Alfonsina Storni es considerada una de las figuras más emblemáticas de la literatura argentina del siglo XX postmodernista, gracias a su destacada trayectoria literaria y su rol como precursora del feminismo en Latinoamérica. Nacida en 1892 en Suiza, Storni desarrolló gran parte de su extensa obra poética entre 1910 y 1938, durante una época signada por el patriarcado y los prejuicios hacia la mujer. A pesar de las adversidades, supo abrirse camino en un mundo de hombres, consolidándose como una de las primeras escritoras en acceder a los círculos intelectuales masculinos.

Desde muy temprano, se interesó por abordar temas revolucionarios como el feminismo, la maternidad, los roles de género, la condición femenina, el deseo de libertad y la autonomía de la mujer, más allá de lo que dictaban las convenciones sociales de su época. Con una mirada crítica hacia la sociedad y una sensibilidad aguda, reflejó en su literatura los dilemas de ser mujer en la sociedad patriarcal argentina de principios del siglo XX.

Uno de sus poemas más conocidos que manifestaba este espíritu desafiante es «Hombre pequeñito», donde se refirió en primera instancia, y de forma irónica, a aquellos varones que deseaban mantener a las mujeres en un lugar restringido.

No obstante, para comprender el trasfondo que subyace en este poema clave de su producción, es necesario contextualizar en su biografía. Cómo Storni forjó su singular voz literaria a contracorriente, sorteando los infortunios propios de ser una escritora independiente en su época. De origen suizo-italiano, pero radicada en la Argentina, vivió una infancia itinerante entre ambos países. Ya desde muy joven, debió sortear dificultades económicas y familiares que le impidieron desarrollar en plenitud su vocación temprana.

Sin embargo, su férrea vocación la impulsó a convertirse en una autodidacta.

Así, pese a las limitaciones, logró publicar sus primeros poemas en revistas rosarinas ya desde 1911. Más tarde, se desempeñó como docente y también incursionó en el periodismo, al fundar junto a otras feministas la revista «Nuestra Causa». Ya instalada en Buenos Aires en la década de 1910, logró consolidar su carrera literaria al publicar sus célebres libros «El dulce daño» (1918) e «Irremediablemente» (1919). Al mismo tiempo, se involucró de lleno en la lucha por los derechos de la mujer mediante sus artículos en periódicos como «La Nación» junto a Carolina Muzzilli, Julieta Lanteri y Salvadora Medina Onrubia: 

«Llegará un día en que las mujeres se atrevan a revelar su interior; este día la moral sufrirá un vuelco; las costumbres cambiarán».

Para 1920, su reconocimiento era tal que pasó a integrar el trío de poetisas sudamericanas más destacadas, junto a Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou. Además, se había posicionado como una de las primeras escritoras en participar de espacios intelectuales masculinos. Entonces, para cuando redactó «Hombre pequeñito» un año antes en 1919, Storni estaba próxima a ostentar un prestigio consolidado por la habilidad de plasmar, de manera más explícita, sus reivindicaciones.

En este marco, analizaremos el poema en cuestión como exponente de su temprano feminismo.

En «Hombre pequeñito», publicado por primera vez en el 1919, en el libro «Irremediablemente», Storni criticó la visión del hombre como aquel que encierra a la mujer, quien deseaba ser libre y poder explotar sus capacidades. Se dirigió de manera metafórica a este «hombre pequeñito», que no logró comprender que, su amada, es más que solo una compañía que le podía otorgar placer, es un ser independiente con deseos propios (Delgado, s.f.).

«Hombre pequeñito, hombre pequeñito,

Suelta a tu canario que quiere volar…

Yo soy el canario, hombre pequeñito,

Déjame saltar».

De esta forma, el poema puso en evidencia la cosificación que sufría la mujer por aquel entonces y reivindicó su derecho a la libertad frente al modelo dominante que la quería mantener encerrada, representándolo en este caso por el «hombre pequeñito», quien no entendía que la mujer es demasiado gigante para estar atrapada en una jaula, incapaz de batir sus alas con la independencia que se merece:

«Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,

Hombre pequeñito que jaula me das.

Digo pequeñito porque no me entiendes,

Ni me entenderás».

De igual modo, «Hombre pequeñito», tiene una estructura sencilla conformada por cuartetas de versos octosílabos con rima abrazada. A través de un tono amable e irónico, la poeta se dirigió al hombre que pretendió mantenerla encerrada en una «jaula». También, siendo un poema clásico de su producción, sintetizó algunas de las principales inquietudes que atravesaron la obra y su pensamiento.

