos dieran alguna pista visual y física de lo que fueron las instalaciones mecánicas de aquellos primeros ingenios o agro-factorías azucareras.

 

Después de todo, habíamos llegado ya a la conclusión de que la tecnología de la molienda de las primeras plantaciones azucareras dominicanas había sido traída de las Islas Canarias españolas, previo traspaso desde las Islas Madeira portuguesas a fines del siglo XV.  Y sabíamos que ya antes de la implantación azucarera portuguesa en las Madeira, había habido un desarrollo considerable del azúcar de cañas en el territorio árabe de Al-Andalus que, a grandes rasgos, abarcó el sur (Andalucía) y el sureste y este (Levante) de lo que hoy es España desde tiempos medievales y que continuó existiendo allí en los siglos modernos.

 

Supervivencias museísticas en la antigua metrópolis

 

Pero en años más recientes, y revisitando el tema a partir de los mismos trabajos de investigación histórica previamente realizados, pudimos comprobar que sí se cuenta hoy con muestras del equipamiento de prensas y molinos ibéricos de los tipos que, según todos los indicios, se usaron en La Española del siglo XVI en la molienda de cañas para la fabricación de azúcar.  Un tipo lo constituyen las prensas olivareras o aceiteras antiguas llamadas “prensas de viga y quintal” que se han conservado en algunos almazaras o molinos olivareros antiguos de varios lugares de la región de Andalucía, mientras que otro es un caso más peculiar constituido por la única reconstrucción que se ha hecho hasta ahora en el mundo (hasta donde sabemos) de un molino de rodillos horizontales del tipo temprano-moderno, en la ciudad de Motril de la costa mediterránea de Andalucía.

 

En días del recién pasado mes de octubre de 2022 pudimos por fin visitar y explorar ambos tipos de instalaciones por primera vez durante una estadía en España, y debido a que –por su casi nula mención en publicaciones historiográficas desde que se fundó– se pueden considerar escenarios poco conocidos entre los estudiosos de los inicios del colonialismo español en América y en particular en La Española, y menos entre el gran público, se comparten en esta crónica unas impresiones iniciales sobre los mismos, acompañadas de algunas fotografías que hicimos de ellos durante las visitas. (Todas las fotos son del autor excepto donde se mencione una fuente diferente.)

 

En primer lugar nos referiremos al Museo Preindustrial del Azúcar de la ciudad-municipio de Motril, localizada en la franja costera mediterránea de la actual Provincia de Granada, heredera del antiguo reino del mismo nombre en Andalucía. (              Imagen 1.) El museo, fundado hace alrededor de una década, está instalado aprovechando el mismo sitio y espacio donde se encontraron los restos arqueológicos del antiguo Ingenio de La Palma existente en el siglo XVI junto a la villa bajomedieval de Motril.  De las antiguas instalaciones del siglo XVI ha sobrevivido todo un conjunto de estructuras constructivas de cimientos de paredes y de piezas de piedra tallada que eran parte de los mecanismos de trituración usados para extraer el jugo o guarapo de las cañas que luego se hervía para convertirlo en azúcar cristalizada.

Imagen 3. Fachada actual del Museo Preindustrial de la Caña de Azúcar, en la Calle Zafra, en el Municipio de Motril, Provincia de Granada, España.

Animados por un testimonio literario que ha sobrevivido del siglo XVII en el que se describen las máquinas del ingenio como existían por entonces, los estudiosos y autoridades municipales decidieron emprender una reconstrucción de los restos encontrados que pueda dar una idea de cómo funcionaba y cómo se trabajaba en el ingenio por esa época. Dicha reconstrucción tiene como elemento más revelador y novedoso (y más importante aún para todo el asunto de la recuperación museológica de la historia de la fabricación de azúcar temprano-moderna a nivel mundial) la confección a partir de cero, físicamente hablando, de una molienda de cañas de azúcar de rodillos horizontales (Imagen 2) del tipo de las

