"La noticia se regó de que un caballo, caballo ballo, jugaba beisbol, jugaba beisbol. Cuando jugaba beisbol Aquel caballo caballo ballo La bola botó, la bola botó". (El Caballero Pelotero/El Gran Combo de Puerto Rico)
El trio Alou (en realidad Rojas Alou, que los gringos dejaron en Alou para no complicarse la vida con la pronunciacón en español) es mi niñez. Los recuerdo como ahora. Pese a que eran escogidistas y capitaleños, los seguía como si fueran Batman y Robin, Los Supersónicos. Luego, los comandos de Garrison o The Monkeys, esa versión adulterada y fracasada de los fabulosos Beatles.
Toda la vida he sido aguilucho, desde chiquitico. Mi primera niñez la viví en Santiago y eso marcó mi aleatoria y particular afición a la pelota criolla. Sigo siendo aguilucho por la gracia de Diloné, ¡afisealo Tekuibi! y Tony Peña.
Mis deseos aguiluchos y cibaeños nunca chocaron con el Trio Alou. Una hermandad a toda prueba. Profesionalidad, respeto, caballerosidad y siempre dispuestos a que la pelota no sea solo un juego para ganar dinero y fama.
A Felipe Alou lo llegué a ver hace dos años en el supermercado Nacional de Bella Vista Mall. Encorvado y con pasos lentos. Quise abrazarlo pero no lo conozco. No me gusta molestar a las estrellas. Si lo haces, se apaga su brillo y se convierten en seres humanos, mortales, como quien suscribe esta nota.
Ganaban menos dinero, nada que con los contratos millonarios de los Pedro Martínez, David Ortiz, Robinson Canó. Algo que entonces no importaba. Era la pelota romántica, a puro coñazo. No tanto defendiendo los colores patrios, no, resguardando su honor de hombres y de trabajadores Lo de hombres defendiendo su honor se verá raro en estos tiempos en que todos somos correctos y a la vez pusilánimes . Había que tener cojones y ovarios para ser inmigrantes en los Estados Unidos donde asesinaron a alguien como el doctor Martin Luther King y a tantos otros.
Todo lo de arriba es un homenaje a uno de ellos. Acaba de fallecer #jesusrojasalou , uno de los Big One del Trio Alou en los 60. Lo bueno de ponerse mayorcito o de acumular juventudes es el artefacto para viajar por el túnel del tiempo: la memoria. Mi generación los recuerda como super héroes de la Pelota Grande y luego nos enteramos de que a su manera se impusieron ante las embestidas del racismo hard core USA junto a Marichal y otras estrellas de este lado del patio trasero.El pleito era bullyng espeso y humillaciones de todo tipo contra talento , dignidad, valentía y mucho #platanopower. Gracias por todo ! Jesús Rojas Alou.