Aunque Félix Gontier nació en Burdeos, Francia, en 1941, es un destacado artista dominicano. Inició su formación artística en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Santo Domingo en la que el director era el maestro José Vela Zanetti. Durante su tiempo en la escuela, demostró un talento excepcional y fue galardonado con el primer premio de pintura destinado a los estudiantes de Bellas Artes en 1963.
En 1964, Coco Gontier como le conocemos, realizó su primera exposición individual en el prestigioso Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, España. Esta exposición marcó el inicio de una exitosa carrera artística. Con el paso del tiempo, viajó a España y se inscribió en la Academia de San Fernando, pero debido a la contienda de abril de 1965 decidió regresar al país. Fue en ese momento que se reencontró con Alfredo Cordero, quien se convertiría en su socio en el campo del arte.
Ambos trabajaron con numerosos artistas dominicanos, incluyendo a Ramón Oviedo, Ada Balcácer, Teté Marella, Alberto Lestrand, Jorge Severino, Cándido Bidó, Guillo Pérez, Alberto Ulloa, Dionisio Blanco e Iván Tovar, entre otros. Cada artista tenía su propio enfoque y estilo, lo que llevó a la pareja a experimentar y agregar elementos únicos al proceso de impresión de las serigrafías.
En 1966, obtuvo el tercer premio de pintura en el concurso E. León Jimenes, consolidando aún más su posición como artista destacado en la escena dominicana. Como miembro fundador del Grupo Proyecta, Gontier participó activamente en todas sus exposiciones, así como en varias exposiciones colectivas. Sus obras han sido admiradas y reconocidas, y se encuentran en colecciones privadas y en el Museo de Arte Moderno de Madrid.
A lo largo de los años, Coco Gontier y Alfredo Cordero se han convertido en referentes en el campo de la serigrafía en la República Dominicana. Su taller ha sido visitado por artistas y entusiastas del arte, y han dejado una marca importante en la escena artística dominicana. Su trabajo ha sido reconocido y valorado, y ha contribuido al desarrollo y promoción del arte en su país.
Definitivamente, sus obras se distinguen por un estilo único y la habilidad para capturar la esencia y la belleza de su entorno. En ese sentido, tal como les reconocen los críticos de arte, el enfoque artístico ha evolucionado a lo largo de los años, explorando diversas técnicas y temáticas, pero siempre manteniendo su sello distintivo. Por tal motivo, su contribución ha dejado una huella en la historia del arte en la República Dominicana.