Los hombres construimos demasiados muros y no suficientes puentes (Isaac Newton)
En este análisis, pretendo mostrar el efecto perlocucionario que produce el universo semiótico creado por el autor, y la intención aleccionadora que subyace en el libro como conjunto. El libro Hombres sin órbitas, de Héctor Santana, trae consigo un mundo surreal, marcado por el esoterismo, el sincretismo cultural, y conflictos internos en los personajes. Los personajes crecen y decrecen, dejándose atrapar por la naturaleza misma de su ser.
El narrador se vale de una multiplicidad de voces y de ejes temáticos afines para crear el mundo surrealista en el que se desenvuelven las historias. En este mundo, la mujer es el elemento central, el ser omnipresente.
En el universo semiótico de los cuentos, aparecen unas curvas metafísicas, que llevan a un vacío existencial, tanto de los personajes como de los lectores. Donde mejor se recoge ese ambiente es en los cuentos Ungry Young Girls y Terrorismo doméstico. En el primero, se trabaja de modo indirecto el tema del aborto; y se sugiere cierto desdén por la vida, tanto de la madre como la de los demás familiares. En ambos textos, la vivencia del personaje principal parece repetirse, como si en el mismo cuento se tratara de un juego circulatorio. Aunque no se le puede atribuir una intención pedagógica del autor, estos cuentos crean conciencia del drama desgarrador, con sus múltiples consecuencias que implica el aborto y la muerte de un niño especial enfermo de cáncer.
Hombres sin órbitas, refleja la realidad dominicana y universal. En este se puede observar una literatura culta, donde el escritor refleja su propio universo cultural y académico. También se muestra la época del desapego emocional, la tendencia del desequilibrio, y la procrastinación. Los cuentos tocan como eje repetitivo el erotismo atípico y la desilusión.
Erotismo atípico: …Acarició los pechos duro de la jefa de manera uniforme como si le diera forma con la lengua a una bola de algodón azucarada… («Antes de qué»).
El tema de la desilusión, unido por un cordón umbilical a la muerte, está trabajado en No habrás más sol el resto del día. La muerte pinta el cuento, con ese matiz brumoso bañado de un misterio que atrapa al lector y del cual uno se pregunta: ¿fue o no fue?
También se pinta la desilusión en el cuento Bonsoir la société: «Te amo con todo, balbuceó en un tono alegre e insípido. El cuerpo mesmerizado de Ara en la lluvia de virutas ni se inmutó». Se puede notar como no hay repuesta a una frase que provoca una acción y que de algún modo sugiere cierta decepción.
Este cuento Bonsoir la société, da cabida a una multiplicidad de voces narrativas. El lector descubre que se alternan la tercera persona testigo (al inicio del cuento (p. 37), la primera persona (pp.42.43) y la narrativa cambia a omniscientes (p.42).
Tema que pocos escritores cuentistas dominicanos tocan es la escasez o desaparición del agua, (excepto Juan Bosch en Dos pesos de agua y Rodolfo Báez en Gaviota de papel). El autor lo trabaja en el cuento el Estilo de Ligur, vista la historia en el futuro, donde el agua es tan valiosa y pertinente hasta para un brindis, y donde un calcetín es el amuleto científico de su economía. Se refleja la consecuencia del mal uso de nuestra fuente vital y los daños irreversibles. Este cuento deja un efecto perlocucionario de culpabilidad en el lector, quien intuye una advertencia o una denuncia en su fondo.
Otros tópicos lo son la ilegalidad y la haitianidad. La última capa de la cebolla recoge ambos temas. En Bonsoir la Société, se toca el tema haitiano a modo de pincelada; y en Huan Yaun y Terrorismo doméstico se le da un toque singular, pues se trabaja el personaje haitiano no como destino, sino como objeto que da placer. Los cuentos mencionados, se relacionan por el intento de lo imposible, que a veces lleva a la desgracia. En el ambiente se percibe la desesperación que va rumbo al camino de la nada.
La superposición de planos es un tópico trabajado en el cuento La brújula rota. Aquí se ponen a fluir dos historias: una que consiste en la realidad de una joven escritora; y otra que esta misma le dicta a un digitador. Para la escritora, importa mucho la historia que se digita, la de su realidad se superpone a esta y fluctúa de modo diferente, exigiendo a cada paso el interés surreal. De algún modo, lo contado es el reflejo de lo vivido.
El esoterismo es otro aspecto presente en: Bonsoir la Société, Ungry Young Girls, Estilo de Ligur, No habrá más sol el resto del día. Se advierte en los detalles y en el nudo de las historias. En el vudú y en la africanidad que envuelve los cuentos. Este aparece una y otra vez mezclando la realidad de un misterio sin igual.
Hombres sin órbita, lleva a pensar en hombres aislados, solos, que buscan ser su propia gravedad. Se refleja bastante este aislamiento, esa soledad que tiene el hombre, la incomprensión a sí mismo y a la sociedad. La soledad invasora termina llenándolo todo.
Los personajes principales se presentan ausentes, y muy confundidos de lo que buscan; giran muchas veces en el mismo lugar, tratando de llenar ese vacío existencial, esa falta de placer; y muestran una y otra vez el desapego a lo vivido, a los suyos, a la vida misma.
La evocación de la identidad afro, pasa a ser parte del color que envuelven los cuentos. Los personajes, no tienen responsabilidad, ni consigo mismo, ni con los demás; no le interesa más que la búsqueda del placer imposible. El Punto central es el yo, y la existencia absurda.
Superado el aturdimiento que provoca ese mundo surreal y a veces decadente que muestran los cuentos que componen Hombres sin órbitas, queda una honda preocupación por el presente y el futuro del mundo en que vivimos. Queda pensar en el yo ausente que cargamos todos.