Imagen 4. Reconstrucción de una molienda de rodillos horizontales parecida a las de los ingenios azucareros de La Española del siglo XVI.  La noria o rueda hidráulica de la izquierda era movida por una corriente de agua conducida por un canal o acequia, y esta a su vez movía los rodillos entre los cuales se exprimían las cañas.  Museo Preindustrial del Azucar, Motril, Granada, España.

primeras que –según todos los datos recopilados en la historiografía del tema hasta hoy, y hechas en carpintería– se comenzaron a usar desde fines de la edad media en las Islas Atlánticas Portuguesas, luego en las Islas Canarias Españolas y después en La Española-Santo Domingo desde temprano en el siglo XVI como primer caso de la América colonial.  (La descripción más ilustrativa de estas moliendas azucareras dominicanas del siglo XVI que ha sobrevivido es la escrita por el mercader y viajero italiano Galeoto Çei que se comenta en los dos estudios citados al comienzo de esta crónica.)

Imagen 5. Vista de la recreación de una noria o gran rueda hidráulica de madera inserta en su parte inferior en un canal o acequia por la que le llegaba el agua que la hacía mover y traspasar su movimiento giratorio a la molienda o máquina de moler con rodillos horizontales ubicada más atrás.  Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.

Aunque los datos que la historiografía sobre el  tema del azúcar de la Edad Moderna ha recopilado hasta ahora no parecen indicar que antes de mediados de la segunda mitad del siglo XVI se haya practicado en la Península Ibérica ni en regiones de ella como Andalucía el uso del molino azucarero de rodillos (frente al molino de muelas de piedra de tradición bajomedieval), la reconstrucción del molino horizontal de rodillos de Motril basada en una descripción documentada de su presencia en ese lugar al menos en el siglo XVII, tiene para el conocimiento del caso dominicano del siglo XVI el gran interés.  Y es que puede argumentarse razonadamente que, muy probablemente, esa reconstrucción exhibida en Motril sea válida para imaginar y entender mejor cómo pudieron ser los primerísimos molinos azucareros de rodillos horizontales dominicanos de esa centuria hasta que fueron sustituidos por los de rodillos verticales que ya para el siglo XVIII parece se habían convertido en el tipo dominante por sus ventajas productivas, y que son la base de los poquísimos trapiches de rodillos verticales que milagrosamente han sobrevivido en los ámbitos rurales dominicanos hasta el siglo XX y en pocos casos hasta este mismo siglo XXI.  (Una explicación detallada de todo esto se ofrece en los trabajos de Stevens-Acevedo ya mencionados.)

Imagen 6. Molienda de rodillos horizontales dobles de madera reconstruida según las usadas en los ingenios azucareros de La Española del siglo XVI.  El movimiento se les transmitía mediante ejes y engranajes conectados a la rueda motora llamada noria. A los rodillos se les llamaba “ejes”.  Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.
Imagen 7. Figura a escala humana de un operario de una “aduana” o ingenio azucarero temprano-moderno mostrando como se insertaban las cañas de azúcar para molerlas entre los rodillos horizontales. Este fue el procedimiento usado en La Española al comienzo de la industria azucarera en el siglo XVI para moler las cañas.  Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.

En otras palabras, consideramos y proponemos que hasta prueba en contrario y ante la falta de reconstrucciones más o menos integrales y documentadas en República Dominicana de lo que fueron los primeros molinos o ingenios azucareros coloniales dominicanos, usemos como modelo y representación de dichos ingenios el molino de rodillos horizontales reconstruido en el Museo Preindustrial del Azúcar de Motril, entendiendo la salvedad expresada por los profesionales de dicho museo de que se trata de una reconstrucción hecha en unas proporciones físicas mucho menores (tal vez tres veces menores) de las que se estima que el molino original real, y los de su tipo en la época, probablemente tuvieron.