La voz poética se presentó como un «canario» que anhelaba volar libre, en referencia metafórica a cómo se sentía la autora, encadenada por la opresión masculina a cumplir un rol pasivo y doméstico. Reclamando así su derecho a la libertad, frente a quien solo la veía como un objeto que daba placer:

«Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
Ábreme la jaula que quiero escapar;
Hombre pequeñito, te amé media hora,
No me pidas más».

De este modo, el análisis del poema «Hombre pequeñito» permite adentrarnos en su mirada pionera, que logró adelantarse a su tiempo al cuestionar los roles y estereotipos establecidos.  Se trata de uno de los textos más explícitos de Storni en su cuestionamiento a ciertos roles de género, utilizando una ironía incisiva que la caracterizaba.

Asimismo, el poema reflejó, con una gran maestría, las vicisitudes de la voz femenina frente a la imposición de la cosificación y la servidumbre por parte del varón. En paralelo, puso de relieve la incomprensión del otro en querer dominarla, situación que la autora ya había experimentado en carne propia. En adicción a esto, la obra logró sintetizar el contexto y los conflictos personales de Alfonsina Storni respecto a la condición de la mujer en la sociedad patriarcal, valiéndose de imágenes sencillas, pero efectivas, que desnudan la realidad subyacente.

Se trata de uno de los primeros textos en cuestionar abiertamente las ataduras impuestas a la identidad femenina.

A casi un siglo de su creación, «Hombre pequeñito» continúa resonando con vigencia. En él subyace su denuncia de las desigualdades de género al incorporar de manera magistral temáticas modernas como la autonomía corporal y la cosificación femenina. Sin embargo, pese a los avances conseguidos, sus líneas manifestaron problemáticas que perpetúan en nuestros días.

Además, con este poema, Alfonsina Storni se anticipó a su época en plasmar de manera directa las problemáticas que enfrentaba la mujer. Por mi parte, lo que más destaco y disfruto de aquellas estrofas, es su tan marcado tono irónico, desmontando la figura del «hombre pequeñito» como aquel incapaz de comprender la naturaleza del otro más allá de su propio beneficio, tal y como vemos que aún pasa en tiempos actuales.

Considero que ella mostró una perspectiva profunda e innovadora para la sociología y literatura de inicios del siglo XX. Ya que, mientras la mayoría de sus pares varones aún reproducían estereotipos marcados de ese entonces, Storni supo plasmar con agudeza las ataduras impuestas a la mujer y la necesidad de su emancipación. De esta manera, se posicionó como pionera del feminismo a través de la palabra escrita, abriendo con ello un camino para futuras generaciones.

Con sus poemas consiguió reflejar las inquietudes de sus contemporáneas e instalar en la sociedad una mirada más inclusiva, prefigurando muchos debates que se extenderían en los años posteriores; siendo un legado vigente en la actualidad y un ejemplo a seguir para muchas mujeres que siguen luchando para que se respeten nuestros derechos humanos.

Con su pluma visionaria, Storni se instaló como precursora del pensamiento feminista, a la vez que dejó testimonio de una vida signada por las vicisitudes, pero también por la rebeldía creativa que continúan resonando más allá de su tiempo y lugar. De esta manera, se ganó un merecido lugar en la historia de las letras hispanoamericanas como pionera de la igualdad y voz insumisa, capaz de trascender épocas con su potente legado. 

Por ende, es demasiado triste su fallecimiento el 25 de octubre de 1938 en Mar del Plata, Argentina, como resultado de un suicidio. Los padecimientos de salud derivados del cáncer que enfrentaba desde 1935, sumados a las dolorosas pérdidas recientes de seres queridos, la habían sumido en una profunda depresión. En ese delicado estado emocional, decidió quitarse la vida arrojándose al mar, dejando atrás una destacada trayectoria literaria y como precursora en la lucha por los derechos de las mujeres.

Empero, aunque Storni encontró una trágica salida a los tormentos que aquejaban su espíritu en los últimos años de su vida, no cabe duda alguna que, a través de su escritura y compromiso, ella se convirtió en una figura fúndante del feminismo y la literatura iberoamericana del siglo pasado; estoy segura que su legado continuará resonando con fuerza entre las nuevas generaciones venideras. 

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