El doctor José Miguel Gómez, especialista en psiquiatría, ha escrito varios libros sobre diferentes tópicos que se desprenden de su profesión. Dentro de los que se incluye el estudio de la personalidad. Es en este que se inscribe su obra Balaguer visto por un psiquiatra, sus tres vidas.  La misma, toca los aspectos más importantes de su vida desde su infancia hasta su muerte. Dentro del análisis de cada etapa, el autor hace hincapié en la conformación de su personalidad, puesto que su propósito principal es demostrar que gracias a ella pudo mantenerse en el poder por más de cincuenta años.

Este ensayo, luego de exponer la dinámica familiar de Balaguer, el contexto sociocultural que junto a otros elementos conforman su constructo como niño y adolescente pasa a una serie de reflexiones, en la que el autor coteja su comportamiento con las teorías sobre personalidad planteadas por la psiquiatría.  A su vez, analiza cada etapa de su vida política, cada cambio de circunstancia, cada conflicto y cada estrategia para salir airoso en las adversidades, vencer los obstáculos y manejar a su antojo a todos sus adversarios, entre otros factores que les impidieran mantener su único interés; el poder.

Balaguer es descrito como un joven poco sociable, tímido, disciplinado y enfocado en sus propósitos, muy estudioso e inclinado a las letras. Se diferencia de sus contemporáneos por su falta de afección a las actividades propias de su edad, divertirse, enamorarse y compartir en todos los sentidos. Sus inclinaciones intelectuales diferían de los propósitos de su padre, quien quería que su único varón se dedicara al negocio familiar, este disenso junto a la infidelidad del padre procreando otro hijo fuera del matrimonio, según el autor, lo marcarían y repercutirían más adelante en su decisión de no establecer vínculos duraderos con ninguna mujer, ni formar familia, ni reconocer y amar a los once hijos que procreó, al igual que, proteger y mantenerse unido a su madre y sus hermanas .

Doctor José Miguel Gómez.

José Miguel Gómez, no reconoce ningún trastorno mental en Balaguer, ni lo encasilla en un solo tipo de personalidad, sino, que ve en él una combinación de rasgos, que afloraron en cada circunstancia de su vida. Por ejemplo, los rasgos evitativos y esquizoides lo llevaron a no establecer relaciones amorosas duraderas, o no decidir casarse o comprometerse. Se acercaba a alguna mujer, le declaraba afecto, pero no podía mantenerlo por largo tiempo. Sus refugios eran de evitación de contacto que le daban seguridad, armonía, control de sí mismo como persona. Su introversión, timidez, frialdad y apatía por los demás conforman un ser humano de emociones controladas que da poca importancia a las actividades gregarias.

Asimismo, otros rasgos incidieron en la formación de su liderazgo y se manifestaron en cada etapa de su vida política y del ejercicio del poder. Fue un líder autodirigido, dio demostración de flexibilidad o adaptación al manejo de las circunstancias para responder a las necesidades, adversidades, crisis y conflictos. Fue egocentrista, personalista, pragmático, populista, clientelista, que supo como gerenciar las emociones, su conducta y comportamiento, para lograr su propósito personal y su única y válida necesidad existencial: el poder.

Los rasgos obsesivos, esquizoides, histriónicos, solitario, de pocos amigos, huidizo, callado, sin demostrar interés sin ganas de nada, pero a la vez frío y distante, de afecto administrado, de emociones controladas, sin arrogancia y de poca visibilidad y demanda social se complementaban con los de Trujillo narcisista, obsesivo, antisocial con una percepción exagerada de su ego, un ser social capaz de cualquier cosa, buscador insaciable del reconocimiento, la validación y el poder. Dicha complementariedad los mantuvo unidos por treinta y un año. Terminaron admirándose, reconociéndose, respetándose, necesitándose uno y otro. Ambos ambicionaban el poder uno lo mantenía y el otro lo deseaba y lo esperaba.

Otro rasgo fundamental en la personalidad de Balaguer es el pasivo-agresivo, el cual le permitió, castigar, vengarse y manipular a sus adversarios a su conveniencia y en el momento preciso. Controló y anuló a Augusto Lora, silenció y anuló a Fernando Álvarez Bogart.  Lo mismo hizo con Víctor Gómez Bergés y Jacinto Peinado. Controló a los militares, se la cobró a Jorge Blanco, manipuló a Bosch y a Peña Gómez. Controló dividió y anuló la izquierda. Cada acción en su momento con tácticas políticamente incorrectas y utilizando cualquier medio para mantenerse en el poder.

Como se ha visto, este ensayo no pretende fijar postura política, ni juzgar y mucho menos empatizar con nadie. Persigue una mirada desde otra perspectiva a un líder político que usó cuanto método pudo para conseguir sus fines, sin reparar en cuestiones éticas y humanas. Un líder que permitió las acciones corruptas e inescrupulosas de sus colaboradores a quienes le llamó incontrolables, insaciables, como muestra de que las conocía, pero manipulaba el discurso hasta convencer a los demás que estaba fuera, lejos de ser parte de estas. Así como, supo vender la perversidad como sagacidad política y su adicción al poder como instrumento del destino para servir a su patria.

Finalmente, este libro es recomendable para quienes quieren ver al personaje fruto de su personalidad compleja. Para aquellos políticos que pretenden replicar sus acciones sin tomar en cuenta que fue el resultado de un contexto sociopolítico diferente, de sus propias técnicas de autodirección y del miedo a la humillación por no ostentar el poder

Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do