 

Se trata el anterior de un dato constructivo que no es difícil de imaginar cuando consideramos las dimensiones y complejidad de otras obras de ensamblaje de carpintería de la época de las que quedan muchas más evidencias documentales, gráficas y físicas, como es el caso de la construcción de naos o barcos con capacidad para albergar docenas de tripulantes, viajeros y cargamento y para resistir en su estructura nada más y nada menos que los embates del oleaje de los océanos.

Imagen 8. Figura parcialmente oculta entre las ruedas y engranajes de la molienda de un obrero cañero en posición de insertar cañas entre los rodillos horizontales.  El tamaño de la estructura de estas instalaciones de los ingenios durante la Edad Moderna preindustrial (como el caso del período colonial dominicano) pudo haber sido mucho más grande en el caso de los ingenios de mayor capacidad productiva.  Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.
Imagen 9. Rodillos horizontales o "ejes", vistos desde abajo hacia arriba, en la reconstrucción de una molienda azucarera del siglo XVI tal y mostrando su conexión con la estructura de ruedas dentadas que los movían.  Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España

Un segundo elemento del también llamado Museo del Azúcar de Motril que nos interesa para el caso de la memoria histórica (y el conocimiento historiográfico) de los primeros ingenios coloniales dominicanos (y latinoamericanos) es su muestra de una prensa de viga y quintal o prensa de husillo, exhibida en su caso en su impresionante tamaño original por tratarse o de una prensa real conservada de siglos pasados o de una reconstrucción que reproduce las gigantescas dimensiones de otras varias prensas similares de varios siglos de antigüedad efectivamente conservadas en cortijos y haciendas agrarias de Andalucía y otras regiones de España.

Imagen 10.  Prensa “de viga y quintal” de madera de las usadas en tiempos medievales en España para exprimir aceitunas, y  del tipo usado en los primeros ingenios coloniales dominicanos, cuyas gigantescas proporciones se pueden apreciar en comparación con la figura a escala humana de un operario que se observa al fondo. En el suelo tallada en piedra se puede apreciar la base circular ranurada del punto debajo de la prensa donde se colocaba el material a ser exprimido bajo el enorme peso del aparato. Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.

Las prensas de viga y quintal o de husillo consistían en un gigantesco dispositivo alargado de madera en posición horizontal articulado por un extremo sobre un apoyo o pilar vertical (como una grapadora de escritorio gigante) y bajo el cual se colocaba un receptáculo con las cañas que se iban a exprimir, y cuyo extremo contrario se movía hacia abajo mediante un gran tornillo o huso vertical, para ejercer la presión sobre el contenido del receptáculo, se utilizaban para hacer un segundo y final exprimido de las cañas de azúcar, a base de presión vertical ejercida por su enorme peso de toneladas, después de haber pasado las cañas por el molino de rodillos, y de ellas salían los restos de las cañas convertidos en bagazo.

Imagen 11. Detalle del punto de articulación de la prensa de viga hecha en madera y usada para la extracción del guarapo de las cañas de azúcar. La presión se lograba retorciendo un tornillo vertical o husillo instalado en el extremo contrario de la prensa que la hacia descender y que no se incluye en la foto. A la derecha en el suelo, la sección donde se amontonaban las cañas para ser prensadas por el peso de la prensa y donde caía el jugo de las cañas antes de ser trasladado. Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.
Imagen 12. Figura a escala humana de un obrero haciendo girar el husillo o tornillo vertical que permitía hacer bajar la gigantesca prensa de viga para exprimir con su peso las cañas amontonadas debajo de su extremo contrario, observable al fondo a la derecha de la imagen.  Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.

