El arquitecto y catedrático universitario Cristóbal Valdez puso en circulación su libro Visiones Urbanas del Gran Santo Domingo, en un acto celebrado en la librería Cuesta.
La obra, el tercer libro del reconocido arquitecto y urbanista, fue presentada por Gustavo Valdez, hijo del autor, quien resaltó la pasión y la visión humanista de las ciudades que tiene Cristóbal Valdez, cuando se trata de “soñarlas, diseñarlas y gestionarlas”.
Indicó que el presente libro es una continuación dos anteriores, y que los tres constituyen un proceso reflexivo sobre la ciudad de Santo Domingo.
“El primero de estos Reflexiones Urbanas del 2007 representó una mirada crítica desde la experiencia del oficio de urbanista y consiste en una recopilación de artículos escritos para diarios nacionales, ponencias y cartas hechos por el autor en el intervalo de tiempo que transcurre desde su regreso al país en 1973, después de terminar su maestría en Estados Unidos, hasta el año 2000”, indica Gustavo Valdez.
Detalla que el segundo, Historia crítica de la ciudad de Santo Domingo en el 2015, estudia la historia la ciudad para explicar la urbe actual.
Indica que en esa obra se hace un recorrido por la historia de la ciudad mediante una investigación objetiva y sin prejuicios históricos que desmonta mitos y leyendas urbanas para aportar así un relato integral.
A continuación el texto de la presentación escrito por Gustavo Valdez:
Hoy para mí es un honor presentar Visiones Urbanas del Gran Santo Domingo, tercer libro de Cristóbal Valdez, arquitecto y urbanista de profesión, pero además activista y enamorado de las ciudades por elección. Este urbanista, soñador y optimista a quien tenemos Michelle, mi hermana, y yo el privilegio compartido de llamar primero padre, luego mentor y ya hace algunos años socio, nos ha enseñado desde su actuar, su pasión y compromiso por nuestras ciudades, a tener una visión humanista de éstas para soñarlas, diseñarlas y gestionarlas.
Este libro se muestra como una continuación dos anteriores que pudieran entenderse como varios tomos de un proceso reflexivo sobre la ciudad de Santo Domingo. El primero de estos Reflexiones Urbanas del 2007 representó una mirada crítica desde la experiencia del oficio de urbanista y consiste en una recopilación de artículos escritos para diarios nacionales, ponencias y cartas hechos por el autor en el intervalo de tiempo que transcurre desde su regreso al país en 1973, después de terminar su maestría en Estados Unidos, hasta el año 2000. Luego incentivado por varios colegas y ver la necesidad de estudiar el pasado de la ciudad desde otro punto de vista para explicar la urbe que vivimos hoy desarrolla su segundo libro, Historia crítica de la ciudad de Santo Domingo en el 2015, donde hace un recorrido por la historia de la ciudad mediante una investigación objetiva y sin prejuicios históricos que desmonta mitos y leyendas urbanas para aportar así un relato integral. Aquí el autor se separa del modo tradicional de relatar la historia como una sucesión de hechos y descripciones físicas de proyectos de ciudad para discutir el hecho urbano más allá de lo construido y lo analiza en su dimensión económica, política y social para entender con ojo crítico los acontecimientos que le dieron forma al Santo Domingo de hoy.
En este tercer libro, que se pone hoy en circulación, el autor busca reflexionar sobre el futuro de un Santo Domingo posible. Refleja así su visión siempre optimista sobre nuestra ciudad en un recorrido por los proyectos urbanos integrales que, desde 1975, han sido planteados, pero sin llegar a gestionarse o ejecutarse y que de haberse realizado hubieran permitido que nuestra realidad urbana fuera diferente.
En el contexto de los desafíos y oportunidades que presenta el Santo Domingo de hoy el autor resalta la participación y pensamiento de nuestros recursos humanos que con soluciones locales y creativas han aportado a la generación de estos proyectos no realizados cuando dice y cito “… existe en el país la capacidad, no solamente de los profesionales, sino de las personas, de los grupos sociales, para resolver adecuadamente los problemas de nuestros asentamientos…”. También reflexiona sobre la dura y muchas veces decepcionante realidad de la diferencia de visión entre los “técnicos” y los “tomadores de decisión”, como los “políticos” u otros actores, que en numerosas ocasiones no han permitido la implementación de estos proyectos. Es bajo este contexto, como a los ojos del autor se presenta una oportunidad para exponer todos estos proyectos, tanto estratégicos como puntuales, que concretarían el desarrollo de estas potencialidades de un mejor Santo Domingo.
El libro inicia con una introducción que contextualiza la situación actual y la historia urbana del Santo Domingo metropolitano la cual resume de esta forma y cito: «[…] la ausencia completa de organización ha hecho de esta metrópolis una ciudad congestionada y subequipada, sin destino definido, en la que las insuficiencias cualitativas y cuantitativas de los elementos que la componen son agravadas por la anarquía de su ubicación», además plantea que esta ciudad no es un mero ejercicio de construcción de edificios y calles sino más bien que, cito de nuevo “el área metropolitana de Santo Domingo es la resultante de un proceso político, social y económico”. Apunta sin embargo que, a pesar de toda esta realidad, ha sido posible llevar a cabo muchos eventos y estudios sobre la metrópolis de Santo Domingo que plantean visiones muy válidas, no utópicas para su adecuado desarrollo.
Desde estas premisas parte para situarse en el año 2030 y describir un Santo Domingo en el que estas propuestas han sido realizadas y logran hacer de nuestro territorio un sueño posible.
El texto, que se nos presenta, aborda la organización del territorio en diferentes escalas, desde lo macro a lo micro, iniciando por la visión Metropolitana, que aborda proyectos como el sistema de parques urbanos en la periferia y área rural del Gran Santo Domingo así como el planteamiento de un Plan estratégico supramunicipal liderado por el Ayuntamiento del Distrito Nacional en conjunto con los demás municipios de la provincia agrupados en la Mancomunidad del Gran Santo Domingo. Sobre esto expresa y cito “esta nueva visión de la ciudad fue el marco de referencia para su organización física y la gestión urbana, acorde con los grupos sociales que la componían, para que el área metropolitana y sus localidades se constituyan en el escenario adecuado de sus complejas relaciones y actividades, convirtiéndose en vehículo de promoción individual y colectiva.”
Continúa su relato con una mirada, esta vez, a la escala urbana de ciudad contando, en esta realidad alterna, cómo se configuraron polígonos de gestión bajo un esquema colaborativo- participativo multisectorial que impactó de forma positiva la construcción urbana del territorio. Así nos cuenta se pudieron mitigar los problemas existentes, aportar mayor calidad espacial y mejorar los servicios de la ciudad en un ambiente de gobernanza equilibrado y democrático.
Por último, el autor pasa a detallar los proyectos puntuales que llevaron, dentro de su narrativa utópica, a Santo Domingo a ser y cito «[…] una metrópolis competitiva en los mercados mundiales, basada en la calidad de sus recursos humanos y en la eficiencia de su transporte y servicios públicos». Aquí su narración plantea los aportes hechos a la ciudad por proyectos como la transformación del conjunto energético del Timbeque en parque urbano, el mejoramiento urbano de Villa Juana iniciada por la propuesta del grupo Equis-INTEC ó el proyecto de renovación urbana en la ciudad colonial basado en la experiencia de finales de los años 90 de la Inmobiliaria BHD y de la cooperación Francesa (BHD-PACTARIM), así como proyectos viales de gran envergadura como la prolongación de avenidas o puentes alternos sobre el rio Ozama.
Cuando el lector termine este relato se dará cuenta de que estas intervenciones que van desde la escala metropolitana hasta las actuaciones urbanas puntuales hilvanan proyectos dispersos bajo una mirada común, coherente e integral sobre un Santo Domingo que, aunque se muestre lejano, realmente puede ser alcanzable. También podrá percibir, si ha trabajado o participado en alguno de estos proyectos urbanos, que sueñan con un mejor Santo Domingo, que de alguna forma ha ayudado al autor a escribir este texto y construir esta historia, ya que estos proyectos le han permitido tejer ideas y sueños en un tapete multicolor que se llama Visiones Urbanas del Gran Santo Domingo el cual ojalá nosotros poder convertir, junto a generaciones venideras, en una realidad.
En resumen, el autor insiste en el planeamiento como herramienta hacia el futuro, como una demostración más de su voluntad militante de que, a pesar del desánimo y la impotencia, hay que seguir luchando por un sueño posible. Finalizo con este párrafo y una reflexión …. cito “ El haberla convertido en la ciudad más agradable y visitada del Caribe no ha sido tarea de un hombre ó de un pequeño grupo. Ha sido el esfuerzo de hombres y mujeres que, teniendo una visión clara del futuro, se comprometieron a ejercer un liderazgo que ha incluido a todos los estamentos de la sociedad del Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo en la búsqueda de un futuro con mejores oportunidades para todos”.
Quizás la moraleja que Cristóbal Valdez nos deja en esta historia es que esta visión de un sueño urbano es alcanzable y debe traducirse en una decisión, para lo cual hay que perseverar y no desfallecer pues así lograremos entre todos construir ese Santo Domingo más humano, más vivible al que todos aspiramos.
Gustavo Valdez