La presente edición de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo ha tenido, como todas las demás, sus momentos de sobresaltos desde antes de inaugurarse. Siempre es un reto poner en funcionamiento un programa de invitación a la lectura, al (re)conocimiento de los autores y a la producción de libros y cómics en un medio que no es especialmente conducente a estas buenas costumbres. Esto era verdad hace todos los años del mundo cuando don Julio Postigo trabajaba con ese objetivo, continuó siendo verdad a pesar del empuje y la decisión de muchas personas y sigue siendo una realidad todos estos años después cuando se le siguen endilgando sueños sin tener en cuenta realidades, cuando se critican las carencias en lugar de apreciar los aciertos.
Israel como país invitado es una muy buena opción. Ciertamente, las autoridades actuales de ese país están sujetas a muchas críticas –muchas de estas críticas manifestadas por sus propios ciudadanos–, pero no hay que olvidar que ese Estado, con todas sus falencias, aspira a ser el representante de los mejores intereses del pueblo que nos ha legado el documento más leído a través de la historia: la Biblia. Todas las páginas de ese libro, incluyendo las del Nuevo Testamento, fueron escritas por judíos.
Si ese pueblo amaba la palabra escrita hace más de cuatro mil años, tal y como nos lo recuerda Bernhard Schlink, el autor del estupendo cuento “El lector”, actualmente posee uno de los niveles más bajos de analfabetismo del mundo. Entonces, podemos y debemos criticar las peores acciones de sus dirigentes y ciudadanos, pero en términos de producción de historias y de libros es mucho más lo que se puede aprender y por ello se están organizando talleres, charlas y películas donde una decena de israelíes expone precisamente eso.
El segundo gran acierto de la preparación de esta edición ha sido la profundidad y calidad con la que se ha trabajado el homenaje a Jeannette Miller, premio nacional de literatura y prolífica autora. Más de 26 personas estarán hablando o leyendo sus obras en el pabellón que se le ha dedicado. Diversas facetas de su producción serán tratadas en estos días: hay espacio de lecturas de poemas, hay análisis sobre su producción en prosa, hay un reconocimiento especial a su trabajo como orientadora en el terreno de las artes plásticas y hay reflexiones sobre su particular vivencia de la espiritualidad.
Un tercer elemento a destacar es la voluntad de hacer de esta feria accesible a los diferentes públicos. El programa, que abarca la interacción entre diferentes modos de producción de historias, puede ser consultado tanto por fechas como por temáticas, de manera impresa y por vía digital. Además, refleja que, por lo menos en los momentos preparatorios, había la voluntad de ofrecerle espacio a Jhak Valcourt, el escritor cuyo arresto motivó un llamado al boicot de la Feria. Su ponencia se mantiene pautada para el miércoles 30 de agosto, a las 3 de la tarde, en el Pabellón Azul de la Poesía.