Sobre estas prensas de viga tal y como han sobrevivido en la región de Andalucía en general hasta el día de hoy contamos con la magnífica publicación titulada Cortijos, Haciendas y Lagares en Andalucía.  Arquitectura de las Grandes Explotaciones Agrarias (2010), publicado por la Consejería de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía (gobierno regional autónomo de dicha región autónoma de España).  En dicha publicación se ofrece unas magníficas representaciones dibujadas que ilustran muy claramente el diseño, estructura y dimensiones de estos artilugios productivos.

 

En el caso del Ingenio de la Palma exhibido en el museo de Motril son observables las bases de piedra de cuatro de estas grandes prensas ahora desaparecidas, bases en las que son observables todavía las horadaciones que servían de punto de encaje de sus soportes verticales, y que al tratarse de un número de cuatro nos dan una idea de la magnitud productiva de este ingenio al menos en su momento de mayor producción.  El uso de este tipo de prensas en La Española durante la primera mitad del siglo XVI fue claramente descrito por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo y se puede consultar mediante las referencias citadas en los trabajos de investigación mencionados al comienzo de esta crónica.

Imagen 13.  En suelo del yacimiento arqueológico del antiguo Ingenio de La Palma conservado se observan las áreas circulares paralelas por encima de las cuales se supone que se ubicaron longitudinalmente sendas prensas de viga y quintal paralelas a la mostrada en el centro de la foto. Museo Preindustrial del Azúcar, Motril, Granada, España.

El otro lugar que visitamos fue la hacienda olivarera Guzmán (Imagen 14) en las inmediaciones rurales al este de la actual ciudad de Sevilla a unos 14 kilómetros del centro histórico de la misma.  Se trata de una finca agrícola olivarera que dataría de fecha tan antigua como el siglo XVI y que, para sorpresa nuestra, podría tener de hecho alguna relación histórica con Santo Domingo porque, según se nos explicó, siendo una de las  propiedades agrarias del cabildo eclesiástico de la Catedral de Sevilla de entonces, habría tenido como primer administrador, bajo la supervisión de ese cabildo, nada más y nada menos que a Bartolomé Colón, uno de los hermanos de Cristóbal Colón y fundador reconocido de la Ciudad de Santo Domingo en 1496.

Imagen 14. Fachada principal del complejo habitacional y manufacturero de la Hacienda Guzmán, zona de La Rinconada, en las afueras de Sevilla, España,  propiedad de la Fundación Juan Ramón Guillén. El establecimiento de esta hacienda olivarera ha sido datado en el siglo XVI.

Compuesta por una gran extensión de cultivo de olivos y por unas edificaciones de residencia y de manufactura del aceite (que, por cierto, recuerdan mucho la distribución genérica de cañaverales o tierras de cultivo, por un lado,  y las “casas” o edificaciones de fabricación del azúcar de los antiguos ingenios o haciendas azucareras), la Hacienda Guzmán de Sevilla ha conservado las instalaciones tanto de una almazara o antiguo molino aceitero con molienda de “muelas” o rodillos cónicos de piedra, con la que se hacía una primera molienda o machacado de las aceitunas (Imagen 15), así como una antigua prensa “de viga y quintal” o “prensa de husillo” (Imagen 16) bajo cuyo peso se hacía la segunda extracción de aceite mediante prensado o exprimido de los restos del orujo o masa de aceitunas previamente molida por las muelas.

Imagen 15. Molino olivarero de muelas de piedra cónicas de confección tradicional como los usados en la Edad Media en España. Proveía un machado y una extracción preliminar de aceite de las aceitunas, tras el cual la misma masa molida u orujo se pasaba a la prensa de viga y quintal para una segunda extracción.  Aunque inicialmente en España se aplicó este tipo de molino en los comienzos medievales de la producción azucarera, para cuando esta agro-industria se implantó en La Española y América en el primer cuarto del siglo XVI, este molino se había sustituido por el molino de rodillos horizontales de madera, y al parecer nunca se usó en la confección de azúcar en Santo Domingo.  Lo que sí pervivió en La Española fue el segundo exprimido mediante prensas.  Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.

