¿Qué no se ha dicho o escrito ya de Iván Tovar?
Descomponer las temáticas de Tovar, desde el significado de sus muros, a la complejidad de sus figuras antropomorfas, la carga sexual en sus composiciones o la influencia del plano onírico es abundar más sobre lo que ya otros han analizado con magnífica precisión.
Sin embargo, las nuevas generaciones tienen muy poco conocimiento de la trayectoria y la obra del que, aún hoy, es el pintor dominicano más cotizado en los mercados internacionales y uno de los pocos que realmente elevaron el arte dominicano fuera de nuestras fronteras.
Quizás lo más importante es que Tovar puede ser mucho más. Puede ser un sello, una marca inigualable. Es una identidad estética propia e inconfundible que representa un legado y unos valores que se mantienen vigentes, aunque no siempre evidentes, en nuestra sociedad.
Por ello es vital cuestionarnos, ¿cómo dialoga Tovar con las nuevas generaciones? ¿Cómo lo insertamos en este nuevo mundo en que la digitalización nos arropa cada día más? ¿Cómo convive la obra de Tovar con el teteo y las estructuras mentales de una sociedad tan distinta a la que conoció?
Si queremos que el arte viva, cambiemos de chip
Los espacios virtuales que Tovar imaginó sobre el lienzo son hoy, en buena medida, la realidad cotidiana de una nueva generación, que los percibe sobre la superficie de las pantallas de sus celulares.
La sociedad dominicana, como todo el mundo, se encuentra inmersa dentro de una compleja red tecnológica que puede tanto unirnos como crear burbujas mediáticas, que nos separan de la realidad más inmediata.
Esta red es ante todo una herramienta que debemos empezar a utilizar de manera consciente para revalorizar y popularizar el mundo del arte en torno de sus figuras más importantes.
Lo que las nuevas tecnologías nos permiten es salir de los museos y de las cajas blancas para conectar con un público más amplio y poner a su disposición creaciones artísticas que se pierden en el encierro.
Vivimos en una época en la que es posible llevar la magia del arte a las calles a encontrarse con estas nuevas generaciones. Es posible potenciar el arte y crear conexiones innovadoras, nuevas formas de lectura. Ahora todos, desde sus dispositivos puedan compartir el arte, crear arte, ser parte de él.
Pensemos de manera distinta y aprovechemos esta oportunidad, creemos nuevos espacios para que el arte conecte con los dominicanos, para hacerlo más atractivo a las nuevas generaciones y que su legado no se pierda en el olvido.
A los ochenta años de Tovar le debemos más que un simple homenaje a puertas cerradas. Por él y muchos otros artistas dominicanos que han dedicado toda su vida a lo que más aman, impulsemos el arte más allá de los límites tradicionales.
Llenemos a Tovar de futuro y al futuro de Tovar, para que siga siendo fuente de inspiración.