El reloj marca las 9:00 de la mañana de un caluroso domingo. Algunos dominicanos están en la iglesia, otros viajan a la playa, la minoría descansa y, los más curiosos, se levantan a conocer una nueva oferta turística y gastronómica.

Ya el tramo de la avenida Duarte con Mella, con intersección de la calle Benito González, se ve repleto de diversos productos de origen asiático y de personas que acuden a comprar lo necesario para llevar un pedacito de Asia a su mesa o en su estómago, pasando por las papilas gustativas.

Es el Barrio Chino, que empezó a construirse en el país en el año 2005 y fue inaugurado en 2008. Allí, en el también denominado China Town de Santo Domingo, es una representación gráfica y latente del gigante asiático ubicado a más de 13,000 kilómetros de distancia de Quisqueya.

Al llegar al lugar parece como si el foráneo se transportara por unas horas a alguna ciudad del continente asiático, debido a la cultura que se observa y las diferentes lenguas extranjeras que se escuchan.

República Dominicana y China Continental son dos naciones que la historia ha demostrado que las diferencias sociales, el rápido desarrollo y crecimiento va más allá de las perspectivas económicas, sino que van unidas por la migración y la actividad productiva y comercial.

De acuerdo con el informe “La migración china en República Dominicana 1961-2018”, elaborado por Mukien Sang, el primer chino que llegó a Quisqueya fue el comerciante José Mock de 39 años, que se instaló en la ciudad de Santo Domingo en 1899 .

Los inmigrantes procedentes de la región asiática que deciden asentar su vida laboral y productiva en República Dominicana se dedican a las actividades comerciales como cabañas, restaurantes conocidos como pica pollo, supermercados que ofrecen artículos de bajo costo y negocios de belleza, actividades que generan puestos de trabajo.

En el Barrio Chino se registran más de 500 negocios de expendio de comida que reciben cada día la demanda de los dominicanos debido a que el servicio es asequible en la compra de productos y alimentos, y se sumergen en la cultura china con sus olores, sabores e idiomas.

Esta comunidad y aérea comercial se caracteriza por transformarse en una calle peatonal cada domingo al mes, para ofrecer a los consumidores y no residentes un espacio turístico, similar a la Zona Colonial.

Bubble tea, takoyaki, pinchos de calamar, xiao long bao, takayaki y dumplings, son algunos de los platos de comida rápida que se ofertan en el rinconcito chino.

Es un máximo de 1 kilómetro, el turista viaja a través de los sentidos. Pero, ¿Qué es viajar? ACENTO lo define en conocer un lugar nuevo, degustar platillos no caseros y sentir la acumulación de millas o kilómetros en la vida.

El Barrio Chino y su mercadito es uno de los lugares más concurridos por los 10.7 millones de dominicanos para pasar y disfrutar unas horas degustando la gastronomía asiática sin invertir en un vuelo transatlántico o solicitar el visado, reservar un hotel y hacer el proceso de migración, siendo una manera asequible de viajar y obtener experiencias.

Aquí, el dominicano y turista no residente encontrará de todo un poco, desde comida callejera, frutas exóticas hasta mariscos. Es un espacio dedicado al disfrute donde muchos se dan cita para vivir la experiencia de conocer, probar y degustar la comida y bebidas asiática.