Para los fines de una comparación reconstructiva respecto a los primeros ingenios coloniales dominicanos, la Hacienda Guzmán de Sevilla nos interesa como un segundo caso de agro-factoría que hacía uso de la prensa de viga, tal y como se hizo en La Española-Santo Domingo, pero no así su molino de muelas, puesto que este mecanismo, que al parecer se usó en la producción inicial de azúcar en la España de los siglos medievales centrales pero que luego fue sustituido precisamente por la molienda de madera con rodillos que mostró ser más apta para la labor.

Imagen 16. Prensa de viga y quintal olivarera, vista desde su extremo frontal.  En primer plano el gran tornillo o husillo vertical, basado en el “quintal” o rueda de piedra horizontal, con los manubrios transversales con cuyo giro se controlaba la bajada de la prensa con que se exprimía el montón de cañas colocado bajo el extremo contrario de la prensa, visible al fondo.  Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.
Imagen 17. Sección trasera de una prensa “de viga y quintal” aceitera tradicional mostrando el punto y plataforma donde se colocaban por capas, encima de  seras o bandejas de paja superpuestas, las aceitunas ya machacadas en el molino para someterlas a un segundo exprimido.  Se supone que algo similar se hacia en los ingenios coloniales con las cañas de azúcar después que se pasaban por el molino de rodillos. Nótese la canaleta en el suelo para conducir hacia un depósito inferior el aceite o jugo de la fruta exprimida.  Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.
Otra imagen del punto de exprimido de las aceitunas en la parte inferior de una prensa de viga, con forma de plataforma acampanada de base plana para aplastar las aceitunas superpuestas en las seras.  El misto artilugio se usó en La Española en el siglo XVI para aplastar y exprimir cañas de azúcar después de pasar por el molino de rodillos.  Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.
Imagen 18. Plataforma de aplastamiento de las aceitunas y las cañas de azúcar en la parte inferior de una prensa de viga y quintal tradicional de época moderna.  Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.
Imagen19. Dimensiones de la plataforma acampanada de prensado de una prensa de viga y quintal comparadas con una persona de unos 5 pies de estatura.  (Cortesía de Sarah, miembro del personal de la Hacienda Guzmán.  Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.)

Cabe mencionar asimismo que en la Hacienda Guzmán encontramos otro elemento que nos hizo recordar el proceso usado en la elaboración del azúcar de cañas tal y como aparece reflejado en los restos del Ingenio de La Palma de Motril y como sabemos que se hizo durante todo el tiempo en que existió la manufactura preindustrial colonial tanto de Santo Domingo como del resto de las Américas.  Tras el prensado y extracción final del aceite de las aceitunas de turno, dicho aceite se sometía a un proceso de refinamiento durante semanas mediante su depósito secuenciado o sucesivo en una serie de grandes tinajones de sedimentación en los que, mediante un trasvase consecutivo se iba obteniendo un producto cada vez más puro o limpio de impurezas que iban depositándose al fondo de esos receptáculos, hasta que el depositado en el último tinajón quedaba listo para consumo.

Imagen 20.  Cuerpo de una prensa aceitera de viga y quintal, visto desde su punto delantero hacia atrás. A los lados, los tinajones donde se obtenía la limpieza del aceite mediante sedimentación de las impurezas en receptáculos sucesivos. Hacienda Guzmán, La Rinconada, Sevilla, España.

Ante esta última práctica olivarera en particular, y sabiendo de la transferencia de la tecnología de las prensas desde la manufactura de aceite a la manufactura de azúcares por lo menos desde comienzos de la Edad Moderna,  es inevitable preguntarse si también este aspecto de la confección aceitera pudo haber tenido alguna influencia conceptual en la práctica azucarera del hervido del guarapo o zumo de las cañas de azúcar en sucesivas pailas o calderas, sometidas a distintas cantidades de fuego, como mecanismo de gradual espesamiento, densificación o melificación del sirope de las cañas hasta la obtención del “punto” final de cocción que permitiera la posterior cristalización espontánea en azúcar de la melaza así cocida.

 

Finalmente, digamos que sobre la Hacienda Guzmán quedan por determinar de nuestra parte varios aspectos para establecer si acaso hubo alguna relación real entre esta hacienda agro-manufacturera de Sevilla de la temprana Edad Moderna y el Santo Domingo colonial temprano.  Las fechas y los detalles de la participación de Bartolomé Colón a comienzos del siglo XVI como primer administrador de la finca entonces llamada Hacienda San Bartolomé, y la información recibida de que fue una de las haciendas desde la que salieron algunos de los primeros aceites de oliva que cruzaron el Atlántico desde Sevilla hasta las entonces “jóvenes” colonias americanas, para suplir  así a colonizadores ibéricos que no tenían otra manera de adquirir un componente tan básico de su dieta tradicional, justifican la pregunta de si acaso en La Española se llegó a consumir hace ya más de cinco siglos aceite hecho en la misma finca visitada en esta ocasión.

 

Una prensa similar, y al parecer datada en el siglo XVI, existe todavía en estado de funcionamiento en la Hacienda Góngora, una finca vinícola en la localidad de Villanueva del Ariscal, también en la provincia de Sevilla y en las cercanías de “Sevilla Capital” pero al oeste de la ciudad, en la comarca llamada Aljarafe.  No pudimos visitarla durante nuestro viaje por estar cerrada al público en proceso de remozamiento, pero la empresa que la gestiona ofrece de ella un video en su portal digital que muestra algunos momentos de su funcionamiento. En el vídeo mencionado se ve a un grupo de trabajadores acumulando un montón de uvas en forma cilíndrica debajo del cuerpo de la viga principal de la prensa.

Se entiende que el exprimido de las cañas de azúcar previamente pasadas por el molino de rodillos como se practicó en colonias como La Española se hacía mediante un amontonamiento más o menos parecido de las mismas debajo de la viga que entonces era sometido a presión de arriba hacia abajo mediante el giro del husillo o tornillo ubicado en el extremo contrario del cuerpo de la prensa. Imágenes de otros ejemplares de antiguas prensas de viga localizadas en distintos parajes de España se pueden encontrar con el buscador Google usando las frases “prensas de viga y husillo” y “prensas de viga y quintal”.

Potencial museográfico futuro de los sitios de los antiguos ingenios coloniales

En todo caso, sirva esta crónica para proponer formalmente la noción de que ahora contamos con una serie de ejemplares de antiguas máquinas y recreaciones de máquinas de tiempos temprano-modernos en España, y más concretamente en la región de Andalucía, que nos permiten visualizar, y potencialmente reconstruir, de una manera históricamente informada, fundamentada y razonada, lo que fue el equipamiento técnico principal de los primeros ingenios azucareros coloniales dominicanos.

 

Esa recreación a su vez sería un instrumento educativo sumamente útil para que “propios y extraños”, adultos y estudiantes, tengan una idea y una conciencia histórica mucho más certera de las relaciones laborales y sociales que protagonizaron nuestros antepasados de hace quinientos años en una experiencia histórica que fue decisiva para la formación de lo que hoy es la sociedad-nación dominicana.□

 

 

Los dominicanos y quienes visitan República Dominicana para conocer su tierra y su pueblo, merecemos que, cuanto antes, el Estado dominicano, como parte de su responsabilidad educativa y de su oferta cultural, equipe los lugares de la primera producción azucarera dominicana (que fue la primera de las Américas) con reproducciones de las antiguas máquinas que, manejadas sobre todo por la mano de obra de nuestros antepasados negro-africanos esclavizados, hicieron posible la producción gracias a la cual sobrevivió aquella sociedad de la que los dominicanos de hoy somos descendientes y herederos.