Juan Antonio Alix es “Papá Toño”, sobrenombre impuesto por los santiagueros, como modo de expresar su cariño y respeto hacia él, o el “Cantor Popular del Yaque”, como él se autoproclamara en una de sus célebres décimas. Ahora Andrés Blanco Díaz, publica tres grandes tomos, visto como un valioso esfuerzo editorial tendente a rescatar de la dispersión la obra poética de Juan Antonio Alix.
Juan Antonio Alix es el exponente principal de la poesía popular dominicana de todos los tiempos. Aunque algo que el pueblo lector desconoce sobre el decimero, es que “no era hombre de letras formado, pero poseía cierto grado de educación, además de ser autodidacta y de hacer gala de un sentido pragmático extraordinario y de una singular capacidad intuitiva: supo captar la psicología del campesino de la región cibaeña, identificarse con él y ser el intérprete de su realidad cotidiana a través de sus décimas”.(Miguel Collado”.
La obra, Juan Antonio Alix DECIMAS aglutina tres volúmenes. El primero consta de 151 composiciones, distribuidos en 420 páginas, más un extenso prólogo de la autoría de Luis Beiro Alvares, que abarca desde la página 17 a la 49. Una fotografía de Alix con fecha, marzo de 1873, y en el que recoge las publicadas entre 1873 a 1893. El segundo título, que agrupa las composiciones de 1894 a 1904, contiene 206 décimas, recogidas en 441 páginas, y por último, un tercer tomo con 171 décimas, publicadas entre 1905 a 1917 y otras sin fechas, en 318 páginas. Para un total de 528 títulos.
La investigación y cuidado de edición está a cargo de Andrés Blanco, quien es el compilador y editor. La diagramación y diseño de portada corresponde a Editorial Santuario. Mientras que en la portada tenemos el Palacio de Gobierno de Santiago de los Caballeros, impreso en los talleres gráficos de Editora Corripio, S.A.S., en junio de 2023, con una tirada de 1000 ejemplares, Santo Domingo, R.D., para el Archivo General de la Nación, cuyo número para cada volumen es: CDLXXX, CDLXXX1 y CDLXXX11, respectivamente.
La décima, también llamada espinela por ser Vicente Espinel su creador, es una estrofa formada por diez versos octosilábicos con rima consonante que exige una estructura de rima muy estricta (abbaaccddc): el primer verso rima con el cuarto y con el quinto; el segundo lo hace con el tercero; el sexto, con el séptimo y el décimo, y el octavo rima con el noveno. Cito aquí un fragmento ejemplificador:
El Presbítero Ramón =7 + 1=8ª
Antonio Pérez, sabemos, =8b
Que al frente allí lo tenemos =8b
En esta celebración. =7 + 1=8ª
Pues con mucha antelación 7 + 1=8ª
La Iglesia hizo pintar, =7 + 1=8c
Y todo bien adornar =7 + 1=8c
Para que sea más lucida, =8d
La fiesta a la bendecida =8d
Patrona de aquel lugar =7 + 1=8c
De su editor y compilador, Andrés Blanco Díaz, puedo decir que es ensayista, compilador, investigador incansable, crítico literario, corrector de estilo fino, conferencista y educador de por vida. En síntesis, un apasionado estudioso de la palabra escrita, además de un incansable rastreador de textos dispersos y antiguos. Esa pasión sin límite por la investigación lo llevó a estudiar una Licenciatura en Educación, Mención Filosofía y Letras, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde también inició su carrera académica, ingresando como asistente del escritor y poeta Manuel Rueda, director del suplemento literario Isla Abierta del Periódico Hoy (1985), y luego como profesional de la educación, concursó como profesor de Estética y Crítica de arte en la Facultad de Artes, donde actualmente posee la categoría de Adjunto.
Andrés Blanco es de poco hablar, aunque de mucho pensar. Un hombre justo, sincero, fiel y colaborador cien por ciento. Un pensador profundo y de vastos conocimientos en el área del saber. Así lo recuerdo desde 1978 cuando coincidimos en las aulas por primera vez, con la asignatura Let. 013, que impartía la profesora Nora Nivar de Fernández, en la cual, Blanco sobresalía por su dominio de las reglas gramaticales. También por su participación frente al maestro de turno, sea en análisis literario, lingüística, filosofía o morfosintaxis. Después, seguimos tratándonos y compartiendo de manera muy amigable o mejor dicho, tratándome como uno más de la familia, como hermano, durante todo el trayecto de la carrera hasta graduarnos de Licenciado en Educación, mención Filosofía y Letras en nuestra academia universitaria, la UASD, y luego en el Colegio 24 de Octubre, ubicado en Cristo Rey, propiedad de Pedro Blanco su hermano y Domingo Cuello, centro educativo donde nosotros dos impartíamos Lengua Española y Literatura.
Por ahora, me falta añadir algunos datos y condiciones sobre el autor. Y es que a Andrés Blanco nunca le interesó continuar estudios académicos más allá del grado. Dice: ¿cursar una maestría o un doctorado para qué? La razón es que, según él, no es el título lo que hace al profesional, sino la buena lectura, la escritura y la investigación. ¿Para qué más doctores inorgánicos? Él se concentró de manera eficaz a desempolvar textos perdidos y dispersos en el Archivo General de la Nación y cómo podemos ver, Juan Antonio Alix Décimas, es uno de los productos de esos trabajos de su ingente labor investigadora. Más otros cientos de volúmenes sacados a la luz y otros tantos por venir.
Sin embargo, de la pluma de Papá Toño, debemos considerar que hay o hubo una abundante producción poética dispersa, impresa en gran parte en volantes y hojas sueltas que él vendía en la plaza pública, en los mercados y puntos muy concurrido, para subsistir. Había otras compuestas por encargo, así como algunas laudatorias que él entregaba al interesado que le pagaba. Pero hay que anotar también, que el hecho de escribir décimas para Alix era un jobi, y también su medio de vida, por lo tanto, lo hacía por negocio y por necesidad. Posiblemente, esta producción poética está perdida, y da pena decirlo, por ser su único medio de supervivencia, exceda por mucho el millar, y jamás aparecerán.
Si observamos los títulos, encontramos que por lo general, cada uno contiene entre 8, 10, 12,15 y otras con 20 décimas promedio. Mientras otras superan por mucho esa cantidad. Es decir, que podrían formar un pequeño libro por sí solo, como ejemplos:
“Viaje de Gerardo Etanislao por la mayor parte de los pueblos de la República Dominicana en el término de seis meses. (Santiago, 20 de marzo de 1885, con 73 décimas. Páginas 191-209); “El ferrocarril de Samaná a Santiago de los Caballeros”. (1887, con 69 décimas. Páginas 241-252); Apuntes para la historia de San Francisco de Macorís (Santiago, 28 de enero de 1894, con 39. Páginas 17-23); y en el Tomo 2, Diálogo cantado, entre un guajiro dominicano y un papá bocó haitiano en un fandango en Dajabón (El Nacional, 2 de enero de 1875, con 40 décimas. Páginas 55-64)
Nuestro gran humanista dominicano, Pedro Henríquez Ureña —en su libro “Reseña de la historia cultural de la República Dominicana”, (1945)— coloca a Alix en la historia de la literatura dominicana, situándolo dentro de la generación de esos importantes creadores de la segunda mitad del siglo XIX, en la que incluye a Salomé Ureña de Henríquez, Gastón F. Deligne, César Nicolás Penson, José Joaquín Pérez, Francisco Gregorio Billini, Federico Henríquez y Carvajal, Federico García Godoy, Fabio Fiallo, Enrique Henríquez, Emilio Prud’Homme y otros.
En sus décimas, al tomar en cuenta el amplio referente temático que caracterizan sus composiciones, podemos observar que nada de lo que acontecía en su entorno geográfico, en su época, en su región, o en el país y en el mundo le era indiferente, como los temas del humor, de la denuncia, de las celebraciones, de lo amatorio y erótico y de la crítica social o la sátira, el tema socio-racial, predominando siempre en ellas la chispa humorística, cayendo también a tratar con el creole, idioma que parece haber aprendido durante el tiempo en que tuvo que vivir en la zona fronteriza del país, de ahí la décima “El dominicano y el haitiano”. Así lo expresa Miguel Collado en su ensayo analístico de 101décimas seleccionada, veamos:
“Escogimos, para nuestro análisis temático, 101 décimas y las clasificamos en 10 grupos temáticos tomando en cuenta el amplio espectro temático que caracteriza la vasta obra lírica de Alix: de amor, de humor, de crítica social, folclóricas (costumbres, tradiciones y estampas), de tema político, de tema histórico (acontecimientos y personajes), intimistas (familiares y personales), informativas (o noticiosas), de tema haitiano y fábulas.
Los temas más dominantes en la poesía de Alix son los referidos a la política y a la crítica social. Era un censurador de la realidad político-social dominicana de su época”.
Continúo con otra cita del autor:
Esa clasificación temática —que aparecerá en la antología de Alix en proceso de edición: Corroboro, corroboro y otras décimas— tiene, a nuestro modo de ver, un valor didáctico y puede servir de faro a quien se interese en estudiar algún campo temático específico de su obra: el tema haitiano en la poesía de Alix o la realidad socio-política dominicana en la segunda mitad del siglo XIX, por ejemplo. Nada de lo que acontecía en su época, en su región o fuera de ella, en su país o en el mundo, le era indiferente: era como una especie de cronista época: un verdadero juglar del siglo XIX y de principios del siglo XX.
Y era un cronista popular con ese donaire picaresco característico en su persona y reflejado en su obra.
Cabe decir que es un tanto arriesgado intentar hacer una clasificación temática de las décimas de Alix, puesto que en la mayoría de ellas encontramos la concurrencia de temas diversos. Por ejemplo, en «Las juntas de fomento» hay una crítica a los comerciantes inescrupulosos y una defensa del campesino, pero a la vez el poeta informa al público sobre una decisión tomada por el gobierno de turno de crear juntas de fomento a fin de garantizarle al campesino la buena venta de sus productos, evitando ser explotados por los comerciantes de la ciudad, a quienes Alix critica”. He aquí dos fragmentos de sus célebres décimas:
Salí de casa un día
En busca de una mujer
A quien pudiera querer
Como te quiero, alma mía.
Me dirigí a la bahía,
A Sabaneta y Chacuei
Guayubín, Jánico y Mao
Pasando por el Bonao,
Del Dajabón hasta Higuey.
(Amor y Geografía, Pág. 178)
……………….
Del campo un dominicano
Que pasó a vender andullos,
En dos borriquitos suyos
A no sé qué pueblo haitiano,
Así me contó: “cristiano,
¡ni Dio comprende esa gente!
Caicule que laguaidiente
Allá le dicen tafiá,
A lo jalitao llengá
Y penchó ai pan calient.
“Un campesino dominicano”, pág. 47.