“Para el gran caudillo, a quien ahora nos disponemos a entregar a la tierra para que ella reciba como una madre sus despojos mortales, ha llegado fatalmente ese momento supremo. Sea cual sea, señores, la actitud de la posteridad ante su obra y su memoria, desde ahora podemos afirmar que el nombre de Trujillo está grabado para siempre en el material que el tiempo respeta y que es capaz de transformarse, pero no de perecer en la sucesión de las generaciones”[1].

Jose Mesón, el militar desertor de la Marina de Guerra, torturado en la cárcel de La 40, captado por el fotógrafo de ese centro de tortura, Pedro Aníbal Fuentes Berg, tema del documental de Santelises y Barría.

Hoy la República Dominicana conmemora el día que ha marcado la historia contemporánea con el hecho de mayor trascendencia, el cual ha sido denominado Día de la Libertad por el magnicidio de Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien gobernó por 31 años pero tenía más de 40 gravitando en la esfera política y militar del país.

Aprovechando la ocasión, quiero reflexionar sobre los siguientes puntos:

El 30 de mayo mataron al dictador, pero no a la dictadura. Con la desaparición física de Trujillo, era de esperarse un cambio en el sistema político y la estructura política del país, cuestión que podemos afirmar que, 63 años después, aún quedan remanentes del trujillismo en la política y el Estado dominicano.

Trujillo es una realidad innegable. A pesar de que sectores intelectuales iniciaron la tarea de solo dar a conocer las sombras de la dictadura, las cuales son bastante densas, aun así salen a relucir los aportes realizados por Trujillo a la conformación del Estado Moderno Dominicano. No debemos quitarle la sangre a la dictadura, pero no todo fue  dolor y muerte.

Mantener la memoria histórica es fundamental. En la actualidad, existen varios espacios, como fundaciones, que trabajan el tema de la dictadura desde el punto de vista de la resistencia, lo cual es importante en una sociedad que ha sufrido bastante como la nuestra. Sin embargo, también es necesario contar con un espacio educativo y científico, libre de pasiones personales, que muestre los procesos históricos, sociales, culturales y políticos de la dictadura a esta generación y a las futuras.

Concluyo esta breve reflexión diciendo que, a pesar de haber transcurrido más de 50 años, la figura de Trujillo continúa latente en la memoria colectiva del pueblo dominicano, al punto de que muchos añoran un Trujillo nuevamente, quizás por desconocimiento de lo que fue la dictadura de 1930 a 1961. Este es un sentir compartido por la juventud latinoamericana respecto a los regímenes dictatoriales que ellos no conocieron, según informaciones del Latinobarómetro y otros estudios realizados en México y España.

[1] Balaguer, Joaquín. "Panegírico de Joaquín Balaguer ante el féretro de Trujillo." 1961.