Recientemente tuve el honor, junto a un grupo de directores de museos estatales y personal técnico, de visitar la propuesta de inmersión del Banreservas en el Centro Cultural, cuyo gesto valoramos positivamente, y más aún, recibiendo la impresionante experiencia e innovadora iniciativa de este banco en el uso de recursos tecnológicos de punta, para mostrar una mirada exquisitamente agradable y envolvente de toda la riqueza de nuestra cultura, paisajes y patrimonios culturales.
Con esta nueva incursión en la cultura, Banreservas sintoniza con otras iniciativas de igual valor que, desde la Presidencia de la República, se hacen para colocar a la cultura como capital agregado hacia el esfuerzo por convertir al país en la primacía del destino turístico regional y puntal en el impacto de la cultura en el desarrollo y el fortalecimiento de nuestros valores culturales, nuestras identidades y del reconocimiento de nuestros más valiosos patrimonios.
Esta experiencia inmersiva, por el momento compite con otras ya de igual naturaleza que se desarrollan en otros países y que son la expresión concreta de cómo el arte, la cultura y los patrimonios de un país, pueden ser bellamente puesto en valor a través de recursos de la tecnología moderna, multiplicando de esta manera su impacto, experiencia emocional, respeto y reconocimiento de nuestros iconos culturales y naturales, así como entrar en el mundo de la tecnología de la mano con la cultura.
Igualmente importante fue para el país, el apoyo decidido de Banreservas y su equipo de dirección, al asumir la transformación de la casona abandonada donde murió Horacio Vásquez, en la ciudad de Tamboril, para transformar el lugar en un agradable espacio cultural, museo y centro comunitario de gran acogida de munícipes, escolares y visitantes a la ciudad, transformándolo en un sitio obligado de visitas, en un espacio de encuentro de sus munícipes y lugar donde se cuenta una historia importante de nuestro país, a partir de la figura de quien fuera protagonista por muchos años de los más destacados acontecimientos de finales del siglo XIX y principios del XX.
El apoyo decidido de la administración de Banresevas y su equipo, junto a la colaboración decidida de la presidencia de la república, del Grupo Estrella, la Fundación Horacio Vásquez, el arzobispado de Santiago, el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento local de la ciudad, el seguimiento de la Dirección General de Museos, han hecho posible que Tamboril, se relocalice en la ruta cultural del Cibao, y se convierta en destino turístico, por la visión en que el proyecto articuló, vivienda y arquitectura tradicional, recuperación de la memoria histórica, paisaje, diseño del lugar y museografía que, bajo la gestión ejecutiva de Banreservas, y en coordinación con la Dirección General de Museos, se logró respetar la memora social, crear un espacio mediador comunitario e impulsar un programa educativo, y de animación cultural, por todos y todas reconocido como efectivo y socialmente legitimado, gracias a la visión de coparticipación lograda con la administración de Banreservas y el sector cultural estatal.
Pero quizás sea la grandilocuente obra de recuperación del icónico Hotel Mercedes de Santiago, asumido como un compromiso institucional de Banreservas y sus directivos, con el fin de recuperar el valor arquitectónico patrimonial del sitio, devolver su prestancia, incluir un museo de arte y hacer en el lugar un Centro Cultural que proyecte los valores identitarios dominicanos con dignidad, profesionalidad, visión integradora y de recuperación de un importante sitio que es referente de orgullo de Santiago, los santiagueros y todo el país, dado el papel que jugó en su momento, como espacio de encuentro social, recreación y de gran valoración arquitectónica.
Esta obra, junta a las demás, a la reiterada participación del Banreservas en la Feria Internacional de Turismo, y junto a sus programas de resonancia en el deporte, la cultura popular, además de la promoción de una línea de trabajo que vincula Banreservas al país, hacen pensar que desde Banreservas se entiende a la cultura como capital agregado, como proyección social, como ente Corporativo y, por supuesto, como parte de un compromiso con el patrimonio cultural, la identidad nacional y la memoria social dominicana, encontrando en el arte y la cultura, un capítulo inseparable de esta gestión, que va entre la consolidación financiera, y la cultural como marca-país.
Carlos Andújar Persinal en Acento